El discurso sobre los derechos humanos

"Además de las sanciones económicas y financieras, EE.UU. es bueno en interferir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de otros países mediante apoyar guerras por encargo, incitar guerras civiles, proporcionar armas y municiones y entrenar fuerzas antigubernamentales para contrarrestar países y regiones 'desobedientes'"(Informe de la cancillería china).

El sociólogo francés, Pierre Bourdieu, nos habla del campo como el conjunto de relaciones de fuerza entre agentes o instituciones, en la lucha por formas específicas de dominio y monopolio de un tipo de capital eficiente en él. En este caso se trata del campo de los derechos humanos. En este, cualquiera puede ser, por ejemplo, defensor de los derechos humanos, pero sólo desde el punto de vista de su visión liberal, que hace alusión a la libertad individual y no entender, por razones de intereses, que los derechos humanos trascienden ese aspecto. Que estos tienen que ver, por ejemplo, con los derechos sociales y con la igualdad.

Que, además, los derechos humanos no sólo lo violan los Estados sino también los privados, tanto en una fábrica, un comercio o en una empresa. Pero, también lo hace un privado cuando, por ejemplo, te violenta el derecho a la libre circulación en tu residencia, en tu calle. Debe recordarse que aquí, en nuestro país, se desarrollaron "las guarimbas" y muchos fuimos objeto de la violación a ese derecho.

El discurso de los derechos humanos no puede minimizar ni esconder la violencia en todas sus manifestaciones, tales como la tortura, la guerra, los crímenes de lesa humanidad o algunas de las llamadas "intervenciones militares humanitarias". Además, incluye la violencia en una expresión disimulada pero intensa como es la hambruna, el genocidio, el colonialismo, la violencia étnica y la machista.

Muchos estudiosos e investigadores han sostenido la tesis de que el tema de los derechos humanos ha sido originado en el Norte y han transformado el Sur en un problema de Derechos Humanos, sin que el Sur haya tenido un papel importante en el diseño de sus estrategias y conceptos. Esta posición se basa en las siguientes ideas. Primero, el concepto de naturaleza humana es eurocéntrico, individualista, y como tal no es universal, es un localismo globalizado. En segundo lugar, el paradigma de los Derechos Humanos es bastante "estadocéntrico", trabaja sobre el Estado y sobre las instituciones, y por eso no sabe dirigirse a otros actores que son grandes violadores de los Derechos Humanos, pero que no son el Estado. El Estado es, muchas veces, cómplice de ellos, pero no es el violador directo, y ahí tenemos un primer resultado: hay mucha violencia en el mundo que no se considera violación de los Derechos Humanos.

Por eso es importante tener claro que el concepto de derechos humanos cambia según los intereses políticos, económicos, militares, geoestratégicos y geopolíticos de las distintas potencias y recordarse que EE.UU. y sus aliados occidentales invadieron Afganistán, Siria, Irak, Libia y Yemen bajo excusa de defender los derechos humanos, pero, el verdadero y casi único objetivo era saquear los recursos naturales de estas naciones.

Occidente, con EE.UU. a la cabeza, a pesar de autoproclamarse defensor de los derechos humanos, no respeta estos derechos inherentes y los interpreta según sus propios intereses.

Por ejemplo, EE.UU. inició la llamada guerra contra el terrorismo, después de los ataques del 11-S en su territorio y, bajo el pretexto de eliminar a los grupos radicales, se cometió violaciones a los derechos humanos de las poblaciones involucradas y se desconoció decenas de pactos internacionales.

En ese sentido, el Instituto Watson de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Brown (EE.UU.), acaba de realizar un estudio titulado "cómo la muerte sobrevive a la guerra", en el que se da a conocer las consecuencias de todas las guerras desatadas por EE.UU. tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, en concreto en Asia Occidental y el norte de África.

En el informe se revela que las guerras de EE.UU. desde 2001, so pretexto de la lucha antiterrorista, han dejado más de 4.5 millones de muertos, en Asia Occidental y África.

Además de un millón muertos directos en los conflictos bélicos estimulados por EE.UU., el reporte detalla que, más de 3.5 millones de personas murieron indirectamente por factores relacionados con la guerra, como economías fallidas, pobreza extrema, desnutrición y las enfermedades como el cólera y el sarampión.

El saldo actual podría seguir creciendo debido a los conflictos globales. Por ello, la autora del informe, la antropóloga, Stephanie Savell, ha dicho que "Estas guerras continúan para millones de personas en todo el mundo que viven y mueren a causa de sus efectos", enfatizando que las mujeres y los niños pequeños "sufren la peor parte de estos impactos continuos".

Finalmente, Savell también expone a la luz que las guerras de EE.UU., durante las recientes dos décadas, han causado el desplazamiento de más de 38 millones de personas en todo el mundo.

Así que, el discurso de los derechos humanos desde el lado de EEUU y sus acólitos occidentales, queda al desnudo.



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Franklin González

Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios ?Pedro Gual? del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

 framongonzalez@gmail.com

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