Por Reinaldo Bolívar. "¿Para qué después de 30 años aún soy profesor universitario?" Creo, se queja por la vida de los docentes

La primera parte del título de este trabajo, como el lector puede observar, aparece entre comillas. Y lo hice de esa manera porque lo copié de Reinaldo Bolívar, quien el miércoles 02/10/2024, publicó un artículo con ese título.

https://www.aporrea.org/educacion/a334858.html#google_vignette

Suelo leerlo porque plantea temas de mi interés, pero esta vez, más por el título. Pues esa pregunta pudiera hacérmela yo mismo, pero dada mi avanzada edad y poca capacidad de desplazamiento, me la hago de otra manera, como ¿por qué me mantuve tantos años en la docencia? Y hasta ahora mismo, como suelo decir a los 86 y dele, ¿por qué todavía me gustaría seguir siendo docente activo? ¿Por qué me agradaría, sentiría feliz, rodeado de unos adolescentes, procurando que aprendan y yo también, ayudado por ellos?

Me llamó mucho la atención que, un personaje muy discreto, quizás bastante por lo mucho que aprendió en la vida, tanto que siendo viceministro suele pasar desapercibido y sólo es conocido en un cierto y estrecho círculo de intelectuales, se haya ocupado de escribir un artículo para hablar de sí mismo y explayar, lo que suelen llamar como exquisitamente, su currículo. Pues, en cierto modo, habla largamente de sus estudios realizados, títulos alcanzados, trabajos escritos y hasta los honores conquistados. Lo que no parece, por lo menos para mí, fácil de entender, tratándose de una persona que percibo humilde y nada jactanciosa. O más bien, lo entiendo como una disimulada manera de protestar, de solidaridad, en favor de sus colegas, con los mismos pergaminos, que siguen en las aulas o están jubilados, quienes sí sufren los rigores "del tiempo" o de "los tiempos que corren".

¿Por qué Reinaldo Bolívar, siendo lo que creo, advierto que no le conozco personalmente, me guío por lejanas observaciones, escribió para hablar de sí mismo?

En primer término, a lo único que le veo sensatez, pues eso mismo suelo hacerlo, es haber expuesto con orgullo su empeño por aprender, estudiar y particularmente, haberse entregado a la docencia universitaria, como dice él, por 30 años. Y por quienes fueron sus docentes, como Luis Britto García, Domingo Maza Zabala y con quienes compartió, como él mismo dice, Earle Herrera y mi viejo amigo Vladimir Acosta, reconozco que fue bastante afortunado. Pues tuvo docentes y gente con quien compartió del más alto nivel.

Pero Reinaldo Bolívar, ocupa altos cargos en el gobierno, por lo menos desde el 2005, es decir hace 19 años, pues fue "viceministro de Relaciones Exteriores de Venezuela para África de 2005 a 2017" y actualmente es "embajador de Venezuela en Túnez y Libia. 2024. https://es.wikipedia.org/wiki/Reinaldo_Bol%C3%ADvar.

De donde es por demás obvio que, en estos difíciles tiempos de la vida de un docente en Venezuela, de cualquier nivel, Bolívar ha estado fuera de esos avatares y, por consiguiente, no sometido a la tortura de un salario que, por mucho amor que uno tenga a la profesión, no deja sentir rudamente los efectos.

Pero Reinaldo Bolívar, escribió en ese artículo una frase que me impactó y me incitó a escribir esto. En efecto, dijo -cito textualmente- "Más allá de la remuneración económica –entendiendo que un país sólo puede adentrarse en el desarrollo pleno si planifica e invierte generosamente en educación, ciencia y tecnología imbuida en la moral que recomendó el Libertador—, dedico mi vida a la educación como el campesino que a diario atiende su siembra, mira crecer las plantas, la ve florecer y cosecha sus frutos".

https://www.aporrea.org/educacion/a334858.html

Este texto, que no fue escrito de manera descuidada, pues Bolívar es un importante funcionario y, como ya hemos dicho, de un alto nivel académico e intelectual, sino todo lo contrario, muy bien pensada, tiene un gran significado y, yo diría que hasta trascendencia.

Pero en el título del trabajo, Bolívar se pregunta, "¿Para qué después de 30 años aún soy profesor universitario?". Buena pregunta. Pues yo mismo me la he hecho y me la hago con orgullo. Pese me jubilaron en el MPPE, continué dando clases, hasta en una universidad pública, donde nunca me pagaron nada y ni siquiera me hicieron un reconocimiento. Y si ahorita me llaman a dar clases en una universidad o escuela pública, aunque no me paguen – sólo pediría que me busquen en casa, me lleven al trabajo y me traigan de regreso – lo haría con gusto, pues no dudo en decir lo mismo que Reinaldo Bolívar, "dedico mi vida a la educación como el campesino que a diario atiende su siembra, mira crecer las plantas, la ve florecer y cosecha sus frutos". Y agregaría, mi obsesión por el cambio es tal que, ayudar a los jóvenes a captar el movimiento, el ritmo y dirección de este, me incita a dar lo último que me queda de vida.

Unos de los más gratos placeres de mi vida lo experimento, cuando estando en algún sitio, me llega a abrazar y manifestarme su cariño, uno de mis ex alumnos de la escuela secundaria, de los tiempos de su adolescencia, ahora ya llegado a la madurez y algunos hasta empezando la ancianidad. Porque aprendimos juntos, ellos y yo, a ver la vida, la sociedad venezolana de la manera más generosa y equilibrada; pues un buen educador nada impone, sólo aprende y ayuda aprender a sus alumnos y, esto implica, que estos elaboren sus ideas con entera libertad. Y, ellos, eso recuerdan y reconocen.

Pero yo percibo, no sé exactamente si eso quiso decir, lo que pudiera ser dudoso dado su rango en la burocracia estatal y el tiempo que en ella lleva, lo que por eso, como ya dije, "Bolívar ha estado fuera de esos avatares y por consiguiente no sometido a la tortura de un salario que, por mucho amor que uno tenga a la profesión, no deja sentir rudamente los efectos", que pese se manifieste feliz de haber dedicado su vida a la educación, aparte de los casi 20 años en los importantes cargos a los cuales hemos hecho referencia, sintió necesidad de protestar de la manera que él concibió más prudente, por la mezquina remuneración económica del docente venezolano, de cualquier nivel, lo que pone en riesgo muchas cosas, por lo que dijo, "entendiendo que un país sólo puede adentrarse en el desarrollo pleno si planifica e invierte generosamente en educación, ciencia y tecnología imbuida en la moral que recomendó el Libertador". Y es pertinente que eso haya querido hacer, de la manera más prudente, dado que es lo bastante inteligente y culto. Y por eso sabe bien lo que dijo, no puede haber desarrollo ni nada progresista o revolucionario, la palabra que cada quien la escoja, si no se invierte "generosamente en educación" y esto empieza en los salarios del docente.

Decir esto no implica hacer crítica destructiva ni ajena al interés gubernamental, sino simplemente es un llamado a apresurarse a tomar medidas al efecto, pero no sólo con respecto a los educadores sino a los trabajadores todos.

Bolívar, es un alto funcionario de gobierno, culto, inteligente y sensible. Seguro, a él le llegan los ruidos de hasta los apagados llantos y desespera que el tema se banalice, se le dé largas hasta no se sabe cuándo. Mientras se acumulan las quejas, llantos, lágrimas y el descontento. Las urnas electorales de eso hablan, como habla el universo escolar en todos los niveles. Bolívar lo sabe y de esa manera simulada, a lo mejor de acuerdo a su personalidad, tal como yo la adivino o la presumo, lo plantea. Pese a que se adorne hablando de sí mismo y sus conquistas en el mundo académico, como una manera de pasar al toro a su lado, sin que éste le toque, mientras él le da una suave caricia con su capote. Aunque en verdad, no sé si es eso exactamente lo que quiso decir, pues uno, no es de ese alto nivel intelectual y académico y, como decíamos en Cumaná, solemos mucho "meterle a lo bruto".

Si yo, hablaré por mí, olvidemos a Bolívar, me propusiese de nuevo hablar, como ya lo hice y lo he hecho tantas veces y nunca me cansaré de hacerlo, de mi satisfacción de haber sido docente, tanto que suelo decir, "si vuelvo a nacer, también vuelvo a serlo", me preguntaría, estando en ejercicio, ¿por qué después de 30 años aún soy docente? Pero si me siento insatisfecho por la vida que llevo y hasta padezco, después de haberme pasado más de 30 años en la docencia, es justo preguntarme, como Reinaldo Bolívar, "¿Para qué después de 30 años aún soy profesor universitario?"

Así será, como en efecto lo es, de dura, la vida de un docente, si lo sabré yo, y grave el riesgo que nuestro sistema educativo, antes de muy alto nivel, llegue al deterioro y la destrucción que, Reinaldo Bolívar, pese estar en altos cargos gubernamentales en los últimos 30 años, se queja, aunque lo haga de manera evasiva y con exquisito disimulo.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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