Martes, 05 de diciembre de 2023.- Usted se levantó hoy en la mañana sacando cuentas, pero, ¿cuentas de qué? se pregunta, bueno, pues cuentas de la vida.
Suma, resta, multiplica y divide, saca porcentajes, proyecta cifras, elabora modelos de simulación, coquetea con la inteligencia artificial y revisa intensamente los enfoques en que basa sus cálculos.
Y se hace muchas preguntas, entre ellas:
¿Por qué será que la mayoría de los seres humanos sacamos las cuentas desde lo que no tenemos y no desde lo que tenemos?
¿Por qué será ?
Déjense de vainas y no me vengan a decir que no, que usted no, no, yo no, que te lo digo, yo no, yo no soy de esos, yo no.
Y para aquellos amantes de la precisión a quienes les gustan las cifras y aman hablar de porcentajes, podríamos estimar, digamos, que esa mayoría está de un 99% de los que habitamos este planeta azul, que nos sostiene, nos soporta, nos alberga y al que no dejamos de maltratar incesantemente, a pesar de los múltiples llamados de alerta hechos al respecto.
Y usted piensa y sostiene que forma parte de ese selecto grupo, de ese 1% que saca las cuentas desde lo que tiene, bien, digamos que así, entonces esto no es con usted sino con el resto.
Con la mayoría que suele estar errada.
A pesar de lo que suelen vociferar los amantes de esas mayorías, pero eso es harina de otro molino y no de lo que queremos tratar hoy, en esta breve nota.
La interrogante que hoy nos ocupa es: ¿por qué la mayoría de los seres humanos sacamos las cuentas de nuestras vidas desde lo que no tenemos y no, desde lo que tenemos?
Desde el haber y no sólo desde el debe.
Me pregunto: ¿cuál es el afán que nos martiriza, por qué no vemos el otro platillo de la balanza de la vida, qué es lo que nos impide verlo, de dónde nació ese mal hábito tan afianzado, que nos perturba y que no nos permite ver nuestras ventajas comparativas?
Al concentrarnos de manera casi obsesiva en lo que no tenemos, bloqueamos nuestra mirada hacia lo que tenemos, hacia lo que nos hace más fuertes, más competitivos y no vemos, insistimos en el concepto, nuestras ventajas comparativas.
Ahí están, hagámoslas visibles, observémoslas, apreciémoslas y en la medida de lo posible, hagamos uso de lo que la vida nos ha proporcionado, de nuestros propios recursos.
Y no se nos olvide, no estamos solos, El Universo está con nosotros.
Buenas tardes, mi querida Venezuela.