El genio militar más portentoso de América, el mayor estadista… el más leal a Bolívar de todos los patriotas…
El Gran Mariscal de Ayacucho Sucre siendo apenas un muchachito de 7 años, en 1802, comenzó estudios de matemáticas y fortificaciones. Provenía de una familia de militares: Su padre, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, todos, fueron militares. A los 15 años, se unió junto a su hermano, ingresa como cadete a la compañía de Húsares Noble de Fernando VII, en Cumaná. Y ese mismo año, es designado Subteniente de Milicias Regladas del Gobierno de Cumaná.
A los 16 años es nombrado Teniente de Ingenieros, y con ese grado pasa a las fuerzas del Generalísimo Francisco de Miranda cuando emprende su campaña sobre Valencia en 1812, luego del fracaso de aquella expedición Sucre se en la necesidad de emigrar a Trinidad.
A los 17 regresa a Venezuela enrolándose a las fuerzas del general Santiago Mariño, como jefe de un batallón. Participó en la liberación del Oriente.
Bermúdez, fue muy amigo de Sucre, y lo llamaba amablemente Toñito, incluso llegó a mandarlo de emisario ante Mariño cuando entre éste y Bermúdez había enormes divergencias y confrontaciones. Cuando Sucre comenzaba a distinguirse en las batallas del Sur, Bermúdez se burlaba diciendo que qué clase de realistas habría en Ecuador y Perú cuando allí resultaba invencible Toñito.
En 1813, es ascedido a TENIENTE CORONEL y en reconocimiento a su talento escomisionado para organizar y entrenar a las tropas. Formó un Batallón de Zapadores, empresa en la que tuvo que improvisarlo todo, debido a la falta total de recursos financieros y materiales. Y no sólo esto, sino que además tuvo que apaciguar el bien fundado terror de los ciudadanos de un eventual castigo por parte de los realistas. En 1814 como EDECÁN del General Mariño, asiste a la unión de las fuerzas de Oriente con las de Occidente en los Valles de Aragua. En esta marcha es nombrado OFICIAL DE ESTADO MAYOR a las órdenes del General José Francisco Bermúdez, quien comandaba la columna del Centro. Sucre pierde no menos de 14 parientes en la guerra de independencia, entre ellos sus hermanos: Pedro; Vicente y Magdalena.
El 28 de julio de 1814 actúa en la PRIMERA BATALLA DE CARABOBO al lado de Bolívar; en esa contienda estuvo en el Estado Mayor. Ese mismo año Sucre y todo el ejército de Oriente huyen hacia aquella región del país y en Aragua de Barcelona concentran sus tropas. En Maturín actúa al lado de Bermúdez en el sitio de la ciudad y derrotan al ejército de Francisco Tomás Morales; entre tanto Cumaná era masacrada por las hordas de Boves.
En 1815, combate bajo las órdenes de José Francisco Bermúdez en Maturín, viaja a Cartagena para escapar del general Pablo Morillo.
De todos los oficiales que Bolívar conoció, desde 1817, Sucre le pareció el más desinteresado.
Cuando cumple 25 años es testigo del encuentro entre Bolívar y Pablo Morillo en Santa Ana, Trujillo, donde aprendió mucho de acuerdos y tratos políticos en plena guerra.
Ya se sabe que en aquella época, los aspirantes a gobernar debían contar con el apoyo de un fuerte grupo militar. Estos dos señores, José María Obando y Francisco de Paula Santander, llegaron a conformar el binomio perfecto para sentar las bases de una nación abominablemente criminal tal cual sigue siendo hoy la Nueva Granada; las dos contraimágenes a estas dos figuras fueron Sucre y el Libertador. La contraimagen de Bolívar es Santander, la contraimagen de Sucre será Obando. Obando asesina a Sucre, Santander acaba con el ideal bolivariano.
Estas contraimágenes consiguen una identificación plena y apasionada en lo político y social (se hacen compadres, se confieren honores y se reservan la transmisión de un legado que causará horror a los estudiosos de nuestra historia. Se hace indispensable la una a la otra).
Entiéndase, que sin el sostén de un hombre fuerte en el ejército, no era posible hablar de república, de Constitución o elecciones "libres". Mucho menos asegurar el mando si el presidente no era ducho en el arte de las guerras, o se hallaba apoyado por feroces generales. Obando surgía con una aureola de atrevida oposición a Bolívar, a quien llamaba "El Tirano en Jefe", además de ostentar el título de defensor de la Constitución colombiana que se había jurado en Cúcuta.