Suspender las elecciones. Convocar otras nuevas. Y respetarle al chavismo el candidato(a) que escoja

Lo que pudo verse el domingo del simulacro fue una gran desolación y en medio de esta los escogidos casos de amontonamiento en centros electorales con empleados públicos obligados a estar plantados horas y horas para hacer bulto y pantalla. El madurismo-Psuv, y la oposición progringa, demostraron no tener la voluntad de movilización del pueblo venezolano a caer en la trampa. Y que no venga nadie con cuentos, ya que los simulacros sirven para decir anticipadamente el que va a ganar.

No obstante este panorama desolador, lo verdaderamente importante que se desprende de este simulacro, es que el 28J debe ser suspendido y trazarse un nuevo calendario electoral, que se rija bajo los principios constitucionales y no por las conveniencias de la cúpula madurista-Psuv en acuerdo con fedecámaras y la oposición progringa para violar los derechos políticos al chavismo. Porque de llevarse a cabo este teatrillo electoral, las consecuencias serán nefastas para el futuro de la sociedad venezolana, ya que cualquier presidente que surgiera de este amañado y anticonstitucional proceso, será carente de legitimidad, o sea, no contará con el apoyo mayoritario del pueblo, es decir, no dispondrá del reconocimiento político que se requiere para gobernar democráticamente, lo que terminará por significar, que la crisis por la cual está atravesando Venezuela, no tendrá solución y por el contrario esta se prolongará para mayor sufrimiento del pueblo venezolano, porque quien asuma la presidencia se sostendría en un gobierno originado en el autoritarismo y eso terminaría en un escenario de violencia entre venezolanos.

Al escamoteársele al chavismo y al conjunto del movimiento popular, como la más grade fuerza política democrática de Venezuela, el derecho a participar con su candidata o candidato, el madurismo-Psuv quedó sin base política para sostenerse en el poder, lo cual necesita desesperadamente para cumplir con el mandado de salvar los intereses del capital. Por eso monta un teatrillo electoral y usa para ello una plantilla de candidatos que por un lado, no tienen la maquinaria organizativa nacional para ganar unas elecciones (en esto no hay lugar para los batacazos), y además, ninguno representa peligro para el sistema de dominación del capital en Venezuela.

Por otro lado, el madurismo-Psuv como nueva fracción burguesa dominante, genera una polarización electoral con la otra vieja fracción de la lumpenburguesía, la maricorinista, con el propósito de atrapar la atención política del pueblo. La disputa esencial del maricorinismo y el madurismo-Psuv no puede interpretarse, sino, como una simple pelea por ver quién administra los bienes y las orientaciones del capitalismo en Venezuela, sus peleas nunca serán por cuál de las dos bandas tiene mejor proyecto de país y beneficios y tranquilidad para el pueblo.

La única fuerza política que esgrime un programa (Plan de la Patria 2013-2019) anticolonialista, patriótico, nacionalista, anticapitalista, antiimperialista, verdaderamente socialista y de fraternidad universal, es el chavismo. Y es esa la razón por la cual el chavismo fue traicionado por la fracción contrarrevolucionaria procapitalista del madurismo-Psuv. En este sentido, suscribimos las propuestas que plantea Memo Fernández para impedir un desenlace de violencia:

  • La libertad de los presos políticos y sindicales.

  • Reformas económicas, que tengan que ver con el incremento salarial y aumento del monto de las pensiones.

  • Reorientación de la administración de PDVSA.

  • Suspensión de la persecución política y derogatoria de las 3 leyes fascistas.

  • Proponer un nuevo calendario electoral sin restricciones políticas.

El chavismo con Chávez y el conjunto de las organizaciones sociales, están listas para negociar.





 



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Arnaldo Aguilar Dorta


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