Algunos vericuetos de la criptomoneda Petro

El uso de la tecnología blockchain en los gobiernos debe suponer transparencia y reducción de niveles de corrupción. Una cadena de bloques funciona como un libro de contabilidad, que va registrando cada transacción. Cada bloque alberga una cantidad determinada de transacciones de los usuarios y al completarse se cierra. Cada uno de los bloques de transacciones se va ordenando cronológicamente uno detrás de otro, y van formando una cadena.

A través de un explorador de bloques se puede hacer rastreo de las transacciones. Por lo que esta tecnología es lo más transparente que existe y que, en algún momento de la historia, sustituirá los procesos tradicionales actuales, como medios de pagos. Sin embargo, el experimento venezolano, el Petro, fue un intento fallido.

El surgimiento del Petro

Las sanciones que aplicó Estados Unidos a Venezuela hicieron que el gobierno de Nicolás Maduro, buscara en la tecnología blockchain una salida. Para entonces, muchos de sus más cercanos funcionarios hicieron varias propuestas. La que finalmente quedó, fue la que impulsó el exministro Tarek El Aissami. Con su criptógrafo, emplearon una blockchain basada en el algoritmo X11, el mismo que utiliza la criptomoneda Dashcoin.

El primer desafío que no pudo superar el Petro, fue la confianza. Para entonces, Venezuela estaba hundida en una hiperinflación. Debido a la caída de los ingresos, el impago de deuda y las sanciones, el único instrumento que tenía el gobierno para financiarse, era la constante emisión de bolívares. Para el año 2018, Venezuela alcanzaba 825.000 % de inflación anual, debido a la expansión monetaria y las pérdidas de Pdvsa por gasolina subsidiada al extremo. Además de la escasez de bienes y servicios.

No hubo inversor que confiara en el Petro tampoco.

La confianza

Una de las naturalezas de las criptomonedas convencionales se basa en la descentralización. Esto significa que todos los usuarios, por ejemplo, de Bitcoin, tienen igualdad de posibilidades, de usar la moneda. De hacer transacciones en cadena, sin censura y operar en un mercado libre, sin permiso, es decir, sin control de una autoridad central.

El algoritmo X11 permite desplegar nodos para asegurar la red. Los nodos tienen como función, además, validar las transacciones de terceros y ordenar los bloques. Para que la red sea descentralizada, cualquier usuario podría desplegar un nodo. A cambio, este usuario recibiría recompensas en criptomoneda. Pero en el caso del Petro, esto no era posible, todos los nodos los controlaba el emisor, por lo que tenía control total de más de 51 % de la red. Esto le permitía al gobierno, emitir monedas Petro, infinitamente. Igual que el bolívar.

Del respaldo con petróleo

Otro de los fallos fue su supuesto respaldo en petróleo. Una criptomoneda respaldada en una materia prima, es una criptomoneda estable. Esta tiene el valor en una proporción 1:1 entre el token y el activo subyacente o de respaldo. Para respaldar una criptomoneda con petróleo, no debía usarse reservas de un campo petrolero. Más bien, los contratos de comercio de petróleo, los cuales tienen vigencia determinada. Eso era una forma de tokenizar La comercialización del petróleo venezolano y acercarlo, de manera real, a los usuarios. Además de permitir auditorías, de que la cantidad de tokens, corresponde a la cantidad de contratos petroleros. Pero el Petro terminó convertido en una tasa de referencia. Se calculaba el precio de un barril de petróleo en dólares y su conversión a bolívares.

No aceptaban su propia criptomoneda

Casi nadie supo usar el Petro. Otros no quisieron usarlo. Hay entes de gobierno que ni siquiera aceptaban transacciones en Petro. Esto era una enorme contradicción, el gobierno no aceptaba su propia criptomoneda, en cadena. Es decir, si alguien quería pagar un trámite, debía hacer una conversión, ir a un banco y hacer un depósito en bolívares, con el valor equivalente de la operación. No había forma de enviar tokens de Petro, desde una billetera, a la billetera del ente de gobierno que debía recibir pagos con la criptomoneda.

En las estaciones de servicio para gasolina, los operadores siempre dijeron que los aparatos no estaban operativos. No hubo manera de que muchos entes gubernamentales, nacionales y municipales, recibieran pagos usando la cadena de bloques. A muchos funcionarios les parecía mejor recibir los pagos, con billetes en efectivo, ya que los pagos con Petro en cadena, no se hubiesen podido manipular, lo que debía reducir la corrupción de muchos funcionarios públicos.

Ninguna alcaldía aceptaba pago de impuestos, en cadena. Había que hacer la conversión, lo que era ridículo finalmente, al tener una tecnología que no se usaba.

En los pocos mercados libres del Petro que pudieron funcionar, el precio de la criptomoneda tenía un descuento de 50 % frente al valor que oficialmente marcaba el BCV. Es decir, si un usuario hubiese podido pagar en una oficina pública un trámite, con la criptomoneda directamente, al comprarla en los intercambios, se pudo ahorrar 50 % del valor de la gestión, que pagar en el banco con una conversión en bolívares.

Finalmente, el Petro terminó sancionado por la OFAC, lo que evitó que cualquier inversor hubiese adoptado a esa criptomoneda.

La estafa cripto

Sin embargo, la tecnología blockchain sí funcionó para quienes llevaron adelante operaciones de cobro de petróleo debido a las sanciones. Aunque no fue precisamente la del Petro. El mismo gobierno detuvo a varios funcionarios y desmontó la Superintendencia de Criptomonedas, al acusar a estos de un presunto robo masivo de fondos, cuyo resultado de la investigación todavía se desconoce.



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Alex Vallenilla


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