En 1.961 mercenarios cubanos disidentes apoyados por la CIA tanto militar como económicamente desembarcaron en playa Girón en lo que se conoce como la invasión de Bahía de Cochinos, en un intento del gobierno de J.F. Kennedy por derrocar a Fidel Castro. Uno de los reporteros de El Nacional -cuando era un verdadero periódico, no el actual tabloide- se encontraba en ese momento en Cuba ya que Miguel Otero Silva, dueño y fundador del rotativo y amigo personal de Castro, sabía que algo estaba por suceder, así que para el momento de la invasión el único periódico del mundo que tenía un reportero en la isla era El Nacional y el periodista, Guillermo Campos Martínez, fue el elegido por el destino para reportar la primicia de uno de los sucesos más dramáticos de los años sesenta.
MOS no tuvo reservas en da a conocer los hechos tal y como sucedieron. Esto no fue bien visto por los "empresarios" venezolanos, entre ellos la aristocrática familia Mendoza, quienes argumentaban que los reportajes de El Nacional perjudicaban sus relaciones comerciales con sus socios yanquis.
Recordemos que el avieso ataque a Cuba perpetrado por exiliados de ese país y agentes de la CIA fracasó estrepitosamente, al punto de que EE UU se vio obligado a dejar abandonados a sus propios compatriotas y a los mercenarios cubanos disidentes -1500 aproximadamente- por órdenes directas de JFK, quien supuestamente no estuvo muy convencido de una maniobra de esa naturaleza. Hoy se conoce que el plan para invadir Cuba había sido preparado por la CIA antes de que Kennedy llegara a la Casa Blanca. Entre las sucias tácticas empleadas por EE UU en la invasión de Bahía de Cochinos para derrocar el gobierno de una nación libre y soberana como Cuba, destaca una que por su vileza provocó incluso la reacción de aquellos quienes no compartían la visión revolucionaria de Fidel. Y fue la de pintar los bombarderos yanquis con los colores de la Fuerza Aérea Cubana para confundir a los combatientes de Castro, cosa que le costó la vida a muchos de ellos al ser bombardeados con napalm, cuando saludaban a quienes suponían eran pilotos cubanos. Esa es la clase de democracia que EE.UU. ha practicado durante toda su historia imperial. El otro pecado de El Nacional fue darle poca cobertura a un ataque realizado al parecer por gente de izquierda a un almacén de papel ubicado en Catia, propiedad de la "noble" familia Mendoza. Los Mendoza, molestos ya por la forma como El Nacional había reseñado la invasión de Bahía de Cochinos, no soportaron el hecho de que MOS no condenara el ataque a su propiedad y decidieron vengarse. El 7 de abril de 1.961 la aristocrática familia Mendoza y otros "empresarios" de igual estirpe, agrupados todos en la Asociación Nacional de Anunciantes (ANDA) decidieron retirar toda la publicidad de El Nacional, así que emitieron un acuerdo que ordenaba: "...abstenerse, a partir de esta fecha, de publicar anuncios o propaganda en el diario El Nacional".
Esos son los métodos democráticos que "empresarios" como los Mendoza conocen. El chantaje, la coacción, el agavillamiento y tantas otras artimañas hoy harto conocidas. A eso están acostumbrados, en diciembre de 2.002 lo volvieron a demostrar. Actualmente mantienen secuestrada la harina de maíz precocida como método de coacción para quebrar la voluntad de un pueblo que decidió librarse para siempre de hampones disfrazados de "empresarios" como ellos.
Después de haber resistido por más de tres años el furioso e infame ataque por parte de un sector empresarial desnaturalizado y apátrida, El Nacional comenzó a sentir los rigores del estrangulamiento económico al que fue cobardemente sometido. Los periodistas comenzaron a ser despedidos, entre ellos el actual Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, Dr. José Vicente Rangel. El mismo MOS tuvo que renunciar a su propio periódico, y el reportero que gracias a él dio la exclusiva de su vida, llegó a decir: "Del periódico salió la gente que debía salir" Así paga Judas.
El Presidente de Venezuela para esa época era Rómulo Betancourt -O padre pillo, si lo prefieren- quien en nombre del gobierno que presidía jamás dijo nada. Podría decirse que esa es una de las estrategias que le brindó más beneficios a los adecos, es decir, aquella de "Política y Negocios" que tantos dividendos le proporcionó al gocho cleptómano, Carlos Andrés Pérez.
Otro de los periodistas que trabajaba para El Nacional en esos días es Eleazar Díaz Rangel.
Post Scriptum: EE.UU. negó ante la ONU, como es su costumbre, toda vinculación con el ataque a Cuba. Muy pocos, por no decir nadie, creyó semejante patraña. Los prisioneros de la loca aventura de Bahía de Cochinos -unos 1200, ya que aproximadamente 300 de ellos perdieron la vida- fueron devueltos después por Fidel a EE UU a cambio de 50 millones de $ en comida. La derrota no sólo fue aplastante sino también humillante.
Que entre empresarios te veas, Miguel Henrique Otero.
Boscán B. Henry M.
henryboscn@yahoo.es
Revolución Bolivariana, hasta la victoria siempre...