Palabreo

Dejemos tranquila a María Corina

Antes de meterle el diente al tema de la señora María Corina Machado, debo manifestar mi desconcierto por la postura de dos periodistas a quien conozco como sensatos, aunque pasados al antichavismo desde hace bastante tiempo. Si bien el cambio de postura es parte de la libre opinión, en especial cuando vivimos en un proceso donde abundan los desatinos, zánganos y matavotos, Pero considero un despropósito que en un país a punto de ser conducido desde el exterior a una guerra civil, con el uso del hampa común para asesinar, dañar centros hospitalarios, humildes emprendimientos, Alcaldías, transportes, casas de partido, estatuas,

incluyendo la de José Gregorio Hernández y la del Cacique Coromoto y cuanto se atraviese (por cierto con respecto a la estatuas de carácter religioso la alta jerarquía católica sigue en modo mute frente a este acto hamponil), se refieren con duras críticas sólo a la acción del Estado, donde se reconoce excesos, pero vale la pena preguntarse cómo demonios se frena la acción vandálica de unos delincuentes armados, pagados para la acción terrorista y avivada su falta de escrúpulos a punta de drogas. Soy enemigo de la represión, si me explican cómo se defiende la estabilidad y la paz de una acción terrorista encabezada por el hampa común, agregamos lo de brutal a la acción del gobierno.

Estos dos comunicadores, formados en un hogar revolucionario, denuncian la detención de un dirigente político que no puede exhibir con orgullo una meritoria trayectoria digna, sino un prontuario que lo acerca más al pillaje, pero no denuncian que los hampones prepagos, drogados, apuñalaron a un joven y lo lanzaron vivo al río Guaire o asesinaron con un tiro al pecho a un Guardia Nacional o que le quemaron el carro a un colega de ambos. Un detalle: la mayor parte de los hampones convertidos por Foro Penal en manifestantes pacíficos nl siquiera votaron el domingo 28 de julio. Al menos, estos defensores de los derechos humanos deberían simular ser serios.

No sé si estos dos periodistas esperan el estallido de una guerra civil o un Golpe de Estado para decir «Ay, coño, lo del Golpe era verdad».

A mis dos ex camaradas les dejo esta reflexión.

Ahora voy con el caso de María Corina Machado, quien ha sumado tal cantidad de delitos desde abril del 2002 que la inhabilitación para optar a cualquier cargo público es una especie de jalón de oreja y una palmadita en su delicada mano con un regañito a niña consentida: «eso está malo, no lo vuelva a hacer». Si su manía por denunciar fraudes no arrastrara consigo muertes y destrozos, atentados contra bienes públicos, ruptura de la paz, intentos golpistas, podríamos afirmar que elecciones sin la posterior denuncia de fraude de la señora Machado, no son elecciones. Por algo la hermosa y talentosa periodista Mari Pili Hernández, dice que escoger de vocera a María Corina para denunciar un fraude electoral fue un error. Yo le agregó que esta dama de nuestra oligarquía se ha vuelto maniática con el tema. Sólo que su manía deja muchos muertos y desastres.

Desde esta humilde crónica, solicito a la Fiscalía que le sumen todos los delitos cometidos por ella, pero que las autoridades policiales y militares no la detengan, déjenla tranquila en el país o que se vaya fuera.

En particular yo le pido a nuestra oligarca preferida que al menos recoja firmas para que tenga legalizado su propio partido y así termine de mandar al carajo a Rosales con sus dos tarjeta y el lacito azul incluido.



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Pedro Salima


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