Fernando Soto Rojas ha vivido sus 91 años como protagonista, en primer lugar como comandante guerrillero y luego como líder político.
Desde temprana edad muestra su rebeldía ante tantas injusticias en Venezuela y en el mundo incorporándose a la lucha contra la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.
Preside el centro cultural del Liceo Ramón Buenahora en Altagracia de Orituco, su ciudad natal y, luego de una huelga estudiantil, es expulsado en 1953. Desde allí inicia su militancia en la resistencia contra la dictadura pérez jimenista y pasa a la clandestinidad hasta 1958 para contribuir a su derrocamiento.
De izquierda a derecha, Los guerrilleros, Bachiller Olivo, Bejuma, Betancourt, Negro POM y Soto Rojas
Prefiere definirse a sí mismo como "un militante de toda la vida, feliz de perseverar durante 70 años en favor de la causa de los pueblos por un mundo mejor, de haber atravesado por diferentes coyunturas históricas en esta transición universal del capitalismo al socialismo, de haber visto al pueblo venezolano despertar de nuevo su conciencia patriótica, en forma significativa con el comandante Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana
"El Viejo" o "el hombre que huele a monte", como se le conoce también desde finales de los años 60 y principios de la década del 70 del siglo pasado, ha dedicado a la lucha contra el capitalismo y el imperialismo en todas sus manifestaciones por la construcción del socialismo.