Se siguen moviendo las piezas en el tablero electoral. Candidatos a las elecciones primarias de la oposición asistieron a un debate convocado por la sociedad civil con el propósito de discernir sobre las propuestas para atender y resolver los grandes problemas del país. Este debate, aplaudido por unos e ignorado por otros, estuvo signado por el estribillo de las generalidades, ambigüedades y muy escazas propuestas. Nada trascendió. El cierre se convirtió en una escena vergonzosa protagonizada por quienes aspiran dirigir la nación. El país sigue esperando el debate necesario
La dinámica del debate estuvo marcada por preguntas sobre temas puntuales. Si revisamos las respuestas nos encontramos con un discurso coincidente en generalidades y ambigüedades políticas. Tamara Adrián defendió su planteamiento de "un desarrollo productivo basado en una economía de libre mercado" sin mayores explicaciones. Andrés Velásquez mencionó "la necesidad de un programa a mediano plazo para atender carencias humanas y salarios". Caleca advirtió que "salarios dignos solo son posible con inversión extranjera". Pérez Vivas, Delsa Solórzano y Prosperí manifestaron mucho dolor por el país y convocaron a mantener la fe y la esperanza. Nada nuevo, la vieja demagogia con nueva decoración para seguir en el juego de la polarización concertada.
El "mea culpa" de Prosperí lo llevó a afirmar que "los errores cometidos los termina pagando el pueblo. Debemos reconocerlo. .. quizás dos o tres partidos nos creíamos dueños de la unidad". No manifestó propósito de enmienda. María Corina Machado advirtió que "no juega con reglas de corruptos y derrotados" para anunciar su "intención irrevocable de privatizar la industria petrolera comenzando por PDVSA", es decir, subastar los activos estratégicos de la nación.
El impacto social y político del debate es absolutamente negativo para la oposición. El efecto movilizador que había provocado la convocatoria a elecciones primarias comenzó a diluirse. Se cayeron expectativas en amplios sectores sociales. El debate desnudó las debilidades de unos candidatos sin proyecto de país, ni propósito de atender los grandes problemas de la nación. Mostraron sus contradicciones por intereses particulares y en el aspecto económico ninguno presentó propuesta para la reactivación del aparato productivo. Dejaron claro que su esperanza está en la intervención extranjera sin importar la Soberanía Nacional por eso anuncian la privatización de PDVSA. La economía de libre mercado es precisamente la que está aplicando el Gobierno Nacional con sus preceptos monetaristas que destruyeron el salario y el ingreso familiar.
El efecto que había provocado las primarias y la movilización de amplios sectores sociales, obligó a la cúpula del PSUV a dejar la poltrona y salir a la calle. Una contraofensiva que no encuentra eco popular porque el PSUV no tiene capacidad movilizadora sin la coacción de la burocracia institucional para imponer a los funcionarios públicos la obligación de asistir a las marchas. Mientras tanto, la oposición se seguirá fundiendo en sus contradicciones particulares con una guerra de mordiscos y pellizcos financieros hasta que aparezcan los candidatos que recibirán el aplauso de ambos lados. El país seguirá siendo el gran ausente.
En este juego perverso entre gobierno y oposición, se entiende que el Presidente de la República alerte al país sobre una posible ola de violencia. Advertencia basada en el informe del "Wilson Center" de EEUU que plantea una combinación de presión externa e interna con concesiones económicas y políticas que flexibilicen las sanciones y obliguen a la convocatoria de elecciones con todas las garantías electorales.
Del otro lado, se siente el zumbido creciente del descontento popular. El pueblo trabajador sigue su lucha por salarios dignos, rescate de los puestos de trabajo, recuperación de los beneficios y derechos laborales conculcados y reconquista del ingreso familiar para vivir con dignidad. Ahí está la auténtica movilización popular que mantiene viva la esperanza de un pueblo noble y leal al compromiso con la patria. Ahí está la esencia del verdadero debate…el debate pendiente…el debate con el país…EL DEBATE NECESARIO.
