El periodista Juancho Narcano y su perro Pipo llegaron al conuco muy temprano para evitar que después el latigazo del sol le azotara los rostros.
El reportero con el can, hizo un recorrido por el sembradío y luego de cabalgar su mirada sobre el potro del paisaje, que se mostraba mustio, se sentó junto a Pipo bajo el frescor de la mata de mango y ahí, saltó la conversa. La primera en intervenir fue la mata de mango, quien comentó: "Amigo, Juancho, la culpa de esta larga sequía es nada menos que de el hombre, quien, sin piedad ninguna, arrasa con árboles, con animales y contamina los ríos y el mismo ambiente con sus gases industriales".
El periodista escuchó y vio a su perro creyendo que iba a intervenir, pero no lo hizo, por eso expresó: "Sin duda alguna, amiga, y eso lo hemos hablado muchas veces, pero el hombre no quiere tomar conciencia y por eso aquí mismo en este pequeño pueblo, hay gente que le importa un comino cortar árboles y no sólo que eso ayuda a incrementar la sequía, si no que le importa muy poco el dolor que siente el árbol cuando en su inocente tronco, penetra el hacha o el machete con sus filos, que le llegan al alma y que les hace brotar lágrimas a través de la savia que corre por sus entrañas".
"Eso debe ser doloroso, Juancho, dijo Pipo, y por lo cual todo aquel que sin justificación alguna, asesine a un árbol debe ir preso cuantos antes y de paso por cada mata que corte debe sembrar diez, porque de lo contrario, al acabarse los árboles, finaliza la vida en este planeta tierra".
La mata de mango al oír a Pipo, rápidamente señaló: " Mira, Pipo, uno siente un dolor, que debe ser parecido al que sienten ustedes, cuando un inhumano viene y nos corta una rama, eso es lo mismo que a tí te corten una pata y a Juancho una pierna, a sangre fría, con un filoso machete. Ese dolor es horrible, pero ustedes pueden gritar y quejarse, sin embargo nosotros morimos callados y de pie".
El periodista Juancho Marcano, lo turbaba la conversación, porque es verdad que hay muchos de sus semejantes, que no sólo asesinan árboles, sino también aniquilan animales y hasta contaminan ríos, con toda la irresponsabilidad del mundo. En vista que estaba perturbado con la conversa, y sobre la cual, sus amigos tenían razón. optó por cambiar de tema y dijo: "Y hablando de otra cosa, ustedes, amigos, han oído esto: "La vida es como una bicicleta: si quieres mantener el equilibrio, pedalea hacia adelante". Y esto lo expresó: Winston Churchill.
"Si, Juancho", indicó el perro.
"Está bien, Pipo, pero regresemos que ya el sol, empieza a ponerse más pilas. Entonces hombre y perro, luego de despedirse de la mata de mango, tomaron el camino a casa.