Vivan sanamente y disfruten la existencia

Pasado, presente y futuro

Sábado, 20 de mayo de 2023.- Pasado, presente y futuro.

En ese triángulo temporal danza sin cesar la vida del hombre, de la mujer, del ser humano, hasta que cesa.

Y cesa, de eso podemos estar seguros, no falla.

El Pasado, los recuerdos, lo que ya sucedió, lo que ya pasó, rememoranzas, vagos ensueños, claras ideas y vivencias ya vividas, lo que pasó no sabemos hace cuanto y quedó atrás, a veces aparece como una nube gris, como una nebulosa lejana, otras es tan claro como un día caraqueño dicembrino, restos de memoria, agua pasada.

El Presente, lo que está sucediendo, el ya, el ahora, lo que estamos viviendo, usted leyendo esta nota, niños jugando, alguien en la casa trabajando o viendo una película, bañándose, estudiando, sin hacer nada, vagando, oyendo música, ejercitándose, haciendo yoga o tai chi, bregando con algo, accionando o simplemente observando, estando en un sitio y ocupando un espacio, el momento, que en segundos, en milésimas de segundo, se transformará en el pasado inmediato, lo que ya pasó.

Liga absolutamente íntima de dos momentos entrelazados e inseparables.

El Futuro, lo más remoto, lo que soñamos o aspiramos, lo que viene y no sabemos cómo o hacia a donde va, cómo va a ser, aunque tenemos nuestras ideas al respecto, constantemente nos lo imaginemos, el no se sabe, lo que está por venir, la incertidumbre hecha carne viva, aunque con furiosa persistencia intentamos manejarlo y direccionarlo.

Triángulo presente en nuestras vidas y hay que decirlo, esta es una forma elemental y brutalmente simplista de plantearlo.

Escríbelo para que no se te vaya, para que no desaparezca el pensamiento, escríbelo ya que muchas veces, aun escribiéndolo, se va.

El Pasado, lo ya vivido, lo que se fue, lo que recordamos y que por más que nos esforcemos no volverá y no podemos cambiar, sobre todo su lectura, que suele ser diferente según quien lo rememore, muchas veces me ha pasado, me imagino que a ustedes también, a ti que en el presente lees estas líneas, ¿no ta ha sucedido? que estando con la familia, con amigos, con conocidos, cuentan anécdotas del pasado muchas veces modificadas por quien las narra, eventos donde fuiste testigo o parte del mismo y tú piensas, bueno, un momento, yo estuve allí y la cosa no fue como la están contando, como la dicen, pasa frecuentemente, pasa y seguirá pasando.

Hay quienes viven en el pasado, recordándolo, añorándolo y reinventándolo y reviviéndolo sin cesar, los hay.

Tratando de rearmar cada detalle, de lidiar con ese rompecabezas, de reconstruir cada etapa con precisión de antiguos relojeros y en ello pasan la mayor parte de su tiempo, eso sí, lo disfrutan muchísimo, yo los llamaría pasado céntricos.

La mistificación de lo transcurrido donde muchas veces aparecemos como héroes o como victimas incesantes.

Tenemos una tendencia irrefrenable a modificar nuestra percepción del pasado, sobre todo del pasado personal, aun, del más reciente y adaptarlo a nuestra visión de la realidad, eso parece ser muy humano y muy generalizado.

Por esa y otras razones la historia es tan necesaria y tan drástica, la narración objetiva de lo que le ha pasado a usted, a mí, a la humanidad, a nuestro planeta azul golpeado y reaccionando, a todos los implicados en las cosas del pasado, nos ayudaría a tener una visión un poco más cierta de lo que ha ocurrido anteriormente y permitirá al resto, a los que vienen después, a los del futuro y les interese, a tener una mejor aproximación de los hechos pretéritos.

El pasado es cosa de viejos, eso me dijo un mozo conversando al vuelo en una cafetería, entre risas y aromas de café recién hecho, solo hablan del pasado y en el concentran todas sus energías, al menos eso tienen, le riposté y no aguante la tentación de preguntarle y tú, ¿qué tienes?, se quedó un momento en silencio y finalmente me dijo, tengo al presente y al futuro y quién sabe qué más.

El Presente, el ahora, el hoy, hay quien lo vive de forma frenética y sin medida, arrollando todo a su paso y moviéndose casi con desesperación, los clasificaría, aunque no definitivamente, como momento céntricos o presente céntricos. Es propio de la etapa de la adolescencia, aun cuando no exclusivamente, hay quienes viven sin ser adolescentes con esa velocidad de cohetes descontrolados, y se retrata en esos personajes que viven sin freno, a la carrera, desesperados, como si la vida se fuera a acabar en minutos, en segundos, horas o en unos días.

Y finalmente, El Futuro, la madre y el padre de todas las incertidumbres, de todo lo inesperado, de lo más hermoso o de lo más horrible, lo que deseamos y aspiramos combinado con lo que la vida nos ofrece y permite y algo más, la fuerza de los hados y de los espíritus encargados de sorprendernos con lo inesperado.

El Futuro que siempre nos inquieta y no se cansa de sorprendernos.

Ah, que triangulo este que nos ocupa, no sabemos si es equilátero, pero es triangulo al fin.

Buenos días Venezuela, vivan sanamente y disfruten la existencia.



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Luis Enrique Sánchez P.


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