Al llegar a mi barrio de tantos años, donde hice vida política entre otras vidas, donde tengo amigos entrañables y donde deje el ombligo, tengo que toparme con algún madurista de los que aún quedan, ya ninguno se asume madurista como hace algunos años. El tiempo y la realidad hicieron su trabajo. Pero me encuentro a algunos de esos que parecen seres fantasmales que caminan por las calles recitando letanías para la salvación de su alma.
Lo primero que me asumí hacer con mis amigos de infancia fue recuperar una pared que da a la vereda 1 del sector A, empotramos una imagen de la Virgen de Guadalupe y le pusimos fondo azul y flores pintadas en ese fondo azul, fue una especie de fiesta del barrio y entre cuentos y abrazos celebramos, un madurista me pregunto luego “¿sabes que los católicos están contra la revolución en Nicaragua y también en Venezuela?. Intente aclararle la acerca de la teología de la liberación, de que no importa cómo se hagan llamar los gobiernos lo que importa son los hechos, de los destierros que sufren periodistas, sacerdotes, estudiantes, intelectuales en muchos países que se autocalifican de “revolucionarios”.
A la conversación se sumó una chica que conozco desde hace mucho y en la conversación que a veces tomaba derroteros de discusión en voz alta, comenzaron por decirme el juego que le hacen los maestros venezolanos al imperialismo, claro además comentaban acerca de la necesidad de que fueran despedidos y que se les sometiera a un expediente administrativo, para que fueran separados de la tarea docente de por vida ( la pena máxima en Venezuela es de 30 años) pero en el Venezuela pueden darse penas a perpetuidad. Por lo menos según estos interlocutores.
Seguimos conversando y se colocaban en el colador y hablamos de como la tiranía de Ortega en Nicaragua despojaba de la nacionalidad a cientos de nicaragüenses y luego como aves de rapiña los agentes del orteguismo arrebataban bienes y propiedades a los que antes habían despojado de su nacionalidad: El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha iniciado la noche de este viernes las primeras confiscaciones de los bienes inmuebles de los 94 opositores a quienes despojó de su nacionalidad este 15 de febrero, y a quienes declaró “traidores a la patria”. La primera propiedad ocupada ha sido la de la periodista y feminista Sofía Montenegro, un pequeño apartamento ubicado en Reparto San Juan, en la capital Managua. El condominio se llama Amazonia. https://elpais.com/internacional/2023-02-18/el-regimen-de-daniel-ortega-inicia-la-confiscacion-de-casas-de-los-opositores-despojados-de-su-nacionalidad.html Mis interlocutores o sea mis vecinos maduristas ”vergonzantes” intentaban darle certidumbre, buscaban alguna respuesta creíble (ya se habían reunido diez o más vecinos a escuchar) y a la chica se le salió “ eran traidores y así deben ser tratados los traidores a la patria” un maracucho que andaba por ahí y que maraqueaba un trago solo afirmaba con la cabeza.
Seguía la conversa y ya comenzamos a platicar de los museos y su abandono de cómo están las plazas de Caracas, de la falta de atención, de que solo abren de jueves a domingo de 10 am a 4pm. La respuesta me la imaginaba, pero no podía creer lo que escuchaba “los museos son para los burguesitos”.
La realidad es que discutir con un madurista de esos que intentan hacernos creer que las cosas están bien, aunque las cosas marchen mal. Sin agua potable o por lo menos las de las tuberías es impotable de temer si la bebemos.
Un madurista hablara de autodeterminación, aunque apoyara y enaltecerá la invasión de Rusia a Ucrania, un madurista no se declarara esquirol, aunque pedirá mano dura contra los maestros en justa huelga, un madurista hablara de la libertad de expresión, aunque justificara la inexistencia de medios de comunicación libres, un madurista me dirá “no coloques a la virgen de Guadalupe, le estás haciendo el juego a la jerarquía católica y al imperialismo”.
En fin los días que vienen serán duros, los vientos que soplan son peores para la república y si bien no todos los males del país son culpa del presente gobierno, sería imposible o muy difícil negar que si estuvimos a la orilla del abismo, la única orden del gobierno fue UN PASO AL FRENTE.
Yo sigo apostándole a la salida electoral, democrática y constitucional. No soy un golpista como Pinochet y tampoco como Chávez. Ambos intentaron eliminar los rastros y huellas democráticas de sus naciones, no hago apología ni del 4 de febrero y tampoco del 11 de septiembre ambas fechas son un oprobio y un mal paso en la vida de ambas naciones.
El madurismo es un sector minoritario pero muy poderoso, recursos económicos, mediáticos, judiciales, gubernamentales. Pero no cuentan con la mayoría van por ahí cantando Nathalie y se reúnen para como joder al vecino o repartirle su bolsita de CLAP.
Ninguna crisis es eterna y la crisis en Venezuela está por terminar, vale la pena votar y vale la pena luchar para vivir en prosperidad, sin miedo, sin dolor. Votemos y busquemos juntos una salida democrática y que nos de prosperidad, libertad, tranquilidad.
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