En primer lugar, definamos lo que es una sanción. Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE) "una sanción es una pena que una ley o un reglamento establece para sus infractores". Mismo espíritu recae cuando trasladamos esta definición a la ciencia jurídica y administrativas, en líneas generales, es un castigo merecido a quien infringe.
Existe una gran verdad en el país, los venezolanos no queremos sanciones sobre nuestra nación, es una verdad absoluta. Ahora bien, con esa misma intensidad, aborrecemos las causas que las motivan: la ruptura del hilo constitucional y democrático perpetrado por el chavismo para retener el poder en contra de la ley y la democracia.
Tal como ha hecho la neo izquierda en esta década, busca hacerse del poder, pero con fines retencionistas. En era de Chávez la corrupción recorrió nuestra región como nunca en la historia, no por casualidad todos los presidentes de esa época han sido culpados de corrupción atroz. Con Maduro continúa, pero el principal interés es retener el poder a como dé lugar, por eso la nefasta fórmula de las constituyentes.
Pedir el cese de las sanciones es un suicidio, nos explicamos. Venezuela sucumbió al caos mucho antes de las sanciones. Pdvsa, el sistema eléctrico, el aparato productivo, nuestras reservas internacionales, nuestro sistema de salud, de educación y demás quedaron en ruinas por corrupción y desidia mucho antes que aparecieran los castigos internacionales, la inflación es de mucho mayor data.
Es de nuestra opinión, si en el país hoy no existiesen sanciones no habría diferencia alguna, pues el proyecto heredado de Hugo Chávez sigue normando las acciones de quienes conducen al país, incluso, con mismo recurso humano, Maduro es un calco del expresidente Chávez. Insistimos, si hoy no tuviéramos sanciones tendríamos el mismo desastre país, pero con los organismos de seguridad mejores pertrechados para reprimir, padeceríamos del mismo denigrante sistema Clap con productos de quinta categoría, solo que no llegaría cada 3 meses sino 2, y los actos de corrupción, como el más reciente, no fueran de 3 mil millones sino de 30 mil millones de dólares.
En consecuencia, lo correcto, lo patriótico, lo sensato, no es la simpleza auto flagelante de pedir cesen las sanciones, ello solo beneficiaría al régimen y a sus cohabitantes, porque sí tenemos algo claro en extremo es que el chavismo no exhibe la más mínima señal de querer enderezar al país, al contrario, radicaliza su proyecto con el pasar de los días.
Siendo de ese modo, lo correcto estimado lector, chavista o pro-Venezuela, lo correcto es exigir (y obrar) para que las causas que originan las sanciones cesen, o sea, exigir el retorno de nuestra constitucionalidad, de nuestra democracia… es la única manera que las fulanas sanciones desaparezcan, que un gobierno legal/legítimo no tenga limitantes para representar y administrar nuestros bienes, nuestros recursos públicos conforme al derecho.
La vía electoral es el mecanismo por excelencia para la reinstitucionalización, eso sí, apegada a la ley, a preceptos democráticos. Tengamos cuidado, las elecciones en condiciones mínimas, que desde 2017 trasmutaron a absurdas, fueron la puerta de entrada al infierno que se convirtió Venezuela. De ese modo, sí las elecciones no son como mandata nuestra carta magna, 100% democráticas, no vale la pena votar, pues estaremos contribuyendo a nuestra destrucción. Así, político que pida votar con las actuales condiciones irracionales es un descarado cómplice del régimen. Lo electoral es lo último, antes hay que rescatar la constitucionalidad, la democracia… 24 años de elecciones psuvizadas son suficientes ¿No cree? @leandrotango