Venezuela: Un caso particular

Ralf Dahrendorf, uno de los principales formuladores de la Teoría del Conflicto Social, afirmó que el siglo XXI, podía ser el siglo del autoritarismo. Richard Rorty, en sus análisis sobre la problematización de la globalización, dijo que, se produciría el auge de demagogos vulgares y corrientes, un aumento de las desigualdades sociales y económicas, el comienzo de un mundo orwelliano, la protesta de quienes se han quedado al margen, una vuelta del sadismo, del resentimiento y de comentarios despectivos sobre mujeres e integrantes de minorías. Wilhelm Heitmeyer, hablaba de la emergencia de un capitalismo autoritario, una política represiva estatal y un populismo de derecha furioso. Dani Rodrik, señalaba que la globalización conduciría a la desintegración social y advirtió de que un revés proteccionista era un escenario posible y real. Cuanta certitud hay en estas predicciones.

Los venezolanos debemos tener presente que, el asedio a la Revolución Bolivariana, se inicia desde el mismo momento en que el Presidente Hugo Chávez, asume el poder. Debe recordarse que, en la Asamblea General de la OEA, realizada en Guatemala, en junio de 1999, se aprobó la tesis de la diplomacia preventiva; la cual, ha sido convertida por los gobiernos supremacistas de Estados Unidos, en una intervención temprana, en los asuntos domésticos de otras naciones. Recuérdese que, en su primer gobierno, George Bush, entre los principios fundamentales de su política de seguridad nacional, estableció la tesis del ataque preventivo. Doctrina política-militar que ha tenido continuidad con los gobiernos posteriores al suyo; a través de la cual, se ha pretendido dar justificación a la intervención política y militar de Estados Unidos en contra de cualquier otro país.

Pues bien, es en el marco de dicha doctrina política-militar, donde debemos ubicar la actuación de los gobiernos estadounidenses, y las potencias capitalistas de occidente, en la desestabilización de nuestra democracia participativa y protagónica. Por tanto, el asedio y las criminales medidas coercitivas unilaterales, a que hemos sido sometidos, no son problemas coyunturales, mucho menos casuales.

No podemos olvidar que, el capitalismo neoliberal se edifica sobre criterios políticos basados en el uso de la fuerza. Estimula el surgimiento y desarrollo de conflictos armados. Favorece añejas concepciones chauvinistas, inspiradas en un nacionalismo extremadamente conservador. Propicia la desintegración de unidades políticas, movimientos migratorios, rivalidades étnicas y religiosas, como explicación lógica de esa concepción belicista. Trasgrede y viola el derecho internacional, irrespeta los acuerdos bilaterales y multilaterales suscritos con otros países y en los organismos internacionales. Llega -incluso- al extremo de pretender abrogarse el derecho de exigir a otras naciones que estas violen sus constituciones y demás normativas jurídicas internas, con el oprobioso objetivo de "colonizarlas". Manera de actuar, a la cual intentan darle justificación, a través de la falsa afirmación de que: Dios eligió a los Estados Unidos para ser una potencia política, económica y militar.

Los "dueños" del mundo, saben que la Revolución Bolivariana es un proceso novedoso; que, tiene parecido, en su objetivo de alcanzar la igualdad social, a otros modelos sociopolíticos existentes en otras latitudes, pero es venezolano. Saben que es una revolución que tiene pueblo. Que la alianza cívico-militar es la mayor fortaleza para su defensa. Saben que nuestras riquezas son verdaderamente nacionales y sus beneficios socializados. Saben que, es una revolución en cuyo propósito de alcanzar la justicia social, hace de la igualdad, la felicidad, la libertad y la confraternidad sus principios fundamentales.

Los "dueños" del mundo, no quieren entender que somos herederos de la dignidad y el honor de nuestros libertadores que, bajo la conducción de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, hemos rescatado los principios de soberanía, libre determinación, independencia, libertad, emancipación, como valores éticos en el relacionamiento internacional de nuestra patria, con los demás pueblos del mundo. Los "dueños" del mundo saben muy bien que, para recuperar su poder hegemónico, deben dominarnos. Por ello: Venezuela es un caso particular.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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