La desaparición del dólar como moneda de reserva mundial ha sido un sueño recurrente de varios gobernantes. Mucho se ha especulado al respecto durante años. Romper la hegemonía del dólar, en el contexto del comercio internacional, se ha trazado como una estrategia geopolítica, cuya connotación más profunda es la búsqueda del debilitamiento de las potencias europeas y de los Estados Unidos para impulsar un nuevo paradigma de poder mundial.
En torno a esto, la propuesta del presidente de la República de Brasil, Lula da Silva, para restablecer las relaciones internacionales, se dirige en específico, a fortalecer la presencia de China y Rusia en el escenario mundial como referencias.
El BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Surafricana), es una iniciativa que vuelve al ruedo en un momento de gran conflictividad, generada por la guerra ruso-ucraniana y las tensiones entre China y Taiwán, por el reclamo de ese territorio por parte de China.
Los intentos de desplazar al dólar como referencia comercial del mundo, hasta ahora no ha tenido éxito. Estados Unidos, a pesar de la amenaza de una recesión que se prevée para este año, siguen liderando en la economía y las innovaciones tecnológicas, aún cuando China se haya asomado como una muralla en el campo de la cibernética y la inteligencia artificial.
Se trata de un asunto más allá de la economía. Es la guerra por el predominio geopolítico de las naciones comunistas en contra de occidente. Sin embargo, Finlandia acaba de afiliarse a la OTAN y en espera está Suecia.
La dinámica global deja muchas aristas y expectativas. La invasión de Rusia a Ucrania no parece ser un problema local, es una pequeña muestra del objetivo fundamental de Rusia, que es expandirse hacia occidente y minar la solidez económica de la Unión Europea. Las cartas están en la mesa y el juego se hace cada vez más complejo. Aquí cumplen un papel de aliados de China y Rusia, países como Brasil, Venezuela , Nicaragua, Cuba, entre otros.