Si algo caracteriza la gestión de gobierno del Presidente Nicolás Maduro, es el de actuar con realismo. Saber enfrentar cada una de las dificultades que se le han presentado, a lo largo de estos diez años de gestión gubernativa, no ha sido fácil. Desde aquel 14 de abril de 2013, en que el pueblo venezolano lo eligió como mandatario nacional, para darle continuidad a la Revolución Bolivariana y la construcción de la Venezuela socialista, innumerables, y de diverso tipo, han sido las dificultades que el pueblo venezolano ha tenido que enfrentar. Estar saliendo airoso de ellas, no es poca cosa.
Si alguna afirmación ha sido demostrada es la de que: el éxito de una política se mide por los resultados. Contrarios hemos sido, y somos, de la verdad absoluta, concluyente, definitiva. De la verdad verdadera. Al actuar de esa manera, se incurre en un reduccionismo que en nada contribuye a hacer, del análisis sociopolítico, un proceso de reflexión. Por el contrario, lo mimetiza, lo vuelve infalible.
La Revolución Bolivariana es un proceso de transformación "raizal". Cuyo objetivo de mayor alcance es el de construir un nuevo modelo de sociedad venezolana, una nueva manera de relacionarnos con nuestros compatriotas, que somos parte de la naturaleza, construir una nueva civilización. Por lo que, para lograrlo debemos ser realistas, necesario es entender que, en tanto proceso dialectico, habrá que emprender un conjunto de reformas que permitan y hagan posible su consolidación. Lo que bien pudiéramos llamar "reformas revolucionarias".
Como podrá recordarse, en octubre del año 2020, la Asamblea Nacional aprobó la Ley Antibloqueo; y, en abril del 2021, la Ley de Zonas Económicas Especiales. Leyes que generaron -en algunos analistas- un asombro, de tal magnitud, que, con la mayor "facilidad", acusaron al Presidente Nicolás Maduro de haber asumido los postulados del neoliberalismo. Leyes estas que, unidas a la propuesta de las 3R.nets (Resistencia, Renacimiento y Revolucionar), constituyen las bases fundamentales para la reorientación y redimensionamiento la Revolución Bolivariana.
Pues bien, es en el marco de este propósito que deben ser inscritos los acuerdos alcanzados recientemente en Barbados entre gobierno y oposición. Y es que, si en verdad queremos hacer realidad la Revolución Bolivariana y la construcción de la Venezuela Socialista, necesario es superar la difícil coyuntura económica, social y política que estamos viviendo los venezolanos. Para ello, hay que enrumbar a la nación por el camino de la paz, la tranquilidad y la seguridad; redimensionar nuestro sistema económico, crear nuevas condiciones de producción, diversificada, que satisfaga la demanda nacional; y, nos permita avanzar hacia la estructuración de una economía agroexportadora de nuevo tipo. Necesario es entender, entonces, que si no producimos no habrá riqueza que redistribuir. Por lo que, haber acordado exigir al gobierno de Estados Unidos el cese de las medidas coercitivas unilaterales, es un gran logró. Y, en estas acciones debemos estar comprometidos todos los venezolanos.
Para nosotros, los acuerdos de Barbados, si bien es cierto no son la panacea para resolver los problemas que tenemos, y debemos superar, son una hoja de ruta por la cual podemos avanzar en función de alcanzar los objetivos superiores que nos hemos propuesto lograr. Hacerlos posible es nuestra obligación.
Necesario es entender que el mundo de hoy es otro. Que la crisis energética que viven las "potencias" capitalistas de occidente, se nos presenta como una nueva oportunidad para lograr la edificación de la Venezuela Potencia. Entender que avanzamos hacia un nuevo relacionamiento en la comunidad internacional de naciones. Que nuestras alianzas estratégicas con "potencias" emergentes nos están generando nuevas posibilidades de relacionamiento en el mundo. Que vivimos en un mundo que avanza hacia la consolidación de la multipolaridad como su nueva forma de estructuración.
A ello, es a lo que llamamos actuar con realismo político.