He tenido la oportunidad de andar entre los pobres, toda la vida; y entre los ricos de vez en cuando; también anduve en la clase media, y no fue por mucho tiempo como hubiese querido, solamente mientras estuvo gobernando el presidente Chávez. Al morir este, se desató todo lo que sabemos respecto a las sanciones, el bloqueo, la guerra económica, y para entonces aun tenía unos ahorros que llegaban a la cantidad de 300 mil bolívares, obtenidos de los aun buenos salarios que devengaba y no tuve más remedio que gastarlos en la época en que el dólar paralelo era el que mandaba. Desde allí, no supe mas nada de ahorros, y volví a mi estado inicial de pobreza.
Ese era el tiempo en que tener una cuenta de ahorros con la cantidad nombrada, significaba "tener real"; cualquier cosa se podía comprar y remediar la situación. Desde entonces, mi libreta roja del Banco de Venezuela, permanece con las hojas blancas, intactas, esperando a ver en qué momento se puede ahorrar. Me quedó también de esos tiempos una colección de billetes de diferentes valores y diferentes conos monetarios. Entre ellos una paca de billetes de 50 bs, que tiraban en la vía como señal de descontento porque no alcanzaban para nada y yo como muchacho en piñata, iba recogiendo. "Para algo puede servirme" decía yo.
Fue mucha la masa de maíz pilado que se comió, mucha harina artesanal, muchas comidas sin aceite y sin aderezos, muchos productos sin registros sanitarios, mucho frijol sin aliños; mientras más carnes aparecían en las carnicerías del municipio, las mías desaparecían hasta que quedé como modelo de lo que se llamó la dieta de Maduro. Esto es verdad, aunque Chavista, inscrito en el psuv y votante en cada elección por el gobierno, esto no hay que negarlo. Así que nadie tome represalias en mi contra.
Se concatenaron las maldades de mucha gente apátrida con la debilidad de la justicia venezolana. Cada chisme a Trump o a Biden, ahora, significaba presión sobre el dólar y por ende sobre los venezolanos. Mientras tanto, mucha gente saliendo del país a aguantar vainas en otros, alegando falta de trabajo, bajos salarios, etc. Por su parte, la economía hundiéndose; mientras, de manera solapada, otros hacían su agosto poniéndole las manos a los pocos recursos generados por el petróleo y otros rubros.
Ante todo esto, debo decir, que yo quiero llegar, no a rico, pero si a la clase media otra vez. Quiero ver mi libreta roja rojita del Banco de Venezuela, otra vez activa. Claro, para que eso suceda, Maduro debe ignorar a Jesús Farías y a Vielma Mora y a cualquiera que venga a opacar la esperanza que tienen todavía los venezolanos en el presidente. Ya comenzó el jueguito debilitador de las aspiraciones salariales de los trabajadores, y el trabajo lo hacen los diputados señalados cuando empiezan a sentir lo que no se sabe si el presidente, lo siente.
Yo le diría a ellos, que no sientan por el presidente, no sean tan empáticos, ni digan que al presidente le duele no aumentar los salarios a los trabajadores. Porque en ese caso, quedaría decirle al presidente, que la única forma de quitarse un dolor de ese tipo es aumentando el salario mínimo. En caso de que no aumenten el salario, no creo que quiera seguir aguantando ese dolor y los trabajadores, la arrechera. Entonces, presidente y trabajadores nos reventaremos como la chicharra.