Ignorantes sin Estado de Derecho sin justicia ni defensa (I)

Ignorar se refiere a desconocer o no estar informado, de manera general o específica, puede haber ignorancia sobre un tema en particular o sobre un campo completo de conocimientos. Puede tener connotaciones despectivas si se usa para descalificar las afirmaciones u opiniones ajenas. Es una palabra que proviene del latín ignorantĭa, ‘no conocer’ sobre temas específicos, cuestión común a todas las personas, por cuanto todo proceso de aprendizaje arranca de un inicial desconocimiento; en este sentido, todos somos o hemos sido activamente ignorantes sobre incontable cantidad de temas. Por ignorancia también se alude a la condición de los individuos que, al no haber recibido ninguna educación o instrucción, son ampliamente desconocedores de una gran cantidad de materias. De ahí que uno de los principales objetivos de todo gobierno es propiciar un sistema educativo suficientemente eficaz para erradicar la ignorancia en la población, además de suministrar herramientas básicas para su adquisición, como la alfabetización. Entre algunos sinónimos del término ignorancia son desconocimiento, analfabetismo, incultura o ineptitud, en tanto que sus antónimos son sabiduría, conocimiento, cultura, experiencia, destreza, aptitud. En filosofía se puede entender la ignorancia desde un punto de vista positivo, como una puerta hacia el conocimiento.

Ha sido tema debatido a lo largo de la historia, Sócrates creía que la verdadera sabiduría reside en reconocer la propia ignorancia. La psicología explica que la ignorancia puede ser causada por diferentes factores, falta de acceso a la información, de interés en aprender, o la dificultad para procesar información compleja. La valoración de la ignorancia como calificativo es compleja, depende del contexto, en algunos casos puede ser vista como un defecto, en especial si se refiere a la falta de conocimiento sobre temas importantes. En otros casos la ignorancia llega a ser vista como virtud, cuando se refiere a la falta de conocimiento sobre temas triviales o dañinos. La ignorancia puede incluso tener valoraciones positivas en ciertos casos, sobre ciertos temas que ayuden a mantener la paz y la armonía en la sociedad. Ignorar se ha dicho también que puede ser una fuente de felicidad, al permitir disfrutar de las cosas simples de la vida sin preocuparnos por los problemas del mundo, lo que pudiera rayar en la indiferencia.

Tener abogado, palanca y billete hace la diferencia entre las prerrogativas jurídicas, legales y de derecho. El Código Civil de Venezuela en el artículo 2 establece una premisa fundamental que reza: La ignorancia de la ley no excusa de su cumplimiento, lo cual coloca a las mayorías por falta de conocimiento, en desventaja sobre quienes sí disponen de información respectiva de lo que otros ignoran, porque la ignorancia se decreta cuando no se atiende a todos y todas las personas. El derecho positivo, activo, supone actuar automáticamente y obliga al infractor, lo sepa o no, a ser sometido por el sistema judicial ordinario. Es lo que suele ocurrir para los sujetos sujetados por el sistema que precede, procede y se ha establecido como moral normativa, como la palabra escrita en el libro de la verdad que precede al cumplimiento cabal desde la imposición, so pena de recibir sanción o castigo por la omisión involuntaria o voluntaria prescrita por el legislador, y quede asentada y pase a ser de reconocimiento general. Tienen entonces todos y todas, legos por ignorantes y conocedores los mismos atributos desde el derecho, sepan o no leer y espero tanto en la naturaleza como en la sociedad el hombre y la mujer medran, tengan o no conocimiento previo, por instinto, o teniendo conocimiento supino, en atención a lo que le tiene sin cuidado a la sociedad, ignorante absoluta.

En todo caso lo que marca la diferencia es que somos naturaleza y vivimos de ella, en cambio en la sociedad existimos como integrados o no a ella, dependiendo de cómo logremos adaptarnos, no ignorando que existe porque la hemos creado y en el proceso nos adecuamos mientras se evoluciona. Cabe pensar que sería como comparar a ricos y pobres frente a los acontecimientos, favorables a aquellos y desfavorables para éstos, por no poder asegurarse de tener las mismas condiciones y garantías por parte de las instituciones, que se dice están obligadas a dar y garantizar el mismo trato y justicia debida cuando quepa hacerlo como función del Estado de derecho y de justicia. A las mayorías se les atropella por considerarlas masa, con la que se puede hacer mazamorra. Si ignoran son presas de su propia ignorancia y así serán tratadas por la máquina, quedando obligados porque sí al ser público y notorio en la Gaceta Oficial, o la fecha que ella misma indique. Entonces nadie está exento de cumplir la ley, aunque desconozca de qué va la cosa, de qué se trata, sin que por ello esté eximido. Un ejemplo, para quien pasa por un camino y de un predio cuelgan ramas cargadas de peras, toma algunas frutas, y el dueño se percata de ello, exigiendo el pago por las peras que tomó, so pena de demandar ante las autoridades, y sea sancionado. En tal hipotético caso, si el caminante es ignorante de las leyes, puede que sea engañado por el dueño del predio y del peral en su suelo, y por tanto se salga con la suya, a sabiendas de que no está dentro de los límites del predio, y que es cosa pública sin derechos ni obligaciones para quien haya tomado las peras, deba pagar por ello. Pero como todo en la vida es complejo por ser tal la existencia, llena de vicios y de virtudes, porque somos personas con nuestras personalidades, y la mayoría ignorantes sobre temas legales, jurídicos y del derecho, corresponde entonces buscar y asesorarse con un abogado competente, no subestimando lo que implica para nuestra seguridad ante los procedimientos y procesos, respecto a fallos absolutorios o condenatorios, según casos específicos particulares.

En las instituciones tienen competencias profesionales del derecho, hombres y mujeres que no ignoran sobre lo legal y legítimo. Por tanto, el énfasis del artículo 2 del Código Civil de Venezuela sobre la pertinencia de que debemos cumplir con la ley, con independencia de lo que ignoremos o sepamos, ni el nivel de educación o conocimiento que se tenga. Nada será excusa válida ante la justicia, por lo que es fundamental que haya educación y ser responsables, honestos con nosotros mismos, para evitar en lo posible las consecuencias. Significa que con independencia de que se conozca o no lo que manda la ley, cabe responsabilidad individual por actos u omisiones, obligados en cumplir las disposiciones legales. La voluntad expresa de los particulares no los exime de acatar y cumplir la ley sin alterarla o modificarla, evitando por forma que alguien alegue que desconocía la ley al cometer el acto punible y sea tomada como excusa. Aunque se disponga también que ninguna ley ni disposición gubernamental tenga efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna, como en el artículo 1° del Título Preliminar del Código Civil, que establece que la ley es obligatoria desde su publicación en la Gaceta Oficial o desde la fecha que ella misma indique. Y el artículo 3 establece que la ley no tiene efecto retroactivo.

Otro aspecto jurídico se refiere a los documentos judiciales, su redacción y el cuidado de las formas legales, jurídicas y legítimas, al momento en que se emite un fallo, porque ocurre que ha habido contradicciones de forma y fondo, por descuido o falta de una exhaustiva revisión, por el motivo que sea y se pueda alegar luego de cometido el error, de lo que pueden surgir consecuencias significativas tanto de hecho como de derecho, al abordarse en un contexto y perspectiva legal. Cuáles pueden ser las consecuencias de hecho, que el documento se contradiga, y los recursos que deje el expediente judicial con fallos e inconsistencias evidentes entre el fallo emitido y la sentencia previa firmada y refrendada por todos y todas los y las responsables. Esto podría afectar la pulcritud del proceso y la confianza en la propia justicia, si un imputado presente en el descargo de la acusación o querella y la condición del fallo genere confusión y frustración, y el acusado o imputado podría sentir que el proceso no le brinda el trato justo, transparente y que corresponde ante acusación por supuesta violencia o amenazas. Esto acarrea sin duda una afectación psíquica, mental, anímica, física, y lo tipificado para la persona envuelta por las circunstancias de un hecho punible donde víctima y victimario tienen derechos a ser tratados con ecuanimidad.

En todo caso debe haber una demostración de los supuestos que motivan una acusación e iniciar un procedimiento para ir a juicio con las consecuencias que implica. Hay acusaciones falsas o temerarias, y emitir un fallo sin las revisiones pertinentes, conllevan contradicciones legales, por difamación y daño a la reputación de la persona por no haber sino pruebas sin la contraparte a la que se le permita descartar si fuere el caso tales supuestas pruebas. Lo que implica en atención a los procedimientos y actuaciones donde debe presumirse inocente hasta no probar lo contrario. La apelación siempre es posible como recurso en cualquier momento de la medida. La defensa pública o abogado ad hoc podría presentar una apelación basada en la impericia demostrada al no considerar adecuadamente los argumentos presentados por la fiscalía. Y la apelación debería fundamentarse en los errores procesales, como en el procedimiento amañado o la falta de revisión exhaustiva del documento. En resumen, es crucial que los actores judiciales actúen con rigor, responsabilidad y respeto al debido proceso para garantizar la justicia y proteger los derechos de todas las partes involucradas en un caso real como este.

Quienes nos hemos dedicado durante años en tratar de buscar entender y saber qué es lo que nos mantiene en el mundo de cosas que hay y son como lo hemos creído, diferente a otros importantes aportes de quienes piensan distinto, formados desde las epistemes más sólidas, pero que no nos quitan lo bailado en la experiencia de la existencia sin límites, ni imposiciones ni decretos de Estado. Preferimos darle mayor importancia a la noción del significado de nación, lo que se establece antes que cualquier institución donde se imponen condiciones por favoritismos de distinta índole; puesto que nos remitimos a los principios y valores inculcados entre todos y todas, desde un hogar común, una sociedad, la cultura y la civilización, sin cerrarnos a férreas voluntades que no se enfocan al bien de las personas. Hemos avanzado a pasos sostenidos por derroteros de mejoramiento humano, de enaltecer a la especie, desde la honestidad, la mística, el espíritu y el cuerpo. Desde la humildad como carácter primordial en contacto con la propia naturaleza y el don de la existencia, cuya importancia se remite el estar presentes, conscientes del aquí y ahora en la empresa de las inmensas capacidades que se pueden desarrollar, con las cuales el aporte al prójimo será fundamental. Cada grano de arena cuenta en la playa donde nos bañamos, y no teniendo dueño, es de uso general. Por lo menos es lo que debería ser entre los hombres y mujeres de buena voluntad, es lo mínimo que se esperaría por parte de individualidades racionales, desde la lógica supina.

Acaso no medramos todos los seres vivos de, en y con la naturaleza, de la cual tomamos para vivir, para construir, para relacionarnos con el ambiente, y si además le agregamos esto que vamos tomando de ella con lo cual creamos, desde la creencia, hasta lo que hacemos con lo que somos. Importante es que la preservemos para las generaciones futuras, es decir del mañana, que no es más que la realización del presente. Es lo que vamos forjando a golpe de bajo pruebas extremas, bajo el incesante bombardeo de las adversidades y contradicciones, las cuales toca esgrimir y son los alicientes, arrojados como estamos sobre el mundo que nos rodea, ese universo de posibilidades donde se decide, y no son entonces los que están arriba y ocupan cargos y ejercen roles que otros deciden a través del ejercicio por un tiempo determinado para que demuestren de qué están hecho. Por cierto, en la mayoría de los casos se eligen no siempre a los más aptos, puesto que son producto de las circunstancias, ya que no tienen las capacidades necesarias para hacer lo mejor, sino que son lo menos malo, por eso cuesta salir del atolladero en que estamos inmersos. Son las élites las que ponen y quitan presidentes, gobernadores, alcaldes y concejales. Pero nos manipulan y hacen creer que somos nosotros a través de los votos los que inclinamos la balanza hacia nuestro favor y no ha sido así.

Se ha dicho que el principal actor de los cambios son las masas dirigidas por un líder, pues resulta que ese protagonista tiene sus visiones y es pueblo, pero requiere de una estructura de poder para poder gobernar un Estado, conducir los negocios públicos de una nación hacia derroteros que pretenden favorecer a las mayorías, pragmatismo que calza en el programa, pero no en la realidad, ya que con antelación los grupos y sectores ya se han cuadrado desde sus intereses particulares, se pertenece a una clase y se actúa en consecuencia. Entonces, dónde quedan los derechos, las garantías, la justicia, la libertad, la paz, la convivencia, la democracia. Las cárceles, los cementerios, están llenos de muertos y de presos que por ir a contracorriente de la existencia y de lo que importa para quienes dirigen a las mayorías, el Estado, la Iglesia católica apostólica y romana, y los propietarios dueños de los medios y los modos, que las instituciones avalan, como lo hace la cristiandad al pasar con su ideología a formar parte del entramado de corrupción e intereses estancos, cuando separados dentro del cristianismo, se reparten la tierra, el agua y el aire, y desde los medios y los recursos aplican la ley del más fuerte, la del embudo, estableciendo la pirámide como su símbolo o do y control desde la modernidad, para dominar a las masas en un juego perverso donde las reglas las imponen ellos y se deben obedecer a juro y porque sí. Cualquiera que reclame con razón será sometido por rebelde y contestatario. El objetivo siempre es el mismo, la dominación de los muchos por los pocos, incluso de la entera especie humana por un 1% de la población mundial, donde el 10% es dueña y el resto está a merced de los caprichos de ellos.



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Franco Orlando


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