Me fascina, pero no en el sentido positivo, que con muy pocas excepciones aquí en Aporrea, los maduristas jamás hablan sobre el bienestar del pueblo, de las mayorías, de ese 80% de nuestra población que ha estado sufriendo de manera despiadada desde hace unos 10 años bajo la gobernanza del actual presidente de Venezuela, lo cual debería ser el tema principal de preocupación, especialmente si ellos, los maduritas, dicen ser socialistas, donde la comunalidad (el no-individualismo y el no-egoísmo) y la inclusión social y humanista debería ser la prioridad.
En vez, hablan sobre las intervenciones extranjeras del imperio (EEUU), de Chile, de Perú, de Panamá, de Lula, Petro y Amlo, de la Unión Europea, etc.
Hablan de Edmundo y María Corina Machado, de Enrique Márquez, y Guaidó.
Hablan de conspiraciones en contra del actual presidente de Venezuela, como si él fuera el centro del universo, y hablan de conspiraciones en contra de su gobierno y en contra de las instituciones del Estado venezolano, como si esos elementos (o factores) fueran los más importantes en sus cálculos.
Hacen análisis tras análisis de los resultados de las elecciones del 28 de julio pasado, como si el pueblo venezolano no existiera, o sea, excluyen el más importante elemento (o factor) de sus análisis; el pueblo venezolano.
Es como si un actuario, quienes entre otras cosas calculan los riesgos para las empresas de seguro, no incluyeran en sus análisis, los riesgos asociados al comportamiento y sentimiento colectivo de la población, y la demografía de la población que asegurarían.
¿Cómo van a ofrecer seguros si no conocen a quienes estarían asegurando?
La cosa es que, en la política, todo debería en primer lugar centrarse en el comportamiento y en los sentimientos de la población que los políticos y gobernantes sirven (o deberían servir), porque es el pueblo quienes los pusieron allí en primer lugar. Si no hay pueblo, entonces no existe la política, y no viceversa, o sea, la existencia de la política depende primordialmente y enteramente de la existencia del pueblo.
En otras palabras, la política no es un elemento (o factor) independiente en la ecuación, sino, es un elemento (o factor) completamente dependiente de otros elementos (o factores), cuyo elemento (o factor) principal, es el pueblo.
Si un padre de familia tratara a todos sus hijos igual, sabiendo que uno de ellos sufre de epilepsia o retraso mental, entonces el padre estaría cometiendo un grave error en la crianza de sus hijo, además, estaría inculcado en sus hijos sanos un valor humano equivocado, donde no se tomaría en cuenta la condición humana del prójimo, un concepto antisocialista.
Es más, sobre el tema de la política --- que los maduristas tanto les gusta discutir desde sus trincheras mientras el mundo que los rodea se cae a pedazos ---, un hecho que ellos niegan discutir, es el hecho de que el actual presidente de Venezuela ha demostrado más allá de cualquier duda, que él es simplemente el otro lado de la moneda del capitalismo, mientras que por el otro lado de la misma moneda se encuentra María Corina Machado, o sea, los dos son igualitos en sus afanes de aferrarse al capitalismo como ideología e instrumento principal de la gobernanza, pero, de eso, los escritores maduristas aquí en Aporrea jamás discuten (que yo haya visto).
Al final, y de manera fría y verdaderamente egoísta e inhumana, los escritores maduristas aquí en Aporrea ejercen su arte solamente para justificar sus propias posturas ideológicas vis-a-vis una situación real del país que ellos se niegan a ver o a entender con honestidad.
¿Qué carrizo importa quienes nos gobiernan o desde qué ideología emanen?
Lo que importa, es el resultado, y en este caso, los resultados han sido claros, el pueblo venezolano ha sufrido tremendamente bajo la gobernanza del actual presidente de Venezuela, y eso es lo que importa.
¿Qué cambiaría para el pueblo venezolano si María Corina Machado nos gobernara?
Probablemente nada en términos reales del día a día, por lo menos no a corto plazo, sin embargo, una cosa que sí cambiaría inmediatamente, sería el ánimo de la mayor parte de nuestra población al saber que finalmente se habrían liberado del mayor responsable de nuestro sufrimiento, y eso, es como una luz al final del túnel oscuro en el cual nos encontramos hoy como sociedad.
Y, ese simple hecho, sería una ventaja a favor del pueblo venezolano.
¿O no?
¡Claro que sí!
Sería cómo cuando una padre de familia violento y abusador finalmente es expulsado de su casa y enseguida la madre se casaría inocentemente con otro eventual abusador, bueno, los hijos se alegrarían inicialmente porque tendrían por lo menos la esperanza de que el nuevo padre de familia no los maltrataría tanto.
¿Verdad?
Sin embargo, lo ideal sería que, después de la expulsión del padre, la madre y sus hijos analizaran la situación en profundidad para que no se vuela a repetir la misma situación de abuso y violencia en contra de ellos, pero, la vida no siempre nos da esa oportunidad, porque no hay suficiente tiempo, o consciencia colectiva, para acomodar tal opción, entonces, uno hace lo mejor que pueda bajo las circunstancias, con el fin de buscar el mayor bienestar para la familia que ha sido abusada y que ha sufrido tanto desde hace tanto tiempo.
Entonces …
¿Por qué los maduristas que escriben aquí en Aporrea jamás toman en consideración este elemento (o factor) cuando escriben?
¿Qué daño les causaría a ellos de abrirse humildemente, sinceramente, y honestamente a este primordial elemento (o factor) en sus ecuaciones?
El egoísmo, el individualismo, y la exclusión social y humanista abundan dentro del empíreo del madurismo.
Eso es todo por ahora.
Gracias.