Los tiempos pasan y Maduro madura y exprime sus ideas revolucionarias en busca de salvar tantos malogros que lo envuelve en un pasado nada grato con frustraciones como bendiciones que, secan el ánimo y, abriendo brecha como Alí Primera se distrae a ver si lo dejan hacer, aunque el imperio no duerme, pero el que madruga Dios le ayuda. Que algo es algo peor es nada.
No se puede ser pendejo toda la vida. Ni el hazmerreír de otros. Vaya soplo de esperanza y la voluntad es la última que se pierde y él lo sabe como autobusero que alguna vez fue y, también sabe que a la segunda va la vencida aunque vaya en tercera. "No hay hombre grande -decía un paisano- grande fue Bolívar", y a reír que los maduristas que están alebrestados de felicidad y los bonos gotean como mangos maduros. ¿Y los añejos chavistas qué? Tampoco hay que ser tan caradura.
¡Abre brecha compañero! Le vocea él mismo Alí y, él sabe que tiene que afinar el tino y es hora. Porque la Patria no es pequeña. Tenemos Patria decía Chávez en su afán de sentirse esperanzado de servirle al pueblo venezolano, a ese pueblo que a veces no perdona porque no lo toman en cuenta, entonces, la orientación debe ser precisa, ranura que se abra ranura que hay que recorrer. Y entre la espada y la pared no podemos estar siempre. Porque siempre hay una oportunidad.
De Guantánamo salieron 177 venezolanos y a Venezuela llegaron sin morir en el intento de buscar vida mejor, pero se la negaron, pero no hay mal que por bien no venga y si yo fuera uno de ellos estaría feliz. Porque siempre hay una oportunidad y esas son vainas del destino y, por veces lo pobres también respiran.
Ese es un logro y es del gobierno de Maduro que Trump haya accedido a tal pedido es como sacar la bola fuera del parque y, así Maduro, tun tun, siempre hay que tocar la puerta que dentro de las encerronas hay porvenir y no importa la espera, valió la pena, es una emoción tan grande volver a ver los hijos de nuevo. ¡Ay Patria querida! Por ti he de vivir y soy y seré lo que siempre he sido, tu hijo. Y la Patria llora, ha parido de nuevo.
A veces los sueños se quedan atrás, alguien tuvo que haberlo dicho, "que los sueños sueños son" -según Calderón de la barca y ninguno de ellos de esos 177 venezolanos pensó que volvería a su país devueltos por el gobierno del imperio después, de estar de pasantía por Guantánamo como presos y olvidados y seguro, que mas de uno de ellos odia a Cuba, la que los gringos no han podido prostituir, pero así es el mundo que entre justos y pecadores no hay mucho que buscar, pero lo cierto es que, fueron rescatados con dignidad.
Qué hubo que adelantar las elecciones próximas venideras por conversaciones, todo es posible, pero lo cierto es que, siempre a toda acción habrá una reacción y más con un presidente mañoso como lo es Trump, nada bueno es de esperarse de él. Pero hay que arrear la carga sin ilusionarse que el otro dormirá, porque hay muchas enseñanzas y contradicciones que compartir y, mientras haya reuniones o conversaciones algo se conseguirá y, hay que apretar el grito de rendición que nunca saldrá.
El que no encuentra de que soga ahorcarse es Diosdado Cabello. No puede ver un micrófono libre, porque lo pone a relinchar y por lo visto nunca ha peleado en ninguna batalla y si así fuera todas las hubiera ganado según sus buenas intenciones que alguna tiene que tener aunque la oculte.
El gobierno de Maduro "está afinando el tino en decir la puntería" con Diosdado a la caza, antes que el perro se eche la miada como lo dice Alí con su rosario de penas que por lo menos elecciones habrán pronto que, a María Corina le incomodan porque según ella siempre gana y nunca cobra.
¿Y Edmundo: qué es de la vida de Edmundo que Capriles lo sigue esperando?
Y a Maduro qué le queda pues, agarrar los piconazos de Trump y poner la bola en juego.