El que otrora fuera uno de los partidos más vigorosos de América Latina aunque reciente haya sido su fundación, llegando a convertirse en una trinchera de millones de mujeres y hombres que creyeron haberse dado su propia revolución para liberarse de la explotación, empero fue reducido a un cascarón vacío, donde los empobrecidos y traicionados del chavismo no tienen ninguna cabida, fueron defenestrados por la facción contrarrevolucionaria madurista al servicio de los más oscuros y antinacionales intereses. Y llama la atención la coincidencia, que esto mismo le haya ocurrido al otro sector del pueblo trabajador, que seguían a los partidos de la derecha progringa, y fueron asimismo abandonados y desechados por los líderes en los cuales creyeron. Pero, en el caso del chavismo hay que añadir algo más, y es que, no se dice, que el mismo Psuv fue judicializado, es decir, el madurismo como corriente contrarrevolucionaria al servicio del gran capital, le quitó el Psuv al chavismo y se lo quedó para desde adentro aniquilar a la revolución bolivariana.
Nunca fui militante del Psuv pero eso no me impide reconocer que fue una experiencia organizativa maravillosa, fue un espacio donde ese extraordinario fenómeno político-social que se conoce como chavismo entregaba y desplegaba toda su energía en aras de producir los cambios necesarios y con un "hiperlíder" (la calificación le pertenece a Monedero quien le cuestionó esa condición) que, por cierto, revisándose la historia, después de Zamora no se le había visto aparecer a otro por estos montes.
Por eso para la contrarrevolución madurista cumpliendo las órdenes de los más ricos, era fundamental acabar con ese partido a través del cual se canalizaba el ímpetu revolucionario del pueblo, porque sencillamente este era el instrumento que y desde donde se coordinaba todo el impulso revolucionario de la sociedad y del chavismo como fuerza política mayoritaria e imbatible. Era menester entonces, desmovilizar a la militancia chavista, desmoralizarlos y mandarlos "a llorar al monte". Confundirlos destruyéndoles toda su simbología y su brújula histórica, destruir su ADN cultural (si esto no es así, que alguien me desmienta, explicando el significado semiótico contrarrevolucionario de esos adefecios como murciélagos y el súper bigote) y fue así que el gran capital pudo efectivamente alcanzar este objetivo estratégico, usando una de sus más exitosas herramientas, el madurismo. Hoy el Psuv dejó de responder a los intereses de pueblo, fue convertido en una entelequia que da paso y donde se promueven los más aviesos intereses imperiales y mafiosos. En este sentido, Chávez y el chavismo fueron desterrados del Psuv. Y eso es lo que ocurre cuando las revoluciones populares se hacen con cuentagotas, y las vanguardias se van quedando con el poder popular siempre con la excusa de que el pueblo no ha madurado para autogobernarse, reproduciendo las relaciones de dominación que proclamaban querer erradicar.
Sin embargo, la historia terminará por poner las cosas en su sitio. Este accidente político como es la traición del madurismo, que con trampas despojó a un pueblo que se descuidó en el cuidado de su propia revolución será superado, porque todavía existen reservas morales en la sociedad que empiezan a recuperarse y emergerá un nuevo actor popular en el escenario político, pero esta vez, conformando con el chavismo empobrecido y el pueblo empobrecido que una vez creyó en la oposición progringa. Además la dialéctica de la historia es contundente, o el pueblo hace su revolución, o permanecerá esclavo de las clases dominantes.
Hoy, tanto el Psuv como partido de la clase dominante, cómo los partidos de la oposición progringa, se han hecho elementos extraños a la sociedad venezolana, la gente los detesta, porque además de no tener ninguna conexión con los intereses y las luchas que a diario libra el pueblo por mejorar sus condiciones de vida, éste los identifica como los principales responsables de la catástrofe social y económica por la que está atravesando el país. Y esta situación no es un asunto trivial, sino tiene que ver con el grado de descomposición política del sistema de dominación capitalista, pero además, define la tarea estratégica en la que debe concentrar todas sus energías el movimiento popular, construir una poderosa organización nacional, que levante las banderas de la construcción de una República donde todos poseamos el derecho constitucional de ser ciudadanos productores libremente asociados.
No hay otra tarea, las condiciones tanto objetivas como subjetivas están dadas, lo que hay es que ponerse a trabajar.