Crónicas cotidianas

Nadie tiene idea de lo arrecho que es este negocio

De regreso del mercado de mayoristas de Tocuyito, Arlindo, nombre portugués porque es hijo de un portugués con una guacareña, me detiene y me dice "mira periodista, tú que andas siempre preguntando, explica cómo es la cosa".

.- A qué te refieres hermano

.- Vengo del mercado de Tocuyito. Compré 5 mil dólares en el mercado que me lo recibieron a 41 bolívares. Entonces yo, para poder ganar y seguir manteniendo mi puesto de trabajo, la comida para la casa y pagarle a la empleada que me ayuda, tengo que vender con dólar a 43 bolívares. Y de inmediato viene la gente a chillar porque soy un usurero, un ladrón, un estafador, de todo me dicen. Bueno, esta madrugada me paré a las 3 de la mañana para ir al mercado y la mercancía me la cobraron con dólar a 43, lo que quiere decir que ni siquiera recuperé la inversión pasada, tuve que comprar menos mercancía, pero ya voy arrastrando un déficit, porque la gente y el gobierno no quieren entender que yo no soy financista, ni vendo dólares, soy un comerciante terciario que está sometido a las leyes que te imponen los grandes. Yo he visto ahí en el mayorista a tipos con 100 mil dólares en la mano. Tú sabes el poder que tienes que tener para pagar cargar esa cantidad de efectivo en la mano. Eso quiere decir que ese tipo mueve no menos de 5 millones de dólares a la semana. Yo no puedo tener ni mil dólares guardados porque con el descontrol del dólar de este mes, lo poquito que había ganado, ya me los quitó la inflación.

.- Y cómo haces ahora si tienes que vender con dólar a 45 bolívares

.- La vez pasada, me resultó más irme para mi casa tres días. Fui un día a la playa con la mujer y los muchachos, y esperé que variara la cosa. Como subió todo, las compras bajan, pero la oferta en el mayorista se mantiene, y entonces ellos tienen que vender más barato, o vender por lotes antes de que la mercancía se dañe, porque yo vendo productos perecederos. Entonces, el saco de ocumo que me costaba 48 dólares, lo consigo en 25, pero tengo que quemarlo en dos días máximo, y es un riesgo, porque tengo que hacer ofertas y venderlo con otras cosas. Si lo sé hacer y la gente está comprando, puedo sacarle 15 dólares de ganancia. Si la gente no compra, pierdo la mercancía y tengo que botarla porque ya lleva cinco días de un lado para otro. Y tú no puedes contra eso, te lo digo yo que me hice viejo haciendo esta vaina. Cuando mi papá me dijo que nos fuéramos a sembrar y yo no quise, él tenía una finquita por allá por Yagua y me dijo que la tierra era buena para sembrar legumbres; y que además metiéramos dos cabras para tomar la leche natural y hacer quesito. Pero a mí me gusta ver a la gente y la bulla y la música. Ahí está. Se murió mi papá, tuve que vender la finca porque no había plata para un coño, me empate con Ana y le monté cuatro muchachos. Ella a veces viene a ayudarme. Ya son viejos, pero ninguno quiso estudiar. Ya una hembra me hizo abuelo a los 45 años. Cómo te parece.

.- Por eso es que la mayoría de los buhoneros no aguanta

.- Esos son peores, los pobres. Porque la mayoría son empleados, es decir, esos puestos no son de ellos, sino de mafias colombianas que los ponen a trabajar. Y los que tienen puestos propios, tienen que pedir prestado para comprar la mercancía. Esos tipos que andan dos en una moto con un canguro terciao en el pecho, son los cobradores y los prestamistas. Ellos prestan al 10% semanal, que es un atraco a mano armada; porque si a un tipo le prestan 500 dólares, tiene que pagar 50 dólares semanales, o sea 200 dólares al mes. Pero lo arrecho es que estás pagando 50 dólares semanales hasta que reúnas 500 para pagarle completo. Por eso es que tú ves a algunos los sábados tratando de vender por lo menos 150 dólares, porque de ahí salen 50 para pagar los intereses, y de los 100 salen el salario de ellos mismos y de algún empleado que tengan. Si el tipo se supo administrar esa semana, la venta fue buena, no comió carne, pollo o cochino, y no se tomó ni un refresco, tiene plata para ir a comprar el lunes al mayorista. Si no, tiene que volver a pedir prestado y sumarlo a lo que debe. Es una centrífuga, porque te va jalando poco a poco, hasta que llega un momento en que te conviertes en empleado de ellos, y entonces tienes que hacer de todo, incluso llevar un kilo de perico a otro sitio donde ellos no van porque están amenazados. La gente no tiene idea de que esto es un mundo, donde la persona que tú ves todos los días y que te atiende, es la que está más jodida. El vecino que yo tenía aquí, un chamo buena gente, con dos carajitos, que los pusieron en la escuela de aquí para estar pendientes de ellos, bueno, botó a la empleada para no gastar y se trajo a la esposa para que lo ayudara, se le escoñetaron los riñones de tanto aguantar ganas de orinar. Menos mal que duró poquito, porque le hubiera dejado ese peo de cuidarlo a la pobre mujer. Ahí está ella echándole bolas, con una hermana, hacen empanadas, bollos pelones, sopas, y ahí van. De todos los comerciantes que estás viendo aquí, yo soy uno de los pocos que soy libre hermano. Y para eso, bueno los zapatos de la niña tienen que esperar un mes, o la mujer se espera dos meses para ir al ginecólogo, o pasamos hasta dos meses sin llevar a los muchachos a que se coman un perro caliente un domingo en la tarde que es la única salida que tienen. Y ahora el peo de los útiles escolares y todo lo demás. Es muy arrecho hermano. Nadie tiene idea de lo arrecho que es este negocio.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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