A través de la poesía de Andrés Eloy Blanco es posible recorrer no solo sus facetas como luchador social, sino también descubrir su profunda sensibilidad humana.
El poeta Andrés Eloy Blanco, poseedor de una incuestionable cultura literaria, filosófica, política y jurídica, fue capaz de abordar los problemas existenciales con impecable sencillez. En la mayor parte de su obra prevalece un sentido de lo popular que definía claramente sus ideas ante la injusticia, la desigualdad y la libertad; pero también ante la solidaridad y el amor. De tal manera que sus poemas pueden ser comprendidos por los lectores de cualquier estrato social y nivel educativo.
En torno a esto, Miguel Otero Silva con gran acierto expresó:
"... Andrés Eloy Blanco, el poeta de este pueblo y de esta tierra. El poeta cuyos versos repiten los venezolanos a media voz cuando amamos, cuando sufrimos o cuando compartimos".
Su filosofía se enmarca en momentos amargos, la decepción por los golpes de la vida y el renacer del optimismo y la felicidad. El poema la hilandera, por ejemplo, nos permite profundizar el concepto del amor.
"...La vida es buena, hilandera,
la vida no tiene zarzas;
¡ quítame la larga venda que me pusiste en la cara !
Y ella le quitó la venda
y la hilandera lloraba
y se estuvieron mirando
por el cristal de las lágrimas
y el amor entre sus ojos, hilaba".
En la playa del golfo de Cariaco los pescadores comienzan su faena en las primeras horas del Alba. Cumaná, ciudad marinera, siempre amanece con un sol esplendoroso, permanece iluminada hasta que el ocaso le abre las puertas a la luna que hace de la noche apacible, una hermosa visitante del romance, mientras la suave Brisa lleva a la arena las caricias de un oleaje discreto.
Allí, en la puerta de América del Sur, dónde los franciscanos abrieron la primera escuela y dieron por primera vez una misa en el continente americano, en la "tierra de gracia" como registraron los cronistas que denominó Cristobal Colón está región Sucrense de Cumaná hace 127 años, nace el poeta del pueblo un 06 de agosto de 1896.
Andrés Eloy Blanco exorta y reclama a los artistas del pincel asumir valientemente una sólida posición contra la discriminación racial. Así lo hace saber en su conocido poema pintame angelitos negros:
"Pintor que sigues el rumbo de tantos pintores viejos, aunque la virgen sea blanca pintame angelitos negros".
Rebelde, político luchador por la democracia y en contra de la dictadura, Andrés Eloy Blanco no dejó de ser un soñador. La espiga y el arado fue el poema pastoril que le permite obtener su primer galardón en 1918. Distante del anzuelo, el cordel, la red y el tren de pesca que junto a las aguas color esmeralda hacen magia y dan proteínas a los habitantes de la primogénita.
La insoslayable e historica interculturalidad entre Europa y América, se evidencia en su Canto a España, poema con el que obtuvo Andrés Eloy Blanco el premio de los juegos florales en Cantabria España, el año de 1923:
"Noble encina española de los conquistadores
que en mitad del océano perfumas el ciclón,
bajo el mar las raíces...
Y cuando al fin la anunciación de Triana
aquel mundo del mar recién nacido,
fue como el de Belén, el Salvador".
Una expresión de la verdad Histórica inmodificable. Me permite recordar el prólogo de Eusebio Lear Spengler en el libro aventuras de Colón:
"Nuestro devenir no estuvo ni pudo ser ajeno al de la humanidad, sostenemos que toda modernidad ha estado necesariamente precedida por otra. La historia es como fue y no como quisiéramos. Y un resultado de ello, absolutamente irrebatible, es el nacimiento de un mundo nuevo".
En los calabozos de Puerto Cabello tenían prisionero al poeta, hombre de conciencia libre. Los presos políticos pudieron escuchar el sonido del lápiz en la hoja de papel que llenaba de letras. Su pensamiento y su poesía iban navegando en un barco inamovible.
En ese castillo San Felipe, frente al mar, traicionaron a Simón Bolívar, perdiéndose el arsenal del ejército patriota y la primera República. Allí plasmó Andrés Eloy, prisionero, el "barco de piedra", que contiene el irreverente poema, "canto a los hijos en marcha":
Madre, si me matan, abreme la herida, ciérrame los ojos, y tráeme a un pobre hombre de algún pobre pueblo, y esa pobre mano por la que me matan
ponmela en la herida por la que me muero.
La política dictatorial lo obliga al exilio en México, dónde encontraría el final de sus inspiraciones y sueños. Su vida terminó en una calle de la otrora capital del imperio Azteca.
El 03 de julio de 1981 es trasladado el poeta, político, humorista y dramaturgo, Andrés Eloy Blanco, al panteón Nacional en Caracas. Estuvo 26 años enterrado en México, donde murió en un accidente automovilístico el 21 de mayo de 1955.