El abismo fascista está a la vista, se le puede ver sin hacer mayores esfuerzos. El madurismo y la oposición progringa han colocado al país al borde de la locura y del empobrecimiento, el país está todo despedazado, o dicho en otras palabras, la vida de la gente está despedazada. Cuando al sistema capitalista se le hayan agotado todo el recurso de la demagogia y tampoco el pan y circo no sirva para calmar las ansias de libertad e igualdad del pueblo, entonces recurre al fascismo. Por eso, observamos como desde los dos bandos se asoman los colmillos de las facciones fascistas esperando su mejor momento, porque saben por experiencia, que el desespero de las masas por intentar salir de su estado de empobrecimiento, pero que no son capaces de conformase como pueblo para sí, pasan a convertirse en la base político/social que necesitan los fascistas para presentarle a la sociedad el genocidio y la masacre como solución. Palmariamente, estas dos oligarquías tienen inoculado en su metabolismo la irracionalidad. ¿Puede alguien acaso diferenciar entre el odio que porta la candidata del complejo militar-industrial norteamericano, maría corina machado y el psiquiatra de la maldad del madurismo, jorge rodríguez; no creo que exista esa persona.
Pero esta situación no es inexorable, hay posibilidades reales de poder revertirse, y es construyendo un tercer polo político popular desde el seno de los empobrecidos del chavismo y desde los empobrecidos de la oposición que modifique la correlación de fuerzas a favor de los intereses colectivos del pueblo venezolano. Edificando un espacio político orgánico, un partido de los que fueron empobrecidos por el madurismo y las cúpulas de la oposición progringa. Un instrumento político contundente, contrahegemóco y antisistémico, que desarrolle una iniciativa masiva y contundente como por ejemplo, las primarias del pueblo para escoger sus propios candidatos y poner en la calle para el debate, el Proyecto Nacional Simón Bolívar, y para ello no necesitamos permiso de ninguna oligarquía sino la conciencia y la determinación de ejercer el marco legal establecido en la Art. 5 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela recordémoslo:
"la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el poder público.
Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos"
Queda claro, pero no leerse tampoco como fácil, que se necesita construir la unidad popular. Las dos oligarquías siguen marcando la pauta de la agenda política nacional porque al movimiento popular se le ha hecho problemático, muy dificultoso elaborar una estrategia de unificación de todas las voluntades, con cualquier excusa hacemos difícil la construcción de ese necesario tercer polo popular, que sin lugar a dudas cambiaría la correlación de fuerzas, pero es que los obstáculos subjetivos los trocamos por ausencia de condiciones objetivas. No se ha inventado todavía un método, a pesar de la inmensa experiencia y talento enorme y suficiente que posee el movimiento para construir puentes de acercamiento y asociación entre el pueblo. Para un revolucionario no se ha inventado un método más eficaz para hacer los diagnósticos que sintonizar el oído a la frecuencia de la calle que habla, allí se pueden escuchar los verdaderos sentimientos y deseos, y el que más claro y fuerte puede escucharse es, cuando carajo se van a unir las fuerzas revolucionarias, patriotas y nacionalistas para salir de este desastre.
Mientras seguimos haciendo esfuerzos para que la unidad del pueblo ocurra, las probabilidades de un zarpazo fascista en Venezuela se contornean y van haciendo nido en medio de la crisis de hegemonía de los partidos del sistema y la ausencia de un tercer polo unitario del pueblo.
