Somos como hebras entretejidas y análogas entre sinapsis mientras se corresponde con los giros Akashicos.
Aquellas preguntas, basadas en cuestiones profundas, las cuales persisten entre los humanos, nuestra naturaleza curiosa sobre el pasado, el presente y el futuro, que ponemos a nuestra disposición permanentemente. Un pasado saturado de eventos que dan forma a lo que somos, será ¿Creación? o ¿Evolución? Dios, Big Bang. ¡Es lo que está!, lo permanente, la vida misma en un universo de posibilidades e incertidumbres, estando en un planeta en tránsito hacia un viaje sin fin ni retorno. Son las historias de las civilizaciones humanas donde se narran los acontecimientos y las peripecias, como si de una rica tapicería de eventos interconectados se tratara. Herederos de culturas, y tecnologías que avanzan desde paradigmas que son elaboraciones de la cadena de transmisión transformadora, que hace millones de años se inició hasta la fecha cierta en que esto se escribe, y están leyéndolo ahora. Lo que hay es presente, tiempo en el cual todo converge y se manifiesta como actual, es el aquí del ahora, con toda la carga, aunque sin peso, de un pasado, de decisiones y acciones tomadas para continuar avanzando. Es la inusitada capacidad impresionante de los exploradores de mundos y nuevas posibilidades entre los pluriversos, tanto dentro de nosotros mismos, como fuera, donde todo es manipulable genéticamente, y conectados globalmente por la información digital, para conocer el estado del tiempo, del clima, de las temperaturas, de las desigualdades sociales, de los conflictos a nivel planetario.
¿Qué habrá? Pues lo futurizo, es decir, la realización del presente desde ese territorio inexplorado lleno de posibilidades y potenciales, de sorpresas, y a través del conocimiento de ayer y de hoy, con todas las acciones emprendidas, podemos anticiparnos con progresivo desarrollo en ciencia y tecnología, pero sobre todo desde la introspección, y cabe la oportunidad de las probabilidades que seamos en continuo, quienes avancemos con la biotecnología, la inteligencia artificial, para ir a explorar lo que hay dentro y afuera, en el espacio interior y lo insondable de la mente y más allá de ella; y el cosmos en el tiempo y la materia. La manera en que tales avances sean alcanzados e integrados en nuestras existencias, nos plantearán nuevos desafíos que dependerán de las decisiones que tomemos, éticas y políticas. Porque de lo que se trata es de la capacidad que tengamos para alcanzar la sostenibilidad en el planeta, y si somos capaces de mitigar los drásticos cambios que con el progreso, le vamos infligiendo, con tecnologías más limpias, efectivas y eficientes, en cuanto corresponde a la sociedad y la culturas, mientras haya posibilidad de evolucionar, que dependerá de cómo sigamos manejando la diversidad, la inclusión, la equidad, la educación, el diálogo, claves para construir entre todos y todas las individualidades un futuro más promisorio y armonioso, que es lo que cada vez más personas anhelan. La búsqueda de vida extraterrestre para seguir expandiéndonos más allá de la Tierra, es la búsqueda incesante, a no ser que estemos obviando algo importante y fundamental, el hecho de que por naturaleza migramos y emigramos, tanto dentro de nuestros confines en la Tierra, como en los viajes hacia otros mundos posibles, de donde venimos de regreso.
Y es que esa misma naturaleza del tiempo y la realidad, son aspectos que han tocado filósofos y científicos, con sus diferentes perspectivas físicas y metafísicas, en el tiempo y sus dimensiones, y todo cuanto está intrínsecamente ligado a su espacio de presencia y de inmanencia. En toda cultura se asumen conceptos que sugieren que intuitivamente percibimos realidades paralelas, y que todo lo que nuestra mentes es capaz de interpretar del mundo, a través de los sentidos, es mera creación de la experiencias subjetivas y lo que consideramos real es maya, es decir, pura ilusión desde los sentidos, y hoy la mística y la cuántica nos permiten precisar con mayor claridad de lo que se trata, porque es el saber algo más desde los propios fundamentos.
Lo que hubo, hay y habrá, es una invitación a las dimensiones desde las reflexiones concretas, sobre el lugar que ocupamos en el universo y más allá, en ese viaje desde el pasado hacia el futuro, que realizamos constantemente desde el presente, entendiendo cada vez más sobre nosotros mismos, sobre lo que hacemos desde que estamos, el ser y el hacer en nuestros entornos, mientras continúa la expansión, colocados como alcances de experiencias en la existencia. En definitiva, es creación nuestra, pues creemos y creamos con cada grano de compromiso entre todos y todas, concatenando las ideas, los pensamientos y vamos concretando, somos emanaciones desde dentro hacia afuera. Aspectos específicos desde diversos temas y enfoques, tantas preguntas como respuestas y cuestionamientos, los que hacemos desde que nacemos, al principio sin entender, porque es preciso que corra el tiempo y se presente la madurez, siempre empeñados en aprender y la constante exploración de cuanto somos porque hacemos. Llega el momento en que nos vamos percatando de la esencia de la existencia, y es entonces cuando apreciamos más la vida. Son los tiempos que corren tras las manecillas del reloj, un claro motivo en la realización de ese viaje con escalas, por etapas, que se inició y tiene término en este plano, porque de lo que se trata es de agregados de momentos que transcurren, y que a veces, sin percatarnos dejamos ir, sin apreciar que es una oportunidad en su justa medida. Cumplimos ciclos que la naturaleza impone, son niveles cada vez más sutiles hacia los nuevos planos de existencia, atravesando sucesivas dimensiones. Experimentamos desde el asombro a la duda que se intuye y cuestiona, y desde las percepciones, despertamos con otra actitud, libres de coacción, todo tornándose racional por lógico, que es el propio arbitrio en su búsqueda de su verdad, hasta que se alcanza la plena conciencia, nos damos cuenta, percatados por el estudio, la investigación, el empeño, logrando que las causas tengan consecuencias plausibles, preciadas, desde lo inusitado, y con el entusiasmo que nos deslumbra. Observadores pues del horizonte que se extiende en ambas direcciones en una dimensión anchurosa de sentido, como una antesala entre asuntos y circunstancias, que cada cual tiene como apoyo y guía, sustentada por la realidad, por la totalidad vista como trascendencia desde lo percibido, lo imaginado, aquello que nos sintoniza con el dial desde las abstracciones, un trayecto hacia lo ideal o lo concreto, ambas manifestaciones del sí mismo siendo uno con todo. Entendimiento como posibilidad de lo que fluye en espacio y tiempo, lo absoluto posible desplegado como un abanico.
Todo, como parte elemental de lo que vamos construyendo con la confluencia partícipes desde los sistemas de creencias, que son las ideas pensadas cognitiva y en conciencia ad intestato, en flujo permanente, en vibraciones de altas frecuencias y perspectivas que despejan toda duda, cuando ya no hay más preguntas ni respuestas, porque no se duda por estar, ser, hacer, ocupados y preocupados de sí mismos, sin prejuicios, ni ensimismamientos, sin eufemismos, llamando las cosas por su nombre, sabiendo dirigirse por el propio sendero aunque lo muestren los maestros, pues la decisión en tuya, sobre tus propios pasos, que es el único legado para quienes nos sobrevivirán.