Hay gente a la que ya, definitivamente, no se le puede creer. Gente que habla, porque está muy segura de que la están oyendo. A menos que, a la gente que lo escucha, le encante que le mientan una y otra vez.
Es el caso del dirigente adeco Carlos Ortega.
Este hombre participó en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002. Días antes lo vimos fotografiado en la prensa nacional levantándole la mano a Pedro Carmona Estanga, presidente para ese momento de Fedecámaras, y a Luis Ugalde, rector vitalicio de la Universidad Católica Andrés Bello.
Después, participó en la marcha del 11 de abril y desde la tarima de la Plaza de la Meritocracia -así llamada por él- nos invitó a Miraflores: Vamos a Miraflores. Después vino el golpe.
Una vez que fracasó el golpe, Carlos Ortega llamó a un paro cívico nacional. Un paro activo -un paro en movimiento. Y la televisión privada nos presentó durante dos meses aquel parte de guerra donde aparecía Carlos Ortega -CTV-, Carlos Fernández -Fedecámaras- y Juan Fernández, Gente del Petróleo.
Desde aquel día Carlos Ortega nos llamó a marchar. Nos llamó a cacerolear a las ocho.
Nos llamó a trancazo a las seis de la mañana. Y el régimen ahí.
Después nos dijo que había que sacrificarse. Y este año comemos hallacas sin Chávez. Y no comimos hallacas esperando que Chávez se fuera. Y nos llamó a no tener Navidad. Y dejamos las bolitas y el arbolito para el año que viene, porque seguro que Chávez se va. Y nos quitó el beisbol. Y la gasolina.
Y luego nos dijo que el paro se nos fue de las manos. Y tenemos que volvernos brutos. Y qué régimen aguanta un paro de sesenta y tres días.
Después se fue al exilio. A Costa Rica. Y desde allá lo expulsaron porque declaraba siempre contra el régimen venezolano. Y se fue a luchar a la clandestinidad porque ahora el tirano se va, se va, se va.
Y lo agarraron mansito, jugando bingo. Luchando allí a brazo partido contra el régimen.
Y estuvo preso y después se fugó.
Y ahora, aparece en un video pidiendo firmas para legalizar el glorioso partido Acción Democrática. Que no quede nadie sin firmar. El partido del pueblo acaba de perder precisamente el pueblo, y Ortega viene a pedirnos el firmazo, Otra vez.
Y no será que a la gente de la oposición le gusta que Ortega les mienta porque son felices con sus mentiras.
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