Hace algunos días quise socializar mis apreciaciones sobre los primeros resultados de las Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias (PASO) celebradas en Argentina el pasado domingo 13 de agosto. Este proceso en Argentina es la primera estación de cara a los comicios generales que se escenificarán en ese país el próximo 22 de octubre, y es el primer pulso de opinión pública que nos permite inferir cual es la opción que contaría con las mayores simpatías de cara a esas elecciones.

Y bueno, como es un hecho público, notorio y comunicacional, el diputado, docente, economista y político de extrema derecha Javier Milei fue la opción más votada en ese país, con su incipiente organización "Libertad Avanza". En su primera incursión electoral, obtuvo un poco más de 7.116.352 votos y el 30.04%, seguido de Sergio Massa (Candidata del peronismo y la coalición oficialista Unión por la Patria) del 21,04% y Patricia Bullrich (candidata del ex presidente de derecha Mauricio Macri) con el 17%.

Es evidente que en una primera conclusión de estos resultados, las posiciones ambiguas del presidente de la nación argentina, Alberto Fernández y del propio Massa (ya que recordemos las posiciones del actual ministro de hacienda en el año 2015, su ambigüedad en el apoyo al kirchnerismo con la candidatura de Daniel Scioli, que le posibilitaron la llegada al poder a Macri en el 2015 y todo el desastre que ha vivido Argentina desde ese año y hasta la fecha) y la inhabilitación de la actual vicepresidenta y ex presidenta de ese país, Cristina Fernández de Kirchner, es la que está abriendo las puertas para que la extrema derecha de Argentina asuma el control de un país suramericano tan estratégico para los intereses hegemónicos de EEUU .

Los medios hegemónicos han tratado de construir una narrativa épica en torno a la candidatura de Milei y de catalogar su triunfo como sorpresa en Argentina. Esto a mi parecer no es así, ya que Milei es un producto y es parte de un experimento de ingeniería social para echar mano del gobierno y los recursos de ese país.

En primer lugar, más allá de los lugares comunes que ya se han dicho de Javier Milei, es importante indicar que Javier Milei es un producto del Instituto Tavistock. Este instituto, para quienes no lo sepan, es una organización británica que trabaja las ciencias sociales, la psicología y la ingeniería social.

Además de ello, el Instituto Tavistock ha tenido algunas unidades de investigación como Recursos Humanos, Investigación de organización y cambio social y operaciones para lograr estos objetivos, además de comités de psiquiatría familiar y comunitaria.

Podríamos decir que Milei es una reedición reencauchada de Domingo Cavallo, el falamente ministro de economía del presidente neoliberal Carlos Menem, que impulsó y promovió la dolarización de Argentina.

Milei defiende el transhumanismo y uno de los principales promoventes de la estrategia del Foro Económico de Davos. Además de ello, su discurso es el de la "antipolítica" que ha llevado a personeros como Donald Trump o Jair Bolsonaro a las presidencias de EEUU y Brasil, respectivamente.

Con este discurso de la antipolítica, de la ruptura con la clase gobernante, que en su momento llevó a figuras como Irene Saéz a la alcaldía del pequeño y rico municipio Chacao, a Francisco Arias Cárdenas a la gobernación del estado Zulia en 1995, a Gustavo Petro a la presidencia de Colombia en 2022 o a Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en 1998, en esta oportunidad se esconde el rostro de neofundamentalismos extremadamente peligrosos, que ya algo de eso alertábamos en el cierre de la edición precedente de esta columna.

Milei fue el más votado en 16 de las 24 provincias que conforman la geografía argentina. Esto es algo que es preocupante y que debe llamar la atención y a la reflexión. Porque tuvo esa capacidad de sintonizar con el sentimiento de la población argentina, sin que ello implicase profundizar en el conocimiento de sus propuestas neoliberales, más allá de ese sentimiento de "barrer con todo lo conocido" y en contra de la casta política dominante, desde el punto de vista de un producto de marketing electoral.

El voto de Milei viene esencialmente de sectores jóvenes, que ni saben lo que vivió la Argentina en los últimos 50 años (dictadura, neoliberalismo atroz con Menem, argentinazo 2001). Un discurso troglodita capta esa franja que rechaza a los políticos. Es GRAVÍSIMO.

También es importante resaltar que 11 millones de argentinos no votaron en las PASO del domingo pasado. Es decir, una muy alta abstención se dio en un país donde el voto es obligatorio. Importante dato este que hay que tomar en cuenta.

Evidentemente que los errores en la gestión de Alberto Fernández más la herencia brutal de Macri en Argentina y su séquito, abren la puerta a un monstruo como Milei. Ojalá se recupere la sindéresis política y se desplace a este engendro de cualquier posibilidad presidencial en octubre.

El concepto de "libertad" que agita Milei es sinónimo de máxima disociación: libertad para vender tus órganos si no te alcanza el sueldo para vivir; Eliminar la educación pública porque le suena a "adoctrinamiento"; Eliminar cualquier ente que regule los desequilibrios sociales.

El máximo referente económico de Milei es Murray Rothbard, de hecho, uno de sus cuatro perros se llama en homenaje al economista estadounidense. ¿Sabes cuales son las ideas de Rothbard? Involucran trabajo infantil y mercado de niños.

Desde el domingo me asalta una pregunta: ¿Cuántos muertos costará este nuevo experimento llamado MILEI, en el hipotético y no deseado caso que llegue a la presidencia argentina? Porque lo único certero es que si gana les viene una tragedia humana de proporciones inimaginables.

Dios quiera que Argentina reaccione ante este resurgimiento del fascismo en nuestro continente.

¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!