Sábado, 23 de septiembre de 2023.- Conduciendo por el sur del estado Monagas, hace ya algunos años, quedé con una fuerte impresión que me causó el espectáculo alucinante de ver los gigantescos mecheros de gas, que inundan esa parte de la sabana monaguense, quemándose ese gas natural, al final de la tarde y al principio de la noche, parecían luciérnagas gigantes que intentaban decirnos algo .
Mecheros poderosos, algunos del tamaño de un edificio alto, de una torre, ardiendo en medio de la sabana.
Llevan años ardiendo y lanzando sus restos a la atmósfera, al éter, con todos los efectos contaminantes que usted pueda pensar y sin ninguna utilidad para la Nación, millones y millones de dólares, yuanes, euros, rublos, yenes o cualquier otra moneda que se les ocurra, ardiendo día y noche, todos los días, incesantemente, frente a nuestros ojos, millones perdiéndose.
Gas que otros países necesitan para calentarse durante el invierno, para poner a funcionar sus factorías, sus fábricas, para dinamizar sus vidas y para aprovechar los productos derivados del gas que ameritan sus economías.
Y cuál sería el paso lógico a seguir, pues, el aprovechamiento de ese gas natural a través del desarrollo de un proyecto nacional de transporte de gas natural licuado (GNL), un proyecto nacional que retaría, reta, es sin lugar a dudas un enorme reto a nuestra capacidad de organización, diseño, construcción y puesta en funcionamiento de toda una infraestructura que permitiese la realización de ese ambicioso proyecto de aprovechamiento del GNL.
Difícil si, pero posible.
Donde muchos ven pérdidas, yo veo oportunidades.
Y me perdonan la referencia subjetiva y personalísima.
Ya otros han pensado al respecto, han escrito al respecto, han expuesto sus ideas, sus puntos de vista, sus aproximaciones y consideran que es posible lograrlo, yo me sumo, también lo creo.
Y seguro que lo es, otros países lo han hecho y nosotros también podemos hacerlo.
Pensé en ese entonces y ha reaparecido la idea, que si creáramos en el país una flota de transporte de gas licuado, Flota Gasífera de Venezuela (FGV), una poderosa flota de súper tanqueros, ahora que tanto se necesita el gas alrededor del mundo, el vuelco en la vida de Venezuela sería total, no solo en el área económica sino también en el incremento de la calidad de vida de sus habitantes y de su posición, como país, en el concierto de las naciones.
Todo proyecto, en sus inicios, va insuflado de un sueño, una idea persistente, una concepción que con el paso del tiempo y con un esfuerzo sólido, sostenido y coordinado puede lograrse.
Podríamos empezar con una fase inicial de una docena o media docena de estos súper tanqueros, estableciendo alianzas iniciales que garanticen transferencia tecnológica, se crearían numerosos empleos directos e indirectos y se aceleraría el desarrollo del país, partiendo de lo que tenemos.
Saquemos las cuentas, hagamos los análisis, las proyecciones y veamos su factibilidad.
Tenemos todo para hacerlo, desde la materia prima hasta el talento humano para llevar a cabo un proyecto de semejante envergadura.
Poseemos en nuestra geografía nacional, sitios donde pueden construirse puertos de aguas profundas, ideales para este tipo de embarcaciones, ingenieros civiles e ingenieros navales capaces de llevar a cabo el trabajo de diseño y construcción de diques secos para barcos de estas dimensiones, tenemos en Guayana las plantas de construcción de acero y metales necesarios para elaborar los cascos de estas naves, plantas con ingenieros y personal de trabajo que con la debida asesoría y con asociaciones estratégicas podrían salir adelante con este proyecto de construcción.
Poseemos la energía y el conocimiento necesario para sacarlo adelante, tenemos que desarrollar la visión integral del mismo, la voluntad política y la organización requerida para realizarlo.
Flota Gasífera de Venezuela un sueño que puede convertirse en realidad.
Y como decía un amigo hace muchos años: hay de aquel que no sueñe.
