A través de la historia venezolana ninguna dictadura ha sido depuesta por métodos democráticos. El siglo XIX es ejemplo de los caudillos con sus montoneras para tomar el poder político y sostenerse en él por la vía armada. Cipriano Castro, luego de encumbrarse en el poder con la revolución restauradora,fue derrocado en su ausencia del país, por su propio financista y segundo al mando, Juan Vicente Gómez.
El mismo Gómez acabó con los caudillos y fundó la escuela militar a comienzos del siglo XX, y se rodeó de los generales que le garantizaron permanecer en la primera magistratura nacional hasta que murió y de esa única forma terminó su dictadura. Igualmente el dictador Marcos Pérez Jiménez fue derrocado por la vía de la insurrección civil y militar.
El actual régimen de gobierno chavista llegó a Miraflores por la vía electoral con Hugo Chávez pero crearon todas las condiciones constitucionales, militares económicas e ideológicas para perpetuarse en el poder con un generalato aliado y adoctrinado.
Es muy difícil y ni siquiera puede uno imaginarse, que esta neo-dictadura con asesoría y apoyo internacional de gobiernos autoritarios y dictatoriales como los de rusia, China, Cuba, Irán, Nicaragua, pueda realizar elecciones libres, eso no va a pasar. A menos que las negociaciones tengan resultados a favor de la transparencia y el respeto de los resultados electorales , lo que tampoco va a pasar. El CNE con nuevos rectores electos por la roja Asamblea Nacional, será el mismo musiú condiferente cachimbo.
Las elecciones primarias del 22 de octubre de 2023, si cuenta con una masiva participación de electores, pudieran convertirse en el inicio inevitable del desmoronamiento y una prueba del debilitamiento del chavismo con la posibilidad de derrumbarse todo el andamio politico-militarista erigido en estos 24 años. Amanecerá y veremos. A eso es que le teme Maduro y su satrapía.
¡ No hay que resignarse, tiene y debe surgir una salida a esta gran tragedia que vive Venezuela !