Los grandes hombres, esos como Bolívar y el Mariscal, pese fuesen amigos y partidarios de la misma causa, solían discrepar. Y esto no lo digo yo para hacerle creer al lector soy muy acucioso, ilustrado e investigador o simple jorungador de papeles viejos, sueltos o acomodados muellemente en libros, sino porque es elemental que nadie es igual a otro, menos miran ni piensan al unísono, sino por aquello pedestre de, "cada cabeza es un mundo". Una vaina que los muchachos, por demás sabíamos, pese estar todo el tiempo allá en la orilla de la playa de Castillito, en Cumaná, desde donde se mira hacia donde veía, hasta angustiado, el poeta Cruz Salmerón Acosta, en sentido contrario, los azules, "Azul de aquella cumbre tan lejana, hacia la cual mi pensamiento vuela", estando nosotros en la simple tarea de ayudar a jalar el tren o simple chinchorro, no por lo existencial sino obligados por la supervivencia o el comer.

Era, la nuestra, una vida como la de Jauja, pues comer tres veces al día, buen pescado, camarones, langostinos, jaibas, cangrejos, chipichipis y guacucos, bastaba con ir a la playa y hacer un simple trabajo que poco tiempo demandaba. Y lo distinto era que, debías trabajar, pero muy poco, pues la riqueza era abundante y de todos. Sólo que había que extraerla o pescarla, sin mayor esfuerzo. Pero en todo caso, hubo otra riqueza y hasta belleza, y ella fue haber aprendido desde niño que, para comer y subsistir, había que trabajar, contribuir, aunque fuese con un pequeño esfuerzo; y en nosotros, aquello era como un juego más.

Pero el paisaje, ese que los dominantes posteriores a la españolidad, la clase empresarial, esa que se chuleó el petróleo y todavía quiere continuar haciéndolo, fue destruyendo y también, en buena medida, hizo lo mismo con la especie humana.

El mayor de los idiotas y eso incluye a quienes sólo buscan acomodo o le pongan donde hay, aunque se crea lo contrario, que por eso nunca discrepan del jefe, puede mirar diferente a éste, si no en muchas cosas, lo hace "aunque sea en algo". Pues está formado para mirar y entender de una manera, en base a eso que llaman sentido común que, pese pudiera ser en un momento dado algo pertinente, también resultar de una idiotez. Y este, su sentido común, lo único que lo guía, por de lo escaso de su instrumentación, pudiera llevarlo a ver distinto al jefe o a quien tiene las llaves y el poder, pero opta por callar o decir, como aquel "Gendarme desconocido", actuado por Cantinflas, ante cualquier asunto "mande jefe". Pues hasta el hombre más lerdo del mundo, tiene "sus puntos de vista" sobre muchas cosas, pero puede y suele ocultarlas porque más cuenta el "¿Cuánto hay pa´ eso? El pragmatismo y hasta la codicia. Y, el ser descubierto empapado en eso, es desventajoso y hasta algunos, no muchos, apena.

Aunque pudiera ser ¿qué hay pa´ eso? En este caso, sería un cargo, un poco como aquella oferta de Don Quijote a Sancho, para después de haber cumplido ambos su cometido de "desfacer todos los entuertos" hallados en el camino y llegada la hora del descanso, de hacerle Gobernador de la isla de Barataria, la que sería algo así, como aquella isla de Jauja, en cuya capital :

"de tanto placer y encanto,

que allí, ninguna persona puede aplicarse al trabajo,

y al que trabaja le dan

doscientos azotes diarios

y sin orejas le arrojan

de esa tierra desterrado".

Es decir, todo el mundo tiene su punto de vista, como ojos, brazos, manos, piernas, una cabeza para pensar, aunque de esto, en lo abundante del pensar, en ella no haya mucho, pues lo que se trae con el nacimiento no basta y "lo que natura non da Salamanca non lo presta". Uno, el ser humano, tiene que tomarse el trabajo, para lo que debe renunciar a vivir en Barataria, de bastante pensar y más que abundante, en profundo y en eso hay mucho ejercicio por hacer.

Por toda la idiotez antes dicha, uno entiende que Enrique Capriles y Julio Borges, tienen, cada uno, su pensar. Quizás no sea el de ellos muy profundo, uno no lo sabe, porque se criaron en Barataria y no en la Playa de Castillito y, menos por estar enfermos, como el poeta Salmerón Acosta, quien por sí estarlo, se conformaba desde Manicuare, con mirar los azules hacia y encima de Cumaná, en donde estaba su novia, su amor juvenil, el que:

" Sólo me angustias cuando sufro antojos

de besar el azul de aquellos ojos

que nunca más contemplarán los míos".

La angustia que pudiera embargar a los dos personajes de Primero Justicia, siendo esta Justicia, una convencional, es otra. Esa angustia, nada tiene que ver con la del Libertador, el Mariscal y menos con la del poeta de los azules. Quizás más bien con la isla de Barataria y el sueño de Sancho por la oferta del hombre de "la triste figura", con adarga y ristre, montado sobre Rocinante, un caballo desgarbado.

Un periodista comenta que Henrique Capriles y Julio Borges, "tienen una fuerte pelea". Dice al respecto "El ala de Borges acusa al ala de Capriles de querer pactar con la tiranía la repartición de cargos en unas elecciones regionales".

Y agrega "El ala de Capriles acusa a la de Borges y propiamente a Juan Carlos Caldera de filtrar información de Edmundo al SEBIN".

https://www.aporrea.org/oposicion/n397391.html

Antes de eso, uno ha sabido del accionar de ambos desde los tiempos de la Constituyente, aunque hay informaciones de más atrás, de aquellos desfiles pro fascistas en calles de Caracas en los tiempos del gobierno de Jaime Lusinchi, que pese el ritual y la desbordante alcurnia de los muchachos, la gente se limitó a mirarlos como el desfile de un circo recién llegado a Caracas, pero Lusinchi, los vio de otra manera y les paró el trote.

Es decir, según el periodista, y eso es lo poco que uno sabe, pese sabemos que, aun habiendo mucho o bastante, inherente a lo cuantitativo, más si uno recuerdo lo "cuantitativo" que manejó y hasta despilfarró Guaidó y en lo que Borges mucho tiene que ver, no debe ser nada sustantivo y menos por el interés colectivo. Por eso se habla de "pelea" y no discrepancia. No hay, según el periodista nada inherente a una percepción virtuosa de ningún lado; el debate se centra en que cada uno de ellos tira para un lado diferente, buscando donde agarrar y que no "sea fallo".

Para esa fuente, Capriles, quien antes según los medios había renunciado a "Primero Justicia", partido que fundó con Borges y Leopoldo López, otro de esos densos pensadores, tan bueno este que, vive en España, como si estuviese en Jauja o mejor en Barataria, lo que aspira es "pactar con el gobierno". Pero Capriles, según la misma fuente, ante tal acusación, tilda a los de Borges de "sapear" a Edmundo ante el Sebin, un cuerpo policial. Uno no entiende bien cómo, para qué y por qué, sapear a Edmundo González, cuando éste, estando protegido por la embajada de España y sin que nadie lo estuviese buscando para meterlo preso, y aunque así fuese, firmó un documento donde largó y entregó todo, hasta la dignidad. Es decir, al parecer se sapeó él mismo y dejó guindando a los demás o les quitó la alfombra.

Uno, lejos de ellos, de Capriles, Borges y hasta Juan Carlos Caldera, pero bastante cerca de la historia nacional, más de los tiempos que corren, sabe que hay demasiadas razones y hasta hondas para que ellos discrepen y hasta hayan llegado a odiarse. El cúmulo de errores, por esa oposición, es hasta mayor que el inherente a la izquierda, en los tiempos de aquel invento, como "opción estratégica genial y por demás original", de la lucha armada. Y alguien debe cargar la mayor culpa.

Eso que la jerga nacional llama guarimbas, aunado a las huelgas obreras sin obreros, sino con puro patronos y empresas cerradas por estos, golpes militares sin soldados y terrorismo abundante, con infelices incendiados, motorizaos degollados, con guayas atravesadas en las avenidas, por parecer chavistas, nna visión racista, niños tiroteados estando dentro de escuelas, invasiones con mercenarios armados, esperando hallar en las costas multitudes esperándoles para unírseles, aunque ellos no lo racionalicen y menos lo admitan, forman parte sustantiva o son parte de la causa o motivo de sus diferencias y, espero de buena fe, que así sea y no solamente por la manera parcializada y mezquina, usada por Guaidó y Borges, para repartir lo que les entró.

Es decir, no es difícil concluir que, entre ellos, siendo lo que son, hijos de gente muy juiciosa, tanto que alcanzaron niveles de vida envidiables, como que la mayoría de los pendejos peleamos por poca cosa, hablando en términos cuantitativos y de dinero, se haya entablado un debate denso, "muy sustancioso", pese la oscuridad en la que transcurre, estrategia apropiada para que la verdad no trascienda, sólo que el periodista, como suelen hacer estos, sobre todo quienes narran las noticias que a uno le llegan al móvil, tituladas siempre de manera engañosa, para incitarnos a leerles, hayan optado por hablar de ellos de manera pedestre, cuando en realidad, hay y no en la oscuridad, ni en los rincones, como la Zarzamora, discusiones profundas, llamadas de atención de alta carga filosófica y científica, intentando conexión con la realidad y dejar de andar dando tanto topetazo, como que más parecieran ser aliados de quienes dicen y hasta creen combatir, puesto que a éste todo se lo ponen papita, que de los gobiernos y capitales gringos, que les pagan, pero ya pudieran, para no decir, parecieran, como luce correcto, haberse cansado de tanto gasto y malos resultados. Y por lo que pudieran estos cambiar de bando.

Seguro se trata de un debate con lustre, demasiado brillo, pese los periodistas le hayan filmado y grabado sin luces, en lo oscuro y no por vainas de Corpoelec, ni falta de real para pagar la luz. Se ven platos, vasos, copas y botellas volando, pero no se captan, menos entienden el manejo y lo hondo del lenguaje, ni la riqueza de ideas, en aquel aparente barullo.

Como dije arriba, seguro es un debate por un asunto y con estilo sustancioso, como aquellos sancochos que hacíamos de muchachos en la playa de Castillito, con el pescado y hasta la leña encontrada allí mismo.