El poder político y militar gringo comenzó a llamar como tierras del Sur a las áreas situadas después del Río Grande. Un mundo diferente a Canadá y Estados Unidos. Para ellos resulta infeliz que a sus zonas de habla inglesa les intenten llamar latinos y que se practique el idioma castellano. Para ellos esta similitud nunca existirá.
Por eso el poder político de Estados Unidos está constituido entre Demócratas y Republicanos quienes siguiendo las enseñanzas de Spykman, hablan de un mundo latino dividido en dos regiones. Una mediterránea la cual parte desde México, América Central y el Caribe incluyendo a Colombia y Venezuela. Pero otra muy distinta, separada de ellas en lo ideológico situadas hacia lo más profundo de Sudamérica.
Volvamos. La América mediterránea es la zona de supremacía de Estados Unidos. Geopolíticamente guarda todas las características de un mar cerrado del cual sus llaves están en Washington compartidas por el poder político entre Demócratas y Republicanos.
Pero aquí viene lo rudo. Estados Unidos considera que México, Colombia y Venezuela deben ser considerados inútiles e incapaces para llegar a transformarse en grandes potencias. Siempre estarán en una posición de absoluta dependencia ante Estados Unidos.
Cualquier amenaza a la hegemonía norteamericana por parte de América Latina y del Caribe; caso Bolivia, Cuba y Venezuela será aplastada, y la hegemonía únicamente podrá ser ejercida por las ABC; Argentina—Brasil—Chile.
Por eso la actitud permanentemente hostil de Argentina, Brasil y Chile. Así debemos entenderlo. Según Spykman para todos los vecinos después del Río Bravo siempre serán para los norteamericanos solo intereses, y sus únicos líderes serán los países del ABC.
Por eso, claramente tienen a Argentina, Brasil y Chile, como los únicos con derecho autorizado a contrabalancear la zona inmediata a la supremacía norteamericana, conocidos como los grandes Estados de América del Sur.
Si alguna amenaza sufriera Norteamérica en esta área del hemisferio la región del ABC inmediatamente debe responder por la única vía: la guerra. Hay que detener la bravata intentona revolucionaria la cual se esparcirá como hongos en toda América Latina y en las islas del Caribe.
Lo mismo hizo Estados Unidos con Turquía, Japón e Irán. Como esté último —Irán— se zafó, ahora los cercan con Israel, un potente enemigo el cual guía a todos para ir a una gran guerra la cual seguramente desencadenará la tercera conflagración global, al menos así se aprecia.