El Derecho, por ejemplo, rara vez es percibido como una tecnología, pero es, de hecho, un debate racional, sobre cómo usar y combinar medios sociales específicos (humanos, intelectuales, y materiales) para alcanzar determinados fines sociales
Luis Zaballa – Polis. Historia natural de la sociedad
Comprender que la economía es un proceso que debe irse adecuando con los espacios territoriales y tecnológicos, también significa asegurar que, desde tiempos de las antiguas Atenas y Roma, el derecho fue la clave en que las pautas adaptativas del ser humano fueran en consonancia con las acciones comerciales que posteriormente se convertirían en las bases sustantivas de cualquier comunidad y sociedad.
En tal contexto, la economía contemporánea tan sujeta con lo tecnológico, es el avance de esta acción la que obliga al derecho a ir madurando sus propios procesos con la finalidad de equilibrar aquellas acciones que estando articuladas con la economía y sus procesos productivos generen las herramientas necesarias que teniendo sus bases jurídicas sean, a su vez, las promotoras del contexto de desarrollo ante cada espacio territorial y societario.
Por ello, todas las naciones contemporáneas si bien comprenden que la economía es la principal generadora de las fuentes de riqueza y empleos para cada una de sus arquitecturas de conformación de Estado, no todas diagnostican adecuadamente esos propósitos, y se obstaculizan las vías de desarrollo, que a la postre son las principales fuentes generadoras en empleos del mundo contemporáneo.
En Honduras, desde 2020 – y en plena pandemia del Covid 19 – fueron creadas las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), integradas por tres grandes proyectos – Próspera, Ciudad Morazán y Orquídea – y cuya integración de inversiones que han superado los 100 millones de dólares, generaron inicialmente más de 3 mil empleos directos y más de 10 mil indirectos, incidiendo de manera favorable no sólo en la promoción de ocupaciones para trabajadores y profesionales, sino que también penetraron poitivamente en sus distintas comunidades con diversos emprendimientos, que se convirtieron en el eje de actividades de construcción, producción y servicios, y que articulando significativamente tales espacios, en especial zonas territoriales y hábitats necesarios de expansión, precisamente económica, también fortalecieron los aspectos educativos y culturales de la población hondureña.
En efecto, la creación de las ZEDE originadas desde una concepción de consolidación en sus inversiones, basadas en un plano constitucional y jurídico que asegura por no menos de 50 años la multiplicación y ejecución de sus actividades económicas en condiciones de sostenibilidad otorgadas por la ecuanimidad del derecho, resulta que el Estado hondureño tiene en estos potenciales grupos de inversión, el cómo llevar a la patria de Morazán a convertirse en las puertas de Centroamérica en materia económica, con una amplitud de visiones entre bienes y servicios, y que al estilo de lo que han sido estas diversificaciones en países como China o Europa, sean las puntales del bienestar, crecimiento y desarrollo de miles de empleos, que detienen los procesos de emigración, porque éstos al ser ocupaciones y actividades de alta calidad y con remuneraciones conformes con los procesos de conocimientos y producciones tecnológicas contemporáneas; son las claves que mueven las empresas del mundo actual, máxime cuando los procesos se dinamizan desde aplicaciones y pantallas.
Que por ejemplo, en el conjunto de ZEDE de Honduras exista en Próspera un proyecto de turismo que no sólo intensifica con pleno equilibrio ambiental un centro internacional de actividades turísticas y de investigación, y que éstas se encuentren materializadas con el espíritu de otros servicios, y de acciones productivas que hasta centran los corazones culturales de comunidades aledañas, es una muestra del cómo los beneficios de las ZEDE sobre la mayoría de quienes conforman su territorialidad, destruyen cualquier pretensión hegemónica de pequeños grupos sobre la explotación de otros; tal y como ha sido la tesis de quienes intentan desvirtuar los propósitos de estas inversiones con fines que sólo son políticos y con ansias de continuar viendo en Honduras la pobreza y la emigración.
Igual ocurre, con un proyecto de la envergadura de Ciudad Morazán, que busca desde el bienestar residencial, con la construcción de un hábitat centrado en el ser humano, que los propios hondureños generen sus matices de emprendimientos y actividades en áreas que estén asociadas con sus potencialidades y conocimientos, pero allí, en el propio centro de su espacio de vida; eso solamente es posible con proyectos que tengan definidos sus quehaceres y sentidos de orientación no sólo en lo filosófico, sino que la ejecución de su praxis se encuentre materializada con todas las oportunidades posibles, y sin la existencia de imposiciones burocráticas.
Las ZEDE para Honduras como Zonamérica en Uruguay y Colombia, sólo han generado y seguirán generando constantes empleos, que estén remunerados para evitar la deserción de sus trabajadores y coordinadores, porque como innovadoras de la producción y la excelencia de los servicios, fundamentan sus expansiones en la estabilidad laboral donde son precisamente, la libertad y la creación y la democracia, el pilar de los derechos humanos, y el centro de producción económica. Honduras tiene en las ZEDE la navegación segura para disminuir la pobreza y generar empleos ¿Por qué las querrá aplicar Nicolás Maduro en Venezuela?