Los informáticos

El mundo está en sus manos. Nunca se ha hablado tanto de los expertos y de la comunidad científica escudándose en los unos o en la otra, para justificar una medida política sanitaria, por ejemplo, o para explicar el meteoro que se nos avecina y en general todo. Sin embargo, no sé de nadie que haya reparado en este hecho innegable que voy a comentar…

El mundo de la informática es vastísimo, y los grados de conocimiento y de pericia de esa área del saber deben ser muchos. Así es que quien domina la informática a su más alto nivel, en la teoría pero también en la práctica, domina las instituciones y organismos nacionales e internacionales, la política, la economía, las finanzas… En resumen, domina el mundo. Pues todo pasa por los entresijos del byte. La primera objeción de un discrepante de esta afirmación rotunda que se me ocurre, es apelar a la conciencia y responsabilidad de ese "experto" que maneja semejante estructura de la sociedad que a su vez abarca tantas estructuras sociales. Ingenuo argumento que pone en evidencia el peligro que corre la humanidad al confiar ciegamente él. Pero ¿quién es capaz de controlar al informático, si no otro informático tan técnico y poderoso como él?

Sin embargo, se sabe de siniestros propósitos de ciertos personajes conocidos mundialmente, que unos podrán considerar valiosos como otra muestra más de "progreso", y otros sumamente peligrosos para el futuro del ser humano, ya suficientemente amenazado por una guerra nuclear y por el cambio atroz climático…

En todo caso hay una figura dentro de esa actividad de la informática. Es el hacker. El hacker es el "malo" de la informática. El hacker, como cualquier otro profesional de cualquier actividad, lo mismo puede estar al servicio de unos que de otros, de una causa que de otra, del "bien" o del "mal". Cómo el espía y el contraespía, el espejo de lo que quiero decir. El informático que trabaja para un Banco, para el Ministerio de lo que sea de cualquier nación, o para la Casa Blanca, lo mismo puede estar haciendo un trabajo esencial o meritorio ahí, que ideando por precio o por diversión, el modo de cambiar los planes de una empresa, de un emporio, de un país o de una red de países. El hacker puede estar en cualquier parte. Y es tal su poder que difícilmente podemos distinguir qué informático lo es y quién no lo es. No podemos estar tranquilos en un mundo sometido por distintos conductos a la tiranía de la informática como superestructura social que ha reemplazado a todas las demás en importancia y envergadura en cada sociedad. No hay nada que se le resista. Todo pasa por ella a distintos niveles y con distintos efectos en nuestras sociedades. ¿Por qué hemos de confiar ciegamente, por ejemplo en nuestro Banco y en sus operarios informáticos, cuando el peligro que planea sobre nuestras tarjetas de crédito puede venir de hackers ajenos al Banco o a informáticos del mismo Banco? Los informáticos de ese Banco, que trabajan para organizarlo y para neutralizar los ataques de otros informáticos, hoy pueden trabajar en esa entidad y mañana en otro o en otra empresa de categoría mundial, pero en ambos casos haciendo de agente doble...

El perfil del cura, del militar, del juez, del político, del gobernante, del médico, del policía, del abogado, etc, etc, es impecable por definición. Sin embargo las acciones más abyectas, mucho más graves que las cometidas por el delincuente común, es cosa de cualquiera de esos profesionales en sus respectivas actividades o fuera de ellas. ¿Por qué van a ser una excepción los informáticos? ¿Por qué hemos de creer a los especialistas informáticos cuando en sus manos está la mayoría de los intereses de las personas y de los Estados? ¿En qué hemos de basar nuestra confianza en tantas y tantas situaciones de la vida privada y pública en las que la informática es la protagonista suprema? Yo no sé si cuando me veo obligado a pedir una tarjeta de crédito nueva porque no responde la que tengo es, porque ha sufrido inmantación por ejemplo, o la ha anulado el Banco, un informático, para que pida otra cobrando el Banco el precio que pago por la nueva. Multiplicada esa "operación" por miles o millones de clientes, ya se dirá si carece de sentido la hipótesis… Para el escrutinio de unas votaciones nacionales, basta tocar unas teclas para producir los efectos deseados. Y así sucesivamente…

Si la sociedad no regresa a los "toscos" procedimientos anteriores al dominio de la informática, o no se combinan los usos y prácticas cibernéticos dignos de ser aprovechados sin peligro, con los usos y costumbres "lógicos" y naturales, la sociedad humana está perdida. Pues, con el paso del tiempo, la desconfianza progresiva es muy posible que se apodere de toda la sociedad, y ellos, los informáticos, serán los dueños del mundo y autores de cuantas aberraciones, jugando a ser Dios, queramos imaginar…

Jaime Richart

1 Octubre 2023

 



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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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