El sistema mundo, por llamarlo de alguna manera, está atravesando dos crisis íntimamente relacionadas, la Ambiental Planetaria y la Civilizatoria, producto ambas de la globalización del modo de pensar, de ser, de producir y de consumir de la civilización occidental.
Consciente de estar en crisis pero imposibilitada por el antropocentrismo imperante para aceptar la futilidad cósmica de la vida en la Tierra, la humanidad tiende a dejar la atención de la primera en manos de especialistas y a concentrarse en la que lamentablemente le es más familiar, la civilizatoria.
Banalizada hoy por los monopolios comunicacionales en películas, juegos digitales y terroríficos programas masivo de acción y telerrealidad (reality show) inspirados en la mítica guerra entre el Bien y el Mal. Históricamente normalizada por élites religiosas y seculares autoproclamadas poseedoras de la verdad.
Posessión justificadora tanto del supremacismo y los privilegios que disfrutan en la Zona del Ser, como de la discriminación, la enajenación, el control, la opresión, la explotación, la desposesion y hasta el exterminio de quienes han sido ubicados en la Zona del No Ser. (Frank Fanon, Boaventura de Sousa Santos…)
Reduciéndonos al aquí y el ahora, en nuestro continente encontramos en la cima de la pirámide de la Zona del Ser a EEUU cabeza visible del capital/sionismo/anglo. Y en la del No Ser a su periferia, la América no estadounidense.
Fraccionada y convertida en importadora de valores, usos, conocimiento, vicios, bienes, tecnología, préstamos… provenientes del norte y proveedora de minerales, hidrocarburos, mano de obra barata, capital y toda clase de recursos requeridos por los mandantes de EEUU y sus potencias satélites para llenar sus arcas y mantener lubricado el mercado "internacional".
Más resulta que últimamente la cabeza del imperio está de capa caída. No ha logrado superar la crisis sistémica desencadenada en el 2008. Ha salido con el rabo entre las piernas de los conflictos armados que provoca y apoya, ha tenido que ceder espacio en la Zona planetaria del Ser a rivales emergentes ya emergidos, está perdiendo el respeto de naciones y pueblos …
¿Y entonces? ha vuelto sus garras y su mirada prejuiciada y torpe hacia la Zona continental del No Ser: Redoblando su prepotencia ha afinado sus estrategia para tratar recuperar el control total de los recursos ajenos (considerados suyos).
Recursos hoy más necesarios que nunca para enfrentar a los enemigos tratando en defensa de su hegemonía así como para tratar de reconstruir un nivel de vida más o menos aceptable que ralentice las tensiones sociales internas.
Así, intentando consolidar de una vez por todas la neocolonización de la región, cuestionada por el despertar de los pueblos, utiliza todo tipo de chantaje para dividir y reinar. Recluta cómplices, infiltra entidades claves, impone unilateralmente medidas coercitivas; promueve invasiones, golpes de estado, judicializaciones, atentados..
Entorpece las iniciativas independentistas e integracionistas así como las relaciones con naciones "enemigas". Asila a delincuentes aunque formen parte de las migraciones que atentan contra la supremacía blanca…
¿Y Venezuela? En el centro de la diana.
Por petrolera, por antiimperialista, por bolivariana, por demócrata, por chavista. Por luchar por la recuperación de su territorio y riqueza. Por insistir en la construcción del socialismo del Siglo XXI, de la unión latinoamericana/caribeña y de una nueva geopolítica internacional multicéntrico y pluripolar.
¿Y los venezolanos? ahí mismo.
Resistentes, resilientes y orgullosos de no pertenecer al club de Ser. Dispuestos a defender la Patria y a vivir en paz. A decidir libremente nuestro futuro. A garantizar la realización de las elecciones el 28 de julio en los términos establecidos en nuestra Constitución. Y, en el caso de la mayoría, a reelegir al presidente Nicolás Maduro Moros.
Venceremos