Metamorfosis y devenir civilizatorio entre socialistas y capitalistas

Los sistemas económicos socialistas, que promueven desde una propiedad colectiva y redistributiva equitativa como propuestas de todos los recursos, y el capitalista, que se basa en la propiedad privada y libre competencia, evolucionaron a lo largo de la historia en procesos que surgen en los albores de las civilizaciones, desde la instauración del cristianismo hasta la caída del feudalismo en Europa, donde el socialismo retoma su forma como respuesta a los desvíos y desigualdades por parte de los capitalistas, siendo su principal característica la centralidad del lucro personal y la acumulación y el crecimiento económico en pocas manos. En el socialismo la prioridad se centra en el bienestar de la sociedad sin clases, un todo en justicia y paz, críticos y conscientes de la realidad material. Tales cambios que aborda la Historia Universal, en ideas y pensamientos, desde el conocimiento de los cambios y transformaciones del hombre sobre su entorno de vida, impulsando desde la cultura, el desarrollo y el progreso en pro de las mayorías, frente a una minoría que desde sus narrativas, anuncian supuestas complementariedades, planteadas como una realidad implícita, donde las masas son consideradas como cúmulos socio-político-económico, en alternativas decantadas ahora por el neoliberalismo. Tales intentos de proximidades y enfoques permiten atisbar en estos fundamentos teóricos, el método empleado desde la filosofía y las ciencias del hombre desde los paradigmas que reglamentan la democracia burguesa colocando como el fiel de la balanza en la postmodernidad y el sistema postcapitalista, base de sustentación civilizatoria en Occidente en el último milenio.

Vivimos entre paradojas, donde no siempre las cosas son lo que parecen ser, requiriendo por nuestra parte, vivir lo real como trascendencia en una realidad ficticia en la existencia. Tal es lo esencial de cuento contienen los grandes principios universales, que nos han permitido enfocarnos desde tales experiencias meditadas en la reflexión de las ideas y pensamientos equilibrados y en armonía, que desde muy antiguo nos han predicado desde las ermitas, los templos y el ágora, donde se han develado lo cognitivo entre sentimientos y paradojas, cuando "El corazón tiene razones que la razón no entiende" de Pascal, y la paradoja de la ceguera, "Lo esencial es invisible a los ojos. Sólo se ve con el corazón de El Principito; o paradoja de la improvisación, donde "La mejor improvisación es la adecuadamente preparada". También la paradoja de la cultura, "La televisión es una fuente de cultura, cada vez que alguien la enciende me voy a la habitación de al lado a leer un libro" de Groucho Marx, y la paradoja de la ayuda, "Si deseas que alguien te haga un trabajo pídeselo a quien esté ocupado; el que está sin hacer nada te dirá que no tiene tiempo". Oportunamente la paradoja del dinero te dice que él "Era un hombre tan pobre, tan pobre, tan pobre, que lo único que tenía era dinero". Con la paradoja temporal cuando dice, "Vete despacio que tengo prisa", y ahora ésta paradoja en cuanto a que "La tecnología nos acerca a los más lejanos y nos distancia de los más próximos", de Michele Norsa, y por su parte la paradoja del sentido, "No llega antes el que va más rápido sino el que sabe a dónde va", por Séneca. O la paradoja de la felicidad, "Mientras que objetivamente estamos mejor que nunca, subjetivamente nos encontramos profundamente insatisfechos", José Antonio Marina. En cambio, la paradoja de la sabiduría nos enseña que "Quien sabe mucho, escucha; quien sabe poco, habla. Quien sabe mucho, pregunta; quien sabe poco, sentencia". En cuanto a la paradoja de la generosidad, de que "Cuanto más damos, más recibimos", combinado con la paradoja del conocimiento, cuando "El hombre busca respuestas y encuentra preguntas", y de la paradoja de lo cotidiano donde "Lo más pequeño es lo más grande". Mientras que, en la paradoja del silencio, "El silencio es el grito más fuerte" dicho por Shopenhauer. Tenemos la paradoja del experto, cuando "No hay nada peor que un experto para evitar el progreso en un campo". En cuanto a la paradoja de la riqueza, "No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita". Y la paradoja del cariño, "Quien te quiere te hará sufrir". En fin, la paradoja del disfrute nos plantea que "Sufrimos demasiado por lo poco que nos falta y gozamos poco de lo mucho que tenemos" dicho por Shakespeare.

Podríamos seguir agregando singularidades a la lista, son las metamorfosis en nuestras vidas, que dependen del camino elegido, o del sendero por recorrer al emprender el viaje de la existencia personal, que son paradojas entre lo que pensamos y sentimientos, las emociones albergadas y compartidas en medio del entorno cotidiano, con mayor o menor energías y sus niveles y grados vibratorios, que determinarán con precisión casi matemática lo que será albergar la felicidad o la desgracia humana; asumiendo sentirnos totalmente como tales con plenas responsabilidades frente a los demás observadores, que en tiempo y espacio copan el escenario presente, y que se hace en cada momento en que o se avanza, se estanca o retrocede, en declive de nuestra existencia terrenal. Tal vez por ello Marx concibió como la razón de progreso una conclusión histórica, que ésta nos conducirá a la justicia, sin la ayuda de Dios. Porque como llegó a creer Pitágoras, "La evolución es la ley de la vida, el número es la ley del Universo de la unidad, es la ley de Dios". Están los que todavía se preguntan por todo esto y demandan respuestas sobre qué o quién lo hace posible, creo que Chávez con sabiduría de quienes pasan por la vida como los luceros que marcan un rumbo a seguir y se extinguen en su trayectoria, sintetizó con tino en un simbolismo puro lo del punto y círculo, en la semántica de los signos místicos profundos, entre los mitos con alcance universal, esta realidad de cada uno humano, con leyendas tejidas y pergeñadas en tramas que involucran a las masas a las que guía desde los pensamientos llenos de magia, más allá de la religión o el conocimiento técnico, pragmático y racional. Es una cuestión de vida o muerte el mantener la coherencia desde las posturas que se asumen, como desde donde nos encontramos, porque está el que cree, y está el que piensa con cabeza propia, siendo esa singularidad como punto y centro del universo, ocupando su espacio, que religión y ciencia, antes enfrentadas, llevan al mismo estar en la naturaleza del ser de las cosas que son y que hay en el mundo que evoluciona en el fuero interno de la persona que lo concibe como tal.

Desde que llegamos a este plano estamos continuamente medrando unos de otros, alimentándonos de la energía emanada como naturaleza y como divinidad, son tales los niveles y el progreso en tanto evolucionamos como especie que crea simbiosis, en un avance con superación. Las respuestas son las que el pensamiento espera, según sea el conocimiento sin adherirnos a dogmas, al comprobar empíricamente que la teoría y la práctica es una construcción del paradigma positivo, materialista, efectistas, y más reales de la experiencia rutinaria y la existencia que es debida a que tú lo crees y tú lo creas, y te sientas identificado o no con un creador fuera de ti, o dentro de ti, varón y hembra creadas, siendo lo uno, porque estás, y eres a partir de ese instante en que captas tu cuerpo, tu mente, tu densidad, lo que realizas con tu presencia en la realidad como fenómeno, como esencia, como cosa crítica consciente, si tienes conciencia de ello, frente al barullo de acontecimientos que vas constatando, en la fragilidad de los soportes de vida que se manifiesta y transmite, vislumbrando lo que hay en ti del universo que gira, se expande y ensancha, como el conocimiento, tus actitudes y aptitudes humanas, lo que viene en un paquete y perfeccionas al sumirlo como lo propio en progreso, eso que acuñó Anne-Robert Turgot a mediados del siglo XVIII. Si de confianza se trata en la justicia, es la del pueblo a la que hay que apelar en este mundo, donde la esperanza es la última que muere, y las promesas son efímeras y se las lleva el viento, cuando no tienen ancla en la verdad, no habiendo otra cosa que pueda igualarla entre los humanos. "El progreso es el desarrollo gradual del poderío del hombre sobre la materia.", "En todas partes los más fuertes han hecho las leyes y han oprimido a los débiles.", "El principio de la educación es predicar con el ejemplo." Citas de Anne Robert Turgot; y que tienen relación con lo mejor o que pueda igualarla en Abraham Lincoln, el político, abogado y expresidente estadounidense de mediados del siglo XIX.



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Franco Orlando


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