Lo que contamos en este artículo es nuestra interpretacion de la coyuntura venezolana y de lo que estamos convencidos pudiera suceder en Venezuela en los tiempo que se avecinan.
El problema esencial se manifiesta con el gobierno de facto que se instaló el 10 de enero. La burguesía madurista no hizo sino apagar la luz de la Constitución y canceló, incluso, de esa manera, el mismo modelo de democracia liberal burguesa representativa que ellos venian usando como herramienta de dominación y para desmontar la democracia participativa y protagónica. Lógicamente, de ese modo se han creado las circunstancias históricas objetivas que hacen posible una revolución como la única salida posible y realista. Así lo percibe el pueblo, y además, el cual no califica al gobierno como de facto, sino, de tramposo ( fraudator).
Al asumir la tiranía como procedimiento de concentración y centralización de todo el poder, al madurismo se le puede identificar, sin lugar a duda, como el problema a resolver porque de suyo es la desastrosa crisis del capitalismo en Venezuela. Ya que al cerrar todos los mecanismos constitucionales democráticos, decidió así alterar la mismisima alternabilidad burguesa que ellos practican, convirtiendo a grados elevados la lucha por el poder en Venezuela. Colocó la lucha de clases en un punto nodal con respecto a la unidad y lucha de los contrarios en el seno de la sociedad venezolana. Poniendo a funcionar simultáneamente y a todo vapor las calderas de la ley de la negación de la negacion que coloca al sistema de dominacion, es decir, la misma hegemonía del madurocorinismo como clase expropiadora en el punto de ser ellos mismos expropiados y desalojados del poder por el pueblo en revolución. Que no se olvide que la clase burguesa delictiva hoy en Venezuela la conforman los nuevos capitalistas maduristas y los viejos amos del valle reunidos en torno a la ultraderecha maricorinista trumpista.
Intentando alcanzar una mejor explicación, también puede formularse de otra manera. Como un momento crítico, de un nivel agudo del movimiento dialéctico en nuestra evolución histórica, que no debe subestimarse ni perderse de vista, porque esta explicación permite visualizar como se van fraguando las contradiciones que generan la lucha de clases en Venezuela. Confrontación esta que se da concretamente entre las clases trabajadoras y la nueva burguesía madurista de la V República y la vieja burguesía de la IV República, estas ultimas agrupadas en los partidos de la ultraderecha.
Afectandose de igual manera los cimientos mismos de la ciencia de la revolución que guía la acción liberadora.
En función de ir buscando mayor precisión es necesario decirlo en otros términos, la principal contradicción, que se desenvuelve en la sociedad venezolana, alcanza dimensiones civilizatorias, en la medida que es una pugna multiple, por un lado, entre las dos burguesias ( los maduristas contra los maricorinos trumpistas) mismos que sostienen el viejo régimen capitalista ya agotado, que muta de todas las formas posibles negándose a desaparecer, y estos a su vez, luchan contra la nueva sociedad socialista que desea nacer, que necesita nacer, y que tuvo su momento más concreto de hacerlo en abril del 2002 cuando Chávez fue rescatado por la presión popular, momento en que la conciencia del para sí del pueblo estaba en sus niveles más alto.
Por lo tanto, la lucha que en la actualidad se libra en Venezuela tiene el contenido y la forma que corresponde a la lucha entre el pobretariado y los capitalistas madurocorinistas. Cualquier revolución social que se plantee hoy la liquidacion del sistema capitalista en Venezuela, contextulizada mundialmente por el omnipresente dominio del capital en crisis estructural, no puede ser sino una lucha de clases.
Una revolución verdadera al servicio del pueblo no podrá hacerse sino sustituyendo al capitalismo por un modelo radicalmente distinto donde se creen las condiciones político-culturales para que desaparezcan todas las clases sociales, donde no exista ni amos ni esclavos.
Lo anterior significa, que una revolución verdaderamente popular deberá sin vacilación alguna, socializar la propiedad sobre los medios de producción estratégicos del Estado y ponerlos bajo la administración y control y al servicio de todas las clases trabajadoras. Igualmente, ha de garantizar como un derecho inalienable, el derecho a la creatividad como la forma más concreta de liberarse de la explotación y eregir la cultura del trabajo libre.
Igualmente, sin falta, la producción de los bienes y servicios materiales y espirituales deberá ser el resultado de la planificación hecha por el conjunto de la sociedad para que en un acto pedagógico de autoformación de la conciencia colectiva, la producción cumpla el objetivo de satisfacer exclusivamente las necesidades radicales del pueblo venezolano. Y será así, siempre que la revolución sea autentica, una sociedad de productores libremente asociados, donde se garantice la libertad individual como condición de la realización de la libertad colectiva, suprimiendo así las causas que producen todo tipo de desigualdades.
En resumidas cuentas, todo lo dicho anteriormente hace parte del nuevo material que se requiere para construir la nueva sociedad, y la buena noticia es que Venezuela los tiene, lo único que necesita para completar es una fuerza material social revolucionaria que se encargue de hacerlo.
La profundidad de la crisis política del madurismo es tan enorme, su soledad es tan absoluta, que ha quedado sin posibilidad de lograr estabilizarse. Y el sistema necesita para funcionar demanda paz social sino desaparece bajo el peso de sus propias contradicciones. Por consiguiente, cabría sospechar en la pisibilidad, tómese en cuenta que estamos refiriéndonos a escenarios posibles, no a bolas de criastal, que los grupos poderosos capitalistas nacionales e internacionales, en su angustia por salvar su reino de explotación y garantizar la expoliación de la riquezas que alberga Venezuela, y previendo que pueda perder el poder por una revolución socialista protagonizada por los empobrecidos, no dudarían en quitar al madurismo del poder y colocar a algunas de estas fuerzas reformistas que gravitan en la orbita del capital para manipular un "cambio de cosmetico" que se limite sólo a desplazar a un grupo del poder pero dejando intactas las viejas instituciones y no dejar intactas las obsoletas relaciones capitalistas de explotación, ahogando el espíritu libertario del pueblo, que mantenga el sentido común atado a las lógicas que reproducen el dominio del capital. Entonces, esto no sería más que un teatrillo para usar y engañar al puelo. Hay que estar muy pendiente en los tiempos con estas marramucias.
Siguiendo entonces en nuestra linea de pensamiento emancipador, es así como hemos llegado a la conclusión, de la necesidad de organizar una Junta, que sea patriótica y de Salvación. Y las causas que justifican esta propuesta se hallan tan hondas como lo está la Atlántida. O sea, hay que buscarlas en las raices de la Venezuela profunda. Es decir, no puede ser ni calco ni copia sino acción heroica.
Ahora bien, para llevar a cabo tamaña empresa, necesitamos de un sistema intelectual arraigado en nuestro propio mundo, ligado a una ciencia de la revolución que reintérprete el mundo contemporáneo ( que vaya más allá de la onceava tesis de Marx sobre Feuerbach), elaborando categorías pardas que, liberadas incluso hasta del mismo pensamiento critico pero eurocéntrico, sean autónomas para reinterpretar realidades de incertidumbre y la complejidad de la presente historia venezolana, a partir del material que nos proporciona nuestra evolucion histórica conjugada en todos los tiempos que sean posibles.
La Junta Patriótica deberá desplegar una imaginación sociológica con voluntad de poder y bajo el principio de la esperanza, para que pueda responder al propósito para el cual fue pensada, la liberación del pueblo venezolano. Aquí el pensamiento emancipador no puede agotarse en la superficie, sino, hecharse a bucear en las profundidades de la realidad venezolana y mundial, con el propósito de evitar quedar paralizado y despojado de la iniciativa política.
Pero ha de hacerlo sin amarrarse a concepciones previas ni prejuicios, sin quedar atrapados en la petrificación del dogmatismo y en ejemplos anteriores, y explicaciones estrechas y lineales, por el contrario, ha de centrarse en la realidad concreta, en la dialéctica del presente concreto, para situarse en los espacios que son objeto del cuestionamiento del movimiento dialéctico de lo que se va viviendo, buscando encuentros nuevos de la realidad que muevan a la reflexión y revisen la historia y el conocimiento liberador.
Por todo lo antes dicho, es que concebimos a la Junta Patriótica de Salvación como una palanca de Arquímedes, para que las clases trabajadoras se liberen de la caverna madurista donde se les ha impuesto vivir una desastrosa realidad. Por eso insistimos en organizar una Junta Patriótica de Salvación a través de la cual el pueblo trabajador sea dueño de su propia política, autónoma e independiente. Una JPS que le sirva de apoyo y con la cual pueda estremecer y modificar el mundo que tenemos y construir el que se desea y necesita a través de un acto innovador, verdaderamente revolucionario.
En este sentido, se plantea la necesidad de poner en el escenario político una Junta Patriótica de Salvación transformada en una fuerza material propia de las clases trabajadoras venezolanas en función de salir de esta hora amarga y oscura por la cual esta atravesando el país. Se trata sin ambages de hacer una revolución que someta a cuestionamiento todo, que modifique estructuralmente toda la realidad social, ya que la causa profunda de todo este desastre está en la contradicción que se desarrolla desgarrando a la sociedad venezolana, el viejo y desastroso capitalismo que no quiere morir, y la incapacidad del movimiento popular de hacer nacer el socialismo. Mas esta contradicción no puede resolverse automáticamente o sin dificultades o aplicando paños calientes. De ahí surge la elaboración de una estrategia para superarla en la práctica.
Y uno de los asuntos clave a resolver en la estrategia, es que todo lo que exige estar relacionado se encuentra disperso, fragmentado, separado. De tal manera, las potenciales fuerzas patrióticas que resisten hoy en Venezuela tienen la obligación de encontrar los caminos de la unidad nacional. Hay que superar la crisis de unificación, y para lograrlo cada quien debe deslastrarse de los trastos del sectarismo y de creerse los más puros y ser los oráculos de la verdad, esos vicios han causado y amenazan con seguir causando mucho daño al pueblo venezolano. Hay que ir avanzando con humildad y sencillez y dialécticamente, en todas las cosas que nos unen como pueblo y enfocarlas en el objetivo común, derrotar a los enemigos principales del pueblo venezolano que son el madurismo y el maricorinismo trumpista, pilares podridos del sistema capitalista que reina en Venezuela, y del enemigo histórico el decadente imperialismo norteamericano.
Ahí está la razón que define a la Junta Patriotica como de salvación, porque no es para salvar los intereses de ningún grupo o partido, tampoco para salvar la economía de unos cuantos banqueros o empresarios, sino, para poner en funcionamiento una economía de salvación colectiva desconectada de las perversidades y los pecados del capital. Es para fomentar una economía que produzca soluciones a los problemas vitales del pueblo venezolano, además, una economía de salvación llevada a cabo por productores del bien común libremente asociados, que no agredan ni exploten a los demás seres humanos ni al medio ambiente. Cuando hablamos de salvación es para que las clases empobrecidas sean capaces ellas mismas de salvarse del capitalismo y construyan su propio reino donde se practique la igualdad, la justicia social y eso es una utopía posible, son muchos los casos que el pueblo venezolano puede lucir como ejemplos concretos.
En conclusión, nuestra propuesta definitiva es, la organización nacional del pueblo venezolano en torno a la Junta Patriótica de Salvación como un esfuerzo colectivo para superar el punto muerto en que hoy se encuentra atrapada la liberación del pobretariado venezolano.
¡Nadie salva al pueblo. El pueblo se salva sólo si se organiza!
¡Ni maduristas ni maricorinos trumpistas!
¡No más elecciones tramposas contra el pueblo!