Éste es un tema difícil de tratar y de comprender, pues el tenso clima político existente en el país lo dificulta. Un elemento que explica esta dificultad reside en la polarización que existe entre el gobierno y la oposición de María Corina Machado, la cual exacerba los ánimos de sus seguidores, quienes no aceptan la posibilidad de que existan otras formas de oposición, ni otros grupos opositores, distintos de ellos. Su extremada beligerancia les impide siquiera pensarlo. Para ellos, quienes no estén con González Urrutia o con María Corina son simplemente unos traidores al pueblo venezolano, unos arrastrados ante el gobierno de Maduro, unos mercenarios a sueldo y unos corruptos y delincuentes de todo tipo. En epítetos, burlas e insultos superaron a Chávez y a Fidel (tanto que los odian para terminar haciendo lo mismo) y superan ampliamente a los odiadores más destacados del gobierno, que todos saben quiénes son.
Un segundo elemento que incide fuertemente en esa división dentro de la oposición venezolana, es la existencia cierta de grupúsculos opositores, sin ningún respaldo orgánico ni popular, originados de divisiones aupadas y financiadas por el gobierno y surgidas en los partidos de la oposición que hoy dirige María Corina. Estos pseudo líderes actúan de una manera tan descarada, que imagino le causan vergüenza ajena hasta a los militantes y simpatizantes del PSUV y del gobierno, al escuchar las cosas que llegan a decir. Son peores en sus juicios, ataques y animadversión, hacia sus antiguos compañeros y partidos de la oposición radical, que los más incisivos voceros del oficialismo. Sus burlas, insultos y amenazas sorprenden al líder político más curtido. Son gente de la peor calaña.
Un último elemento, que tenemos necesariamente que considerar, es el relativo a que el ambiente político actual está muy lejos de ser el más propicio, para el desempeño de una oposición democrática. La represión indiscriminada asumida por el gobierno en sus formas policial, militar, judicial y carcelaria, ha terminado por destruir el ambiente de libertades públicas necesarias, para el desarrollo de cualquier actividad opositora e incluso de la protesta ciudadana. A las leyes que venían siendo aprobadas, claramente inconstitucionales, mediante las cuales se acusaba con facilidad a cualquiera de traición a la patria, terrorismo, promoción del odio, asociación para delinquir y conspiración, se asocian nuevas iniciativas legales que constriñen aún más las pocas libertades que nos quedan. Incluso hoy, se nos amenaza con una reforma constitucional profunda, que sabemos hacia dónde apunta, y no es precisamente hacia una profundización de la democracia.
A pesar de la existencia de esta nueva situación restrictiva de las libertades, sí existen grupos empeñados democráticamente en defender la Constitución, la legalidad, las libertades ciudadanas, los DDHH y el restablecimiento de políticas económicas y sociales, que permitan la satisfacción de las necesidades básicas de la población. Una política alejada de los extremos beligerantes que se consumen y nos consumen en un enfrentamiento estéril, y alejada también del oportunismo político estimulado financieramente ejercido por los grupos que acabamos de describir. Se trata de un conjunto de organizaciones pequeñas, hasta ahora limitadas en su crecimiento electoral por la polarización existente, que buscan actuar autónomamente en el centro del escenario político, enfrentando tanto al gobierno como a quienes ruegan por invasiones extranjeras. A pesar de sus esfuerzos, su influencia es todavía marginal, pues no ha logrado convertirse en una alternativa de cambio.
Enrique Márquez, Juan Barreto y Centrados se destacan por sus asertivas acciones judiciales, sus consecuentes declaraciones y su permanente denuncia. El Lápiz con Antonio Ecarri también ha estado presente en las luchas legales y constitucionales, además de tener un programa completo bien elaborado. Avanzada Progresista y el MAS han sido consecuentes en su defensa del diálogo, en su permanente presencia en los medios y en sus críticas a las acciones del gobierno. Otro tanto hace Soluciones para Venezuela con su labor organizativa de construcción de un partido para el futuro, desde las bases mismas de la sociedad en todo el país. Se hacen sentir también el PCV y el Movimiento Popular Alternativo, por sus posiciones firmes de confrontación anti dictatorial y sus denuncias de las violaciones de los derechos civiles hechas por el gobierno.
Pero todos ellos todavía no están en la mente de la gente, como participantes reales con posibilidades de triunfo. El enfrentamiento polarizado se los come, aparte de que deberían ensayar acciones unitarias con miras a una unidad orgánica futura.