La reciente declaración del vicepresidente Sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Diosdado Cabello Rondón, ha puesto en el centro del debate el preocupante fenómeno de la violencia en Venezuela. Al develar el contrabando de armas que ha permeado nuestras fronteras y al señalar la detención de decenas de extranjeros, principalmente provenientes de Estados Unidos y España, se abre una ventana a la reflexión sobre las verdaderas intenciones detrás de esta extrema violencia.
Es innegable que la Extrema Violencia quiere generar caos y producir un Golpe de Estado, pero además un magnicidio y exterminio a todo lo que representa el Chavismo en Venezuela, para ello les muestro lo siguiente:
Cabello: fueron capturados 19 "mercenarios" vinculados a EEUU e incautadas armas de guerra
El ministro y vicepresidente sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Diosdado Cabello, dijo que todavía quedan armas de guerra por decomisar, pero indicó que cuentan con toda la información sobre este «plan conspirativo».
El vicepresidente sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Diosdado Cabello Rondón, informó sobre la captura de un nuevo grupo de 19 mercenarios en Venezuela, así como la incautación de 71 nuevas armas de guerra en distintos operativos.
«Estados Unidos a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Administración de Control de Drogas, como agentes operativos, envían armas a Venezuela y otros países», expresó Cabello, durante una rueda de prensa.
El alto funcionario afirmó que Estados Unidos tiene a Iván Simonovis, Carlos Vecchio, Julio Borges y María Corina Machado, para organizar operaciones terroristas en el país. También incluyó en la lista de denunciados al expresidente colombiano Álvaro Uribe.
«Hay checos, españoles, norteamericanos, detenidos y todos han sido presentados en las instancias correspondientes», precisó.
«En Zulia capturamos un grupo de armas, fusiles de fabricación norteamericanas tipo AK», añadió Cabello, citado por la agencia oficial AVN.
Es decir, con esta denuncia, se evidencia el verdadero Plan de la Extrema Violencia, ellos nunca creyeron en el camino electoral, utilizaron la ruta electoral para buscar implosionar el sistema democrático, a sabiendas que ellos (la oposición) no iba a ganar las elecciones y tenían previsto cantar fraude, generar violencia y asesinatos selectivos post elecciones y con sus mercenarios extranjeros contratados asesinar al Presidente Electo Nicolás Maduro, así como a líderes y lideresas del Alto Mando Político de la Revolución.
Reflexiones al cierre:
El verdadero plan detrás de la extrema violencia en Venezuela no es otro que el intento de desestabilización promovido por sectores de la oposición. Es hora de que como nación enfrentemos esta realidad, buscando soluciones constructivas y dejando atrás las agendas políticas que solo buscan dividirnos. La paz y la seguridad deben ser nuestra prioridad, y eso solo se logra con unidad y compromiso colectivo.
La Paz debe existir de la mano con la justicia La paz debe ir de la mano de la justicia; es decir, no puede haber paz sin justicia. Cada persona involucrada en la extrema violencia que ha llamado a la desestabilización y al caos es responsable de los 27 asesinados el pasado 29 y 30 de julio, así como de los heridos y de la destrucción del patrimonio público y privado. Esta realidad nos obliga a exigir rendición de cuentas y a identificar a aquellos que, desde el discurso o la acción, han incitado al odio y la violencia.
La justicia no solo debe ser un concepto abstracto; debe manifestarse en acciones concretas que garanticen que quienes cometen actos de violencia y promueven el desorden enfrenten las consecuencias de sus actos. La impunidad solo alimenta un ciclo de violencia que se vuelve cada vez más difícil de romper. Es fundamental que se establezcan mecanismos claros y efectivos para investigar y sancionar a los responsables.
Además, es crucial que la comunidad juegue un papel activo en este proceso. La participación ciudadana en la búsqueda de justicia es esencial para construir un tejido social más fuerte y resiliente. Debemos trabajar juntos para crear espacios de diálogo donde se aborden las causas profundas de la violencia, promoviendo una cultura de paz que priorice la reconciliación y el entendimiento mutuo.
El camino hacia la paz es complejo, pero comienza con el reconocimiento de las heridas abiertas por la violencia. La memoria de las víctimas debe ser honrada, y sus familias merecen respuestas y justicia. Solo así podremos construir una sociedad donde el miedo no sea el protagonista, sino la esperanza y el compromiso por un futuro mejor.
En este sentido, es imperativo que tanto el gobierno como la oposición asuman su responsabilidad en la construcción de un entorno pacífico. La paz no es un estado pasivo; es un proceso activo que requiere esfuerzo, diálogo y, sobre todo, justicia.
La paz y la justicia son dos caras de la misma moneda, y solo al unirlas podremos avanzar hacia un país más seguro y justo para todos.
