El 5 de enero de 2021 publiqué el documento NUEVE RAZONES POR LA NOVENA ESTRELLA y el 19 de mayo del mismo año, junto al Gobernador y otras autoridades, consignamos en el Museo Urdaneta el ante-proyecto de reforma a la Ley de Símbolos para que se apruebe en la Asamblea Nacional. El Dip. Pedro Carreño recibió la propuesta, que el 28 de enero anterior el Dip. Diosdado Cabello –orador de la célebre ocasión en la Plaza Bolívar- se comprometió a votar con las dos manos alzadas, y el Presidente Nicolás Maduro –que me honró citando mis escritos- anunció por mensaje televisivo que gustaba de la idea. Pues llegó el momento. El BICENTENARIO DE LA BATALLA NAVAL DE MARACAIBO debe ser el hito donde logremos esta justa aspiración patriótica. Como proponente y en nombre del colectivo LA NOVENA ESTRELLA invito al Pueblo Bolivariano a reiterar su deseo de tener nuestro astro en el azul de la Patria.
Nuestra propuesta no es chovinista ni localista, es, muy al contrario, inclusiva y con visión geopolítica patriótica. Es justa, además, porque el país no puede seguir marginando de su simbología legal a partes integrantes fundamentales de la República.
La Novena Estrella para el Zulia, que soñamos desde jóvenes, y pedimos a finales de los noventa en pleno Proceso Constituyente, formalizada tal solicitud en 2021 con los argumentos históricos que por primera vez se exponían pública y sistemáticamente, es la puerta abierta esplendorosamente para que surja la Décima Estrella coriana y –por qué no- la Oncena Estrella de nuestro Territorio Esequibo.
No soslayamos la preponderancia de la confrontación simbólica en las disputas por el control del campo de batalla cognitivo.
Así como el Imperio Británico se especializó en problematizar regiones del mundo con disecciones territoriales malintencionadas, sus descendientes norteamericanos padecen una congénita terrofagia que en yunta con ilusiones expansionistas en el vecindario, no descartaron la secesión como jugada bajo la manga.
Nunca el pueblo zuliano aceptó ese vil coqueteo de proxenetas y meretrices del lupanar donde se revuelcan los adictos a la avaricia y el servilismo.
Pero la burocracia de la republiquita burguesa dependiente, prefirió acrecentar las distancias, en vez de abrazar toda la Patria en una Bandera Madre de toda la constelación venezolana.
Tierra y aguas de por medio, los poderes capitalinos no acortaron millas o kilómetros, sino que cerraron nuestra universidad, intentaron borrarnos del mapa, nos enviaron gobernantes postizos, usurparon nuestro pedacito de soberanía popular, se burlaron de nuestro gentilicio, prohibieron nuestras expresiones culturales, destruyeron el patrimonio material y hábitat de la ciudad puerto que comenzó a agonizar en el olvido…
No puede existir el mar soberano de Venezuela sin nuestro Golfo mil veces defendido por mi pueblo orillero: aquí, precisamente donde nace el Mar Caribe.
Imagínense siquiera por un instante: si una enseña de un equipo deportivo es tan importante para sus seguidores, que vemos altos dignatarios ocupados en ensalzarla; ¿cómo será de vital que un pueblo se sienta incluido en los símbolos más trascendentales de su Patria?
Y aquí en el estuario de Maracaibo podemos hablar del significado de esa palabra magnética de neuronas y esencias: Patria.
La historiografía burguesa capitalina se inventó argumentos falaces: que nos incorporamos "tardíamente" al proceso independentista. Falso de toda falsedad.
Cuando llegó la invasión exploratoria de Ojeda y Vespucio en 1499 aquí les salimos a dar combate: ¡¿tardía?! nuestra gesta fue precoz. Y aún en 1607 resistíamos a los invasores europeos dirigidos por el Cacique Nigale, del cual la "historia" oficial no dice ni pío. Más de un siglo tardó la poderosa España en apoderarse del país líquido del pueblo añú originario.
Cuando Urdaneta llevó desde Maracaibo un tercio del Ejército Libertador que triunfó en Carabobo, la región central, desde la capital de Venezuela hasta Valencia, eran realistas: buena distracción les hizo el bravo Bermúdez desde oriente, tan valeroso como eficiente cuando se inspiraba en las metas más sublimes.
Hay mucha tela que cortar en cuanto a lugares comunes repetidos en el oligopolio mediático caraqueño que llegaron a constituir serios prejuicios contra el pueblo zuliano. Sin embargo desde aquí produjimos la riqueza petrolera del siglo XX y parte del XXI que usufructuaron el imperialismo gringo y la parasitaria oligarquía central, sin que nuestro pueblo, la clase trabajadora en especial, nunca traicionara ese patriotismo sagrado (BOLIVARIANO) que heredamos de Urdaneta.
Se llegaron a tramar entregas en predios dictatoriales capitalinos, que la población intuyó como traicioneras, y las combatimos. Pregúntense por qué ningún género musical ha defendido tanto nuestra soberanía sobre la Guayana Esequiba como la gaita zuliana, ni ninguna poesía como la del maestro Ildefonso Vázquez fue tan contundente y oportuna en esa causa irrenunciable.
La Novena Estrella no será una dádiva, ni un favor para agradecer a algún político de turno. Es una presea ganada suficientemente que sólo la torpeza de un pasado mezquino se empeñó en postergar. Más, cuando la injusticia se enseñoreó por tanto tiempo contra un pueblo bueno, las manos que traigan el alivio a la larga espera, serán inmortalizadas en el corazón agradecido de las multitudes y los tiempos.