No cabe duda que el mundo ha evolucionado sobre la base de la inventiva de los seres humanos, ingenio demostrado desde la fabricación de diversos instrumentos que les facilitaron la vida a los antiguos trogloditas, hasta llegar a los modernos ingenios de alta tecnología inconcebible hasta años recientes. No solo inventaron herramientas para aliviar el trabajo físico e intelectual de las personas, del mismo modo crearon doctrinas, modelos económicos y políticos que suponía que servirían para permitir la convivencia entre los hombres y mujeres del planeta. De igual modo, diseñaron proyectos que contribuirían a resolver los problemas que durante muchos siglos han agobiado a los más necesitados. Fue así que la historia registra la aparición de la monarquía, el imperio, la dictadura y la democracia, que han sido los modelos políticos-económicos-sociales que han dominado el planeta. Del primer modelo nombrado, hasta la implantación del último han pasado muchos siglos y hasta ahora los problemas siguen, con el agravante que en oportunidades se desatan vientos que arrastran una polvareda que anuncia una gran sombra sobre la humanidad.
Es innegable que quienes inventan e imponen una doctrina política lo hacen para beneficio de un individuo o de un grupo, es decir para obtener grandes provechos, que van del ejercicio del poder hasta alcanzar enormes réditos económicos. Así fue como surge la democracia burguesa a raíz del triunfo de la Revolución Francesa (1789), cuando los ricos artesanos galos, por vía violenta, acaban con el despotismo sin límite de la aristocracia, en connivencia con la Iglesia Católica en el reino de Francia. Se pone así fin al antiguo régimen y a los privilegios, tanto de la monarquía como de los miembros de la nobleza. Con la intención de acabar con la falta de libertades y poner fin a la pobreza se autoproclamó el Tercer Estado con la Asamblea Nacional. Entre los gritos de la baraúnda de los Sans-Culottes (las clases bajas de Francia del siglo XVIII. Traducido como los sin pantalones) se escucharon palabras como libertad, igualdad y fraternidad para captar a los incautos. Eran tiempos de la "ilustración", cuando Francia tenía colonias en varias partes del planeta, cuando después de la Revolución continuaron las cosas iguales, tanto en las provincias de ultramar como en la misma Francia. Los Sans-Culottes permanecerán en iguales condiciones de pobreza y aquellas frases, que como eslogan propagandístico vendieron los burgueses, se las llevó el viento.
De aquella época hasta ahora ha pasado mucho tiempo. Fue así como los países Centro y Sudamericano, recién conseguida la independencia a sangre sudor y lágrimas, adoptaron el modelo político que se llamó Democracia desde la antigua Grecia, vigente en los EEUU, Francia y en otros países europeos. El fundamento de este modelo de democracia representativa es el derecho al sufragio, basado en el voto universal, libre, secreto y directo para elegir presidente, gobernadores, alcaldes, a los miembros del congreso y los de la asamblea legislativa.
Era de suponer que en nuevo modelo político, la democracia representativa, iniciado en el siglo XX con mayor expansión en América y Europa, iba a resolver los problemas arrastrado desde los siglos anteriores y que no pudo solucionar la monarquía: la desigualdad; la pobreza; el hambre; los problemas del acceso a la tierra de los campesinos, el acceso de los pobres a la vivienda, la educación y la salud; la falta de servicios como electricidad, aguas servidas y el agua potable, entre tantas adversidades era lo que la democracia debería resolver. Fue así como aparecieron en toda la geografía del planeta los partidos políticos. Finaliza así la hegemonía de los dictadores militares y comienza el predominio de los partidos políticos dominados por capitales criollos y algunos financiados por empresas extranjeras. En este repartimiento del espacio político surgen los partidos conservadores, liberales, socialdemócratas, socialcristianos, socialistas, en los cuales sus jerarquías estaban y están dominadas, en su mayoría, por las clases burguesas cuya finalidad era alcanzar el poder político para desde el gobierno acrecentar sus beneficios económicos. Durante muchos años del ejercicio de la democracia representativa, ha sido evidente que ninguno de aquellos grupos, bien sea la socialdemocracia, el socialcristianismo, los llamados "socialistas", bien sea conservadores o liberales, resolvieron los problemas que pregonaban en sus campañas electorales. Esto trajo como consecuencia una alternabilidad entre los partidos y entre las castas que dominan el poder económico del país. Mientras tanto, los pobres continuaron y siguen siendo pobres y los ricos más ricos, así mismo, las iniquidades y las injusticias continuaron. Se fueron formando nuevas estirpes de políticos enriquecidos en el ejercicio del poder durante la democracia.
Es obvio que no se puede dejar de lado la influencia de los medios de comunicación escritos, radiales y televisivos, además de las redes sociales, controladas por el poder económico. Esta depravada asociación (políticos-magnates-massmedia) convirtió la democracia en una agencia de publicidad para vender un candidato presidencial. Se visualiza de esta manera las contribuciones, mejor dicho inversiones, de los capitalistas en el financiamiento de las campañas electorales. En esta época de alta tecnología donde ya se escucha con naturalidad palabras como nanotecnología, inteligencia artificial, celular inteligente, reconocimiento facial, photoshp, portátiles, teleconferencia, laptops, pendrive, cibernética, ciberataques, blockchain, criptomoneda, ciberespacio, entre tantas palabras vinculada con la moderna tecnología, ya las doctrinas políticas o proyecto para resolver los problemas humanos no tienen razón de existencia. Modernamente la democracia de los partidos, los medios de comunicación y redes sociales fabrican candidatos para vender al electorado. Por lo general este no tiene trayectoria política, ni tampoco gremial, mucho menos vecinal, simplemente es un producto de consumo masivo, similar a una gaseosa, a una hamburguesa, a un carro de lujo, a un par de zapatos, unos lentes, o cualquier objeto que se pueda vender, no importa que sea nocivo o no, basta que un buen sastre o diseñadora, envuelva el producto en un buen traje, que el maquillador realicen buen trabajo y ya se tiene un fulminante candidato para venderlo en una campaña. Lo más deseable que dicho aspirante proceda de la clase burguesa, en el entendido que los electores se identifiquen con quien represente su idea, es decir el de un hombre o mujer con dinero que no trabaja sino que vive de rentas.
Es así como la moderna democracia y los medios de comunicación lanzan a la calle el nuevo producto. Los especialistas en comunicación conocen que la multitud es fácil de convencer, que la muchedumbre no sabe nada de economía, tampoco de política nacional ni internacional, desconoce los problemas sociales y son fáciles de convencer. Es decir, no es difícil de persuadir a un pueblo que no está preparado y cuyo interés es el futbol, el beisbol, el basquetbol, los asuntos de farándula, las entregas de premios que se ven en la TV y en las redes sociales, las diversiones, la salidas nocturnas para divertirse. Es por esto que los electores son presas factibles de manipular y convencer hacia la simpatía por un aspirante a presidente en una campaña publicitaria estratégica. Finalmente, cuando el ciudadano que va ejercer el voto recuerda la imagen recibida a través de los medios de comunicación, de esta manera cumple a satisfacción y de forma inconsciente el derecho al voto. Al igual que, como lo hace cuando se toma una gaseosa, la ingiere sin saber que es nociva para la salud. Ejemplos son numerosos y peligrosos tanto en Europa como en América, así vemos como un mal comediante como Zelensky llega a la presidencia de Ucrania, o también tenemos más cerca en el tiempo la elección del loco Milei, sin olvidar a Peña Nieto, Piñera, Macri, Duque, hasta el bobolongo de Guaidó a quien el Departamento de Estado y la Unión Europea, socorrido con una campaña internacional de publicidad fabricaron una figura inexistente como "presidente interino".
La democracia representativa tiene más de un siglo dirigiendo los destinos del planeta y los problemas, no es que no lo resolvieron, los agravaron. La mejor democracia de mundo la de EEUU fue la que lanzó dos bombas atómicas sobre Japón con las lúgubres consecuencias; las democracias occidentales se repartieron a África en las llamadas colonias, llevando a esa zonas muertes, desolación y miseria; son responsables de los instabilidad del medio oriente; culpables del robo, junto con la ONU, de las tierras de Palestina para entregársela a Israel; la democracia de Inglaterra lo robó a Venezuela las tierras del Esequibo; la democracia "made in USA" impuso la tiranía del dólar, una moneda sin respaldo, para chantajear a otras naciones; las democracias occidentales son responsables del apoyo de diversos dictadores de África para poder robarse la materia prima de esa zona; de igual modo, causantes de las desgracias de millones de personas por la aplicación de las sanciones económicas, sin ninguna prueba de la violación de los derechos humanos, contra Cuba, Venezuela y contra otras naciones; de las muertes de miles de iraquíes basada en la mentira de la tenencia de armas químicas en Irak, así mismo de los bombardeos contra Libia y Siria; de la complicidad de EEUU, las democracias occidentales junto al carnicero de Gaza, Netanyahu, del exterminio del pueblos palestino; de la partición de Yugoslavia; las democracia de EEUU y de la UE son causantes de múltiples desgracias en materia ambiental y del calentamiento global del planeta; la democracia de EEUU ha convertido la guerra en un negocio con el interés de vender armas a los diferentes países; las democracias occidentales no han resuelto los problemas de desigualdad, de racismo, de salud, de vivienda de sus países; son culpables de la expatriación de millones de africanos quienes como refugiados deambulan por el mundo buscando un lugar donde vivir, resultado de las guerras que las democracias occidentales promueven en esa zona. Las democracias occidentales son una verdadera nulidad que no han resuelto las dificultades prioritarias de los seres humanos. Gastan miles de millones de dólares en la fabricación de armas mientras que en sus países padecen muchas dificultades que los gobiernos democráticos no solucionan.
La democracia inútil, junto con los medios, convertidos en agentes de publicidad de candidatos y candidatas no pueden seguir convalidando el ascenso al poder de unos aspirantes incompetentes que al llegar al poder no podrán cumplir sus promesas. Voy a creer que es una verdad algo que expresó alguien que no conozco, una oración que parece una verdad verdadera: "La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros". Lee que algo queda.