Mensaje de Enrique Ochoa Antich para Víctor Baptista a propósito de una entrevista a Carlos Tablante:

A ver, Víctor:

Me pides una opinión sobre la entrevista que le hicieron a Tablante. Veamos.

Cuando polemiza con la expresión "pasar la página" (algo que además ya ocurrió), el extremismo (incluyendo a los moderados que, como observo es el caso de Carlos, han sido "asimilados" al extremismo tal vez sin percatarse) comete tres errores:

1. Cree que "pasar la página" implica olvido. Cuando se lee un libro, usted debe pasar la página para seguir adelante, pero no olvida lo leído a riesgo si no de no comprender el desarrollo de la trama en cuestión. Al contrario, en lo personal reivindico el NO AL OLVIDO. Pero así acudimos al segundo error extremista.

2. Creer que el recuerdo del 28J sólo atañe al escamoteo de la voluntad popular cometido por una caterva de canallas, como si quienes nos oponemos al régimen autoritario fuésemos una paradisíaca bandada de ángeles impolutos. Recordar, sí, pero también las torpezas, atrofias, confusiones, ruindades y sandeces de la oposición hegemonizada por el extremismo, si es que se quiere comprender a cabalidad lo sucedido el 28J, evitando un juicio sesgado, y extraer las lecciones para corregir los errores cometidos que hicieron posible el fraude. No puede olvidarse, entre otros hechos: que se postuló la candidatura que más rechazaba el gobierno; que esa candidatura estaba inhabilitada; que se comenzó la campaña ofreciéndole cárcel a Maduro; que se apoyaron las recompensas gringas y las sanciones (lo que es un crimen contra el país y el pueblo); que se promovió el juicio en la CPI; que se mantuvo el respaldo a la ilegítima AN 2015 y a la usurpación de bienes de la república en el exterior, de los que se usufructúa un millonario presupuesto doloso; que cuando surgió el nombre eficaz y natural de Rosales como sustituto se le destruyó con una campaña infame (y siempre quedará la duda acerca de si con esta candidatura las cosas no habrían sido de otra manera). En este contexto, colocamos al gobierno entre la espada y la pared. Maduro y los suyos sólo tenían una opción: ganar. ¿Vamos a recordar el fraude pero a olvidar esta otra cara de cuanto aconteció?

Revisar y admitir la parte de corresponsabilidad que le toca a la oposición en los eventos del 28J es algo elemental. Si se hace esto con honestidad y sin trucos, si la oposición practica una autocrítica sincera y descarnada, comprenderá que no sólo debe pasar la página sino cerrar el libro y comenzar la lectura de uno nuevo.

3. El error final es el de quedarse fijo en una situación vivida respecto de la cual también la oposición tiene una corresponsabilidad, lo que equivale a no adaptarse a una nueva situación para establecer nuevas estrategias. Y eso sí que es una traición a la voluntad de cambio de las mayorías nacionales, quedarse tercamente en el pantano de la derrota y no avanzar con coraje hacia nuevas realidades. Por lo demás, no sólo es una traición sino una estupidez: necio de toda necedad no darse cuenta de que luego del 28J ya se ha entrado en otra realidad de calidad diferente, con un régimen más autoritario, con menos escrúpulos, y más resuelto a preservar el poder a la fuerza, al costo de los miles de presos políticos que sean y de una mayor destrucción del país si fuese el caso. No se trata de que pasemos la página: el gobierno ya la pasó hace rato por nosotros.

La oposición (y, por cierto, el gobierno también) tiene una disyuntiva frente a sí luego del 28J:

Intentar imponer a la fuerza los resultados del 28J frente a un régimen autoritario que ha decidido defender como sea su alegada victoria. Eso tiene varias vertientes, todas costosísimas para los venezolanos (los que estamos aquí, no quienes se hallan en el exilio):

▪︎ Más sanciones económicas y financieras (por ineficaces que hayan probado ser en decenas de países) lo que redundará probablemente en más inflación, otra vez desabastecimiento, más hambre para los más pobres, más crisis de servicios.

▪︎ Apostar a la esperanza de que una F.A. ideologizada y controlada policialmente, que forma parte integrada de la corporación chavista, pueda reaccionar contra el poder al cual pertenece, con el riesgo de que si lo hace, es decir, una parte de ella contra otra, pueda saldarse en hechos de violencia e incluso en conatos de guerra civil.

▪︎ Apostar a una intervención militar gringa, formal o a través de mercenarios: quien quiera traicionar a su patria que lo haga, pero aseguren que sus patéticas rogativas sean oídas en las frías oficinas del Departamento de Estado.

Esta "salida de fuerza" debería tener una deadline, una fecha límite, ¿o es que el "hasta el final" se va a seguir desplazando hacia adelante ad infinitum? 11E, podría o debería ser...

• La otra opción es regresar a la ruta democrática que no es sólo voto sino que implica acuerdo: sin éste, aquél es una cáscara vacía, o algo peor, un instrumento al servicio de la ruta de fuerza. Votamos, yo gano y tú vas preso: algo así.

Lamentablemente los errores extremistas cometidos desde las primarias hasta el 28J vuelven a poner la roca de Sísifo al pie de la montaña. Regresamos a "Go", para decirlo en lenguaje lúdico, en cristiano. Volver a empezar parece colocarnos frente a una perspectiva de décadas. Por eso hablo siempre de los de 30 y 40... y tal vez los de 50.

Se trata de articular pacientemente un acuerdo que concluya en un co-gobierno, en un gobierno de unidad nacional. Pero hablar de "pacto histórico", como hace Carlos, sin Maduro es una literal tontería. Sería como si los comunistas y socialistas españoles de 1975 no se hubiesen percatado de que cualquier acuerdo de transición democrática implicaba a Juan Carlos, o los demócratas chilenos no hubiesen incluido a Pinochet, o Mandela a De Klerk, o los demócratas de la Europa oriental de finales de los 80 no hubiesen incorporado a los comunistas en sus pactos (Solidaridad co-gobernó ¡dos años! con Jaruzelsky y el POUP o PC polaco).

Sé que es improbable (por no decir imposible), pero Venezuela sólo podrá salir de este hueco de odio, fractura, desencuentro, pobreza, atraso y destrucción si:

1. Se produce en la oposición un reagrupamiento que permita que, desde los sectores moderados de la PUD hasta la oposición de centro no gobiernera, se constituya un nuevo factor, un nuevo polo democrático que tenga cómo ser interlocutor válido del gobierno.

2. El Maduro del 10E en Capitolio, en vez de arrastrarse por la penosa ruta de la persecución y el dictatorialismo (¡10 años tienen en el poder y lo único que han hecho es no dejarse tumbar!), con la idea de ser otra Cuba, de imponer sin pruritos ni eufemismos un régimen de partido-Estado al modo de una suerte de neo-comunismo, si en vez de esto, digo, acomete una audaz apertura política que implique negociar un co-gobierno (con los sectores moderados de la PUD pero con toda la oposición). Por ejemplo, la vía polaca: designar vicepresidente a un opositor y, mediante decreto, delegar en él varias áreas del gobierno (reservándose como Jefe de Estado, entre otras responsabilidades, la Comandancia de la F.A. y el control del Ministerio de Interior y de las policías).

Repito: sé que todo esto es improbable, por no decir imposible. Lo triste es saber también que un "golpe de timón" de este tipo, por parte de gobierno y oposición, aislaría a los dos extremismos, a la derecha y a la izquierda del tablero, y provocaría de inmediato un reconocimiento universal del nuevo gobierno, el levantamiento de las sanciones, el despegue portentoso de nuestra economía y una recomposición hacia arriba de la calidad de vida de los venezolanos.

Pero, querido Víctor, esto es sólo un sueño, una fantasía que se puede permitir un tipo que como yo anda fuera del activismo político y de sus pasiones.

Fuerte abrazo.

 



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Enrique Ochoa Antich

Político y escritor de izquierda democrática. Miembro fundador del Movimiento al Socialismo (MAS).

 @ehochoa_antich

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