Luego de la reunión entre los presidentes de Venezuela y Guyana, el pasado jueves 14 de diciembre, todo el proceso organizado en el último mes por el gobierno de Nicolás Maduro, con el supuesto objetivo de reactivar la reclamación contra Guyana sobre el territorio del Esequibo, y que tuvo por actividad central la realización del referéndum (primero denominado “consultivo” y luego declarado “vinculante”) ejecutado el pasado 3 de diciembre, parece haberse desinflado completamente.
Las declaraciones del presidente de Guyana, inmediatamente después de concluida esa reunión en la isla de San Vicente, fueron para ratificar que ese país actúa como el propietario del Territorio Esequibo, y que continuarán explotando sus riquezas de hidrocarburos y minerales, y continuarán otorgando concesiones para dicha explotación (https://www.youtube.com/watch?v=ndmK7TLbbaw).
En otras palabras, los “compromisos” adquiridos por Guyana en dicha reunión del 14 de diciembre, no modificaron para nada la situación de los últimos 15 años, en los cuales el gobierno de Guyana procedió a otorgar concesiones para explorar y explotar petróleo en la plataforma marina del territorio en reclamación, actividad exploratoria, desde 2008, y extractiva, desde 2019, que no había sido protestada por Venezuela hasta este mismo año 2023. Esta extracción de petróleo por Guyana en el territorio que Venezuela reclama como propio, contó con el visto bueno tácito del gobierno de Nicolás Maduro (y el de Chávez) durante más de una década.
Maduro tomó una serie de medidas luego de la supuesta “victoria” del referéndum del 3 de diciembre, en donde destacan la publicación de un nuevo mapa de Venezuela, donde aparece como parte integrante del país el territorio en reclamación, que pasaría a ser un nuevo estado de la República, cuyo nombre es el estado Guayana Esequiba. También se aprobó una ZODI para ese nuevo estado, una división especial de PDVSA y una similar de la CVG para el estado Guayana Esequiba, y se le dio tres meses de plazo a las compañías petroleras extranjeras que extraen el hidrocarburo dentro del territorio Esequibo, para que abandonen esa actividad y se retiren.
Todas estas medidas tomadas por el gobierno de Maduro, parecen chocar con los acuerdos de la reunión bilateral del 14 de diciembre. Hasta hoy, Maduro no ha vuelto a ratificar dichas medidas (hasta donde sabemos). No se ha hablado más del nuevo mapa, ni se ha especificado qué actividades específicas realizarán tanto la ZODI, como PDVSA y la CVG, en el nuevo estado Guayana Esequiba. Tampoco se ha mencionado del plazo de tres meses dado a la Exxon y otras empresas para que se retiren.
Los acuerdos del 14 de diciembre enfatizaron en el compromiso de ambos países en no desarrollar acciones de fuerza ni amenazas en “ninguna circunstancia”, bajo el compromiso de buena vecindad, convivencia pacífica y en aras de la unidad de América Latina y el Caribe (https://mppre.gob.ve/2023/12/14/declaracion-conjunta-dialogo-guyana-venezuela/).
Venezuela y Guyana acordaron “que ambos Estados se abstendrán, ya sea de palabra o de hecho, de intensificar cualquier conflicto o desacuerdo derivado de cualquier controversia entre ellos. Los dos Estados cooperarán para evitar incidentes sobre el terreno que conduzcan a tensiones entre ellos”. De acuerdo con esto, la ejecución de las medidas adoptadas por el gobierno de Maduro luego del referéndum, podrían considerarse “acciones que intensifican el conflicto”. Por supuesto, el otorgamiento de nuevas concesiones para explotar hidrocarburos y minerales en el Esequibo y/o su plataforma marina por parte de Guyana también sería acciones que “intensificarían el conflicto”.
Pero en la reunión de San Vicente no se dijo expresamente que Guyana estaba violando el Acuerdo de Ginebra (1966) al haber otorgado concesiones y permitir la explotación de petróleo en la zona en reclamación. De manera que la continuidad de esa actividad, tal como lo ratificó Irfan Alí en la declaración arriba mencionada, no queda ahora como una situación irregular que contribuye a profundizar el conflicto.
El único punto a favor de Venezuela en esa reunión de Argyle (así se llama el aeropuerto de San Vicente) es la mención al Acuerdo de Ginebra. Pero más allá de esa mención, ni siquiera se establecieron fechas precisas para la continuidad de esas “negociaciones”. Ambos presidentes se volverían a reunir en un plazo de tres meses, pero no se estableció la agenda de esa próxima reunión. En los hechos, pareciera que la continuidad de esa “negociación” no tiene plazos precisos ni temas específicos a tratar. Todo eso favorece obviamente a Guyana, porque de manera inercial se mantiene la situación actual, o sea, se mantiene la extracción de petróleo por parte de ese país, y Venezuela, con el acuerdo de Argyle, ha quedado de manos atadas hasta una próxima reunión, de la cual no se sabe fecha de realización ni temario específico a tratar.
Pareciera que de la reunión de Argyle se ha montado un mecanismo para “ganar tiempo” a favor de Guyana, y las reuniones que nada concluyen, más allá de declaraciones de tipo general, son precisamente una actividad para distraer y prolongar al máximo el tiempo en el cual Guyana sigue extrayendo petróleo en la plataforma marina de nuestro territorio Esequibo.
A Maduro le estarían aplicando la misma trampa que el propio Maduro le ha aplicado por años a la oposición venezolana: reuniones y reuniones, con países “garantes”, con “mediaciones” de países amigos, reuniones que se prolongan por tiempo indefinido y nunca acuerdan medidas específicas de aplicación inmediata.
Llama la atención que uno de los factores promotores de la reunión de Argyle fue la CARICOM, organismo que se ha pronunciado numerosas veces en respaldo total y absoluto a Guyana en este conflicto del diferendo sobre el Esequibo. Caricom no sería, propiamente dicho, un actor neutral en este conflicto. De acuerdo a todas las declaraciones dadas por el Caricom, incluso contra la realización del referéndum por Venezuela, convierten a este organismo multilateral en parte interesada dentro del conflicto por el Esequibo, y Venezuela no debería aceptar que el Caricom actuase a la vez como “interlocutor”, “facilitador”, ni mediador en esta reunión bilateral Venezuela-Guyana. Incluso la participación de la CELAC en el mismo papel mediador que la Caricom, se realiza a través de Ralph Gonsalves, que siendo secretario en funciones de la CELAC, es a la vez miembro del Caricom.
Por ninguna parte encontramos la supuesta victoria que cantó Maduro y su gobierno luego de la reunión de Argyle. Por el contrario, parece haber sido una estruendosa metida de pata diplomática por parte de Venezuela, pues se dejaron llevar a una reunión donde no se decidió nada a favor de la reclamación venezolana, y en cambio el presidente de Guyana se dio el lujo de ratificar todas las medidas que viene ejecutando en el territorio en reclamación, otorgando concesiones y extrayendo petróleo a través de diversas compañías multinacionales.
A estas alturas podemos preguntar: ¿para qué sirvió el referéndum?
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Para distraer a la opinión pública de los grandes problemas que atraviesa el país.
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Para meter presos a los colaboradores inmediatos de la candidata de oposición.
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Para inventar una fabulosa cifra de votos que ni Chávez pudo obtener en su época.
Como dijimos en artículo anterior (https://www.aporrea.org/actualidad/a326589.html), el gobierno de Maduro fabricó expectativas que no iba a poder cumplir, con relación al referéndum, salvo que ocupara militarmente el territorio Esequibo. Tal cual, así está ocurriendo a partir de la reunión de Argyle. Maduro se metió en su propia trampa, y allí se quedará. Ha embaucado al pueblo venezolano con la supuesta campaña para recuperar el territorio Esequibo, y ha terminado firmando un acuerdo en Argyle que le concede tácitamente a Guyana el derecho a seguir haciendo lo que ya tiene varios años, extraer petróleo de nuestra zona en reclamación.
Hoy, a 20 de diciembre, no sabemos si existe el nuevo estado Guayana Esequiba. No sabemos que medidas, de las anunciadas por Maduro, se están implementando realmente. Sólo queda, por ahora, el nuevo mapa, que falta por ver si realmente el gobierno lo va a difundir de manera oficial. Pues ese mapa es también una violación del Acuerdo de Ginebra.
El “patriotismo” demostrado por Maduro en las semanas previas al referéndum, y luego de realizado éste, quedó en el pasado. Luego de Argyle, ya no hay la supuesta movilización militar que el gobierno dijo haber ordenado hacia la frontera con el Esequibo. Los grupos ministeriales acantonados en Tumeremo (que queda a 95 km de la frontera con el Esequibo) quedaron para sacarle cédula y dar atenciones de salud a los habitantes de ese municipio Sifontes del estado Bolívar (que probablemente mucha falta les hacía). Pero los habitantes del Esequibo seguirán bajo el control de facto que ejerce Guyana en ese territorio, esperando que en un futuro que se ve más lejano que cercano, de tantas reuniones salga humo blanco y Venezuela comience por fin a avanzar en la recuperación de nuestro territorio Esequibo.