Venezuela está entrampada. Venezuela, definitivamente, está metida en un callejón sin salida. A la crisis sistémica que atraviesa nuestro país no se le encuentra solución. La misma es explicada según dos versiones. La versión divulgada por el gobierno y sus seguidores dice que la crisis venezolana es consecuencia directa de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea. La otra versión, la que sostiene el sector opositor al gobierno venezolano, indica que la crisis actual es culpa exclusivamente de la mala gestión del gobierno y de la corrupción generalizada.
Como ya estamos en julio del año 2023 y está prevista la realización de elecciones presidenciales el próximo año, la esperanza está puesta en que se le consiga una solución a la crisis. Por lo tanto, los próximos meses serán decisivos en ese sentido. ¿Cuál será la solución? Este es el gran detalle, porque no se palpan síntomas positivos que avizoren una tal solución.
Si se revisan rápidamente las posiciones de ambos bandos, en el actual escenario pre-electoral, se concluye que las mismas son muy diferentes e incluso excluyentes. El gobierno y sus seguidores continúa voceando la consigna según la cual el sector opositor no volverá a gobernar en Venezuela, mientras que el sector opositor insiste en que, de llegar a tomar el poder, no quiere saber nada del llamado chavismo, incluida la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y su Doctrina de Defensa Integral.
Así las cosas, se corre el riesgo de que la actual crisis venezolana se prolongue por unos cuantos años más, porque ninguno de los dos bandos pareciera querer ceder en sus posiciones. Mientras tanto, la mayoría de los venezolanos pudiéramos estar pensando en continuar padeciendo el día a día, en medio de limitaciones, o emigrar a otro país, como ya lo han hecho unos cuantos. Tan sencillo como eso.