En el referendo, cuatro Noes y un sí

Cuando uno sale de compras, aun cuando la palabra está en plural, siempre el resultado de la misma es singular, porque solo se compra una cosa con el salario que se devenga actualmente en una quincena. Sin quererlo, tengo que someterme al referendo consultivo que hacen los comerciantes, sobre todo los carniceros y los chinos. Ayer el carnicero me vio dudando cuando me dijo el precio del pollo y enseguida me consultó:

¿Está usted de acuerdo en aceptar por todos los medios, conforme al valor del dólar, los precios que a mí me da la gana de ponerle al pollo con el fin de despojarlo de su poco salario que gana? NO, amigo, le respondí.

Después pasé por el negocio de un chino, que viven con las etiquetadoras en las manos cambiando precios cada vez que el dólar aumenta un punto. Me quejé ante esa actitud y solo me dijo ¡No te aleches! "Esos plecios son los acoldados con el gobielno". Para rematar me hizo otra pregunta de su referendo: ¿Apoya usted los precios acordados, como el único instrumento válido que beneficia más al comerciante que al consumidor? No, chinito, eso no se puede apoyar.

De inmediato, agregó otra pregunta, ¿Está usted de acuerdo con los precios que yo fijo unilateralmente sin reconocer la jurisdicción de la Sundde en relación a colocar los precios justos de los productos? Coño, menos chino, menos. ¡Bueno, para allá hay mas negocios, siga palante, me dijo.

Seguí mi camino, esperando que no hubiera más preguntas; sin embargo, traté de comprar en una farmacia y al preguntar el precio de un blíster de determinadas pastillas, y como se que en dichos negocios juegan con los precios hacia arriba, rechacé el medicamento al oír el precio que me daba el vendedor. De allí surgió la siguiente pregunta: ¿Está usted de acuerdo en aceptar, por todos los medios conforme al valor del dólar, mi pretensión de colocar los precios que mejor considere, sin respetar las leyes y en violación del derecho del consumidor? Le dije, No amigo. Ustedes venden muy caro. En otras palabras, todavía no había podido comprar nada, porque con la quincenita, no sabía que comprar ante tantas necesidades.

Al final, fui al negocio en donde a veces me fían, y allí también me hicieron una pregunta, la número 5 del día: ¿Está usted de acuerdo con la creación de la institución de la ñapa y se desarrolle un plan acelerado del crédito o fiado para atender a la población en su necesidad de carbohidratos y proteínas? Allí no lo pensé mucho y dije: Si, estoy de acuerdo.

Estamos esperando la formalización de esa institución y el desarrollo de esos planes para no tener que pasar pena al querer comprar al contado sin poder.



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Jesús Rafael Barreto


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