"La verdadera fuerza invisible es la fuerza sin la violencia;
la violencia siempre se vuelve contra quien la ejercita"
Eliphas Lévi
Si alguien esperaba un instante de benevolencia por parte del guapetón Donald Trump, estaba muy equivocado, después de la salvajada contra el gobierno del presidente Maduro y el pueblo venezolano, en los años mortíferos de la pandemia del Covid-19. En esa acción criminal lo acompañaron de la mano, el Gauidó y la María Corina Machado y por momentos se creían unos héroes y entre más se presentaban los sufrimientos por la peligrosa epidemia, más arreciaban los ataques, pero se encontraron un presidente y un pueblo, que no vacilaron un instante para hacerle frente a la vil patraña de estos desalmados, pero armados por todo el poder mediático para engañar y confundir.
Los principales culpables e incitadores a las migraciones, como procesiones religiosas, son precisamente los gobiernos estadounidenses, el cual han venido promocionando el "sueño americano" a través de la publicidad con fines comerciales, hasta llegar al extremo de convertir a los Estados Unidos, en ciudades con un cuadro impresionante y lastimoso muy lejos de lo que han venido proyectando, con personas durmiendo en la calles, como para repetir la expresión de la canción de Celia Cruz ¡No hay cama para tanta gente! Pero además el escritor estadounidense, John Updike, describe en un pensamiento la realidad que viven: "Somos una sociedad que se ahoga literalmente en basura, comida basura y la cultura basura del entretenimiento".
Aparte de la confesión de este escritor, nos encontramos ahora, con la enfermedad haciendo metástasis en todo el cuerpo. Sin embargo, la mayor preocupación del nuevo presidente es al ver, como se está desboronando el todopoderoso imperio, el cual solucionaba todo con la violencia y las invasiones, como su tabla de salvación y por eso las asoman para amenazar y meter miedo, ya que, no se les hace fácil ejecutarlas directamente y por eso la inhabilitada, en un momento les pidió a gritos, que la aplicaran en Venezuela, para después recibir el mando, como una reina electa en un concurso de belleza. Pero, como todo ha cambiado el magnate se ha presentado tan desfasado y confundido, que por momentos quiere regresar al pasado montado en sus propios sueños y con los mismos títeres, quienes siguen creyendo, que todo es tan fácil, como echar un disparo al aire para espantar pájaros.
El discurso del mandatario en el acto de toma de posesión, parecía estar en un confesionario, ya que, reflejaba un momento de reflexiones y lamentos por la quiebra del omnipotente estado imperialista y no ve en el camino la manera de recuperarlo, ni siquiera recurriendo a los saqueos, como hicieron con Libia e Irak, por solamente nombrar estos dos países, donde aparte de implementar miles de patrañas y mentiras para justificar las invasiones. Creo, que es el verdadero comienzo de la caída en picada del imperialismo –Para bien de la humanidad– y el gobernante de ese momento, George W. Bush, recibió a la inhabilitada, María Corina, consciente de la víbora que levantaba la cabeza, en señal de convertirse en una pieza muy valiosa para los posteriores incursiones del imperialismo en esta parte de América Latina.
Los primeros movimientos de Donald Trump, en la presidencia han sido en terreno totalmente resbaladizo, que por momento le hacen ver totalmente desconcertado buscando ayuda para tomar decisiones ya pensadas y repetidas, como si ahí estuviera la salvación antes los miles de problemas del, hasta hace poco el país más poderoso sobre la tierra y desafiante, como una fiera salvaje. Lo cierto, es que las primeras acciones puestas en práctica, anunciadas en la campaña electoral, no le han dado los resultados esperados y por el contrario lo terminan de desenmascarar, como más de lo mismo del pasado reciente, pero a la vez, los que se encuentran bajo su sombra esperando su apoyo, no les ha quedado otra, si no esperar el rumbo de los acontecimientos muy calladitos, como feligrés escuchando misa.
De tal palo tal astilla y por eso, no se necesita ser un versado en filosofía, ni un erudito para entender los arrebatos de los discípulos de Trump, ya que, parecen una copia al carbón. Lo más difícil, en estos momentos es saber a ciencia cierta, quién copia a quien o en su defecto, quién es más arrebatado, el guía o sus seguidores, porque en los movimientos al gesticular tienen un parecido abismal y rara vez dejan escapar una sonrisa, aunque es justificable la seriedad, porque antes tanto rechazo y tropiezos cualesquiera se desconcierta, hasta perder el rumbo. Por eso, puedo asegurar responsablemente: en el mismo rostro se diferencian los que andan profesando el bien y el mal; usted ve al presidente Maduro, tranquilo, sereno, haciéndole frente a todo, mientras Trump, Milei, María Corina y compañía, por poco encienden con el odio lo que consiguen a su paso.