La gris sombría penumbra. Antes, aqueste este cura ignaro raro cleuasmo asno, ni fichero ni fechero, ha de declarar en alta voce, al pintor Apeles, 330 años antes de Cristo: ¡Zapatero a sus zapatos! Y, fuera Walt Whitman, 1855 endespués de Cristo, quien se diera cuenta de la grisura que existe de entre el yin y el yang en el lienzo pictórico blanquinegro de Laozi, 530 años endenantes de Cristo. Y, el contradictorio caliginoso borroso poeta norteamericano Walt Whitman que transitara y trascendiera en de por medio y por el camino de en medio budaiano de entre el idealismo y el realismo como de entre el eternalismo y el nihilismo. Y, el poeta cantara en el Canto de mí mismo en Hojas de hierba: De la gris penumbra sombría, han de surgir iguales elementos contrarios. Agora ahora hogaño, el poeta estaba mentando y nombrando al lienzo pictórico blanquinegro del yin y el yang de Laozi en su máxima grisura en que el yin se hace igual al yang, en que el yin y el yang se equilibran, en que el yin y el yang, limitan en el límite límbico grembo fronterizo, en la perogrullada primera vez de Perogrullo antes de Don Quijote, 1605 años después de Cristo. Perogrullo, el personaje ficticio paremiológico, decía que en la historia siempre ha de haber una primera vez en que el yin y el yang, concupiscentes se tocan, son tangenciales apersogados barriga con barriga, como si fueran el seis y el nueve del cóncavo convexo contradictorio caliginoso concupiscente cascaramarga cojedeña de Cojedes. O sea y es decir, decir que la máxima caliginosidad del yin y el yang de Laozi y Walt Whitman, ha de estar dotada de absurda estabilidad medular profunda. O sea y es decir, decir que la máxima caliginosidad del yin y el yang de Laozi y Walt Whitman, ha de estar dotada de absurda estabilidad medular profunda en el plausible prudente impretermitible tercio incluso un medio aristotélico absurdo medular estable profundo de entre el exceso y el defecto de la Moral de Aristóteles, que el materialismo histórico flemático capaz no le ha sabido sacar la punta puta en tanto que al principio del tercio excluso de la Lógica de Aristóteles, el capitalismo histórico histérico rapaz sí le ha sabido sacar la punta puta. O sea y es decir, decir que la máxima caliginosidad del yin y el yang de Laozi y Walt Whitman, ha de estar dotada de absurda estabilidad medular profunda en la síntesis intelectual esencial existencial real hegeliana marxista absurda medular estable profunda de entre la contradictoria caliginosa tesis y antítesis de Hegel y Marx. O sea y es decir, decir que la máxima caliginosidad del yin y el yang de Laozi y Walt Whitman, ha de estar dotada de absurda estabilidad medular profunda en la resolutiva optimalidad ortogonal pretendida maleoiana absurda medular estable profunda de entre el consciente y el inconsciente de Maleo 2001 como de Cirigliano y Villaverde 1966. Y, como tiénese dicho y como deténtase mentado, Fuera Walt Whitman, 1855 endespués de Cristo, quien se diera cuenta de la grisura que existe de entre el yin y el yang en el lienzo pictórico blanquinegro de Laozi, 530 años endenantes de Cristo. O sea y es decir, decir de Laozi y Walt Whitman, la gris sombría penumbra whitmaniana.
Con digresión y sin digresión, la gris sombría penumbra whitmaniana. Hemos de tener siempre presente que toda vez que exista una contradicción ha de haber una borrosidad. Y, que los padres abanderados de las contradicciones y de las borrosidades, fueran Heráclito y Buda, 500 años antes de Cristo, que se apoyaran en después en el lienzo pictórico blanquinegro del yin y el yang de Laozi, 530 años antes de Cristo. Mas y más, pero y empro, de las contradicciones y de las borrosidades, hablaran los Faquires, 1300 años antes de Cristo, hablaban que Dios ha de estar de entre el suelo y el cielo, de entre el fuego y el fontanero, de entre el mar y el desierto. Y, los Faquires, tenían desarrollado el punto crucial decisivo inflexivo topológico contradictorio borroso, confluencia de todos los órganos de los sentidos, en lo que llaman el tercer ojo, ubicado detrás de la nariz, con que levitaban de entre el suelo y el cielo y retaban al campo gravitomagnético de la Tierra de Isaac Newton, 1685 años después de Cristo, caminaba sobre el fuego y no se quemaban, caminaban sobre el agua y no se hundían, caminaban sobre afiladas puntas y no se ajincaban, dormían en camas como de alambre púas y no se ahincaban, caminaban descalzos en el desierto y no les pasaba un coño en el talón y tendón de Aquiles de la atleta venezolana de triple salto, Yulimar Rojas. A mas y a más, pero y empero, Jesucristo, estuvo una temporada con los Faquires, y, lo dijera, no la Biblia, sino el poeta Walt Whitman, cuando el poeta cantara en el Canto de mí mismo en Hojas de hierba: Me aparto de las escuelas, de las sectas, las dejo atrás, me sirvieron de mucho, no les olvido. Luego Jesucristo, regresa a Palestina. Y, llego, haciendo milagros, curando a enfermos, levitando sobre fuego, aguas y montañas, levitando y levantando muertos, echando a los mercaderes del templo, predicando a los cuatro vientos la buena nueva, y, el imperio histórico histérico rapaz romano conociera las verdaderas santas agitadas milagrosas públicas de Jesucristo, y, que no necesitara del beso de Judas, el imperio romano, comenzara la persecución, hasta que lo aprende y lo apresa, y lo convierte en migrante venezolano contemporáneo 2025, y, el imperio romano, lo guindara de la cruz, a lo cual el comportamiento de la historia imperialista como del imperio romano, ha sido de la misma marisquera. Agora ahora hogaño, hemos de tener siempre presente que toda vez que exista una contradicción ha de haber una borrosidad. Y, que los padres abanderados de las contradicciones y de las borrosidades, fueran Heráclito y Buda, 500 años antes de Cristo, que se apoyaran en después en el lienzo pictórico blanquinegro del yin y el yang de Laozi, 530 años antes de Cristo. Mas y más, pero y empero, de las contradicciones y de las borrosidades, hablaran los Vedas, los del algo y la nada, los de la determinación y la indeterminación, los de la paradójica indeterminación védica upanishad sánscrita absurda medular estable profunda, los Vedas, 1000 años antes de Cristo, fueran los primeros en demostrar que no fuera primero la gallina que huevo ni el huevo primero que la gallina, que mostrara Laozi, 530 años antes de Cristo, con el yin y el yang. Mas y más, pero y empero, de las contradicciones y de las borrosidades, hubiera hablado, en el Eclesiastés, el sabio Salomón, 950 años antes de Cristo. Hubiera hablado, en la Odisea, de la aguja de Penélope, el poeta Homero, 700 años antes de Cristo. Hubiera hablado, en el Arte de la guerra, Sun Tzu, 626 años antes de Cristo. De las contradicciones y las borrosidades, hablaran, a mas de y a más de, pero y empero, de Pitágoras, 500 años antes de cristo, en su cuadrángulo rectángulo y su famosa slash diagonal hipotenusa de entre el teorema directo y el teorema indirecto del Teorema de Pitágoras del tercer año de bachillerato y del canto de Los Hooligan, hubiera hablado, Sócrates, 434 años antes de Cristo, en la verdad verdadera veraz verídica socrática absurda medular estable profunda de entre la verdad y la mentira del filósofa greco de Alopece con que se pegaba loas sofistas escuálidos a la sazón. De las contradicciones y las borrosidades, hubiera hablado, San Pablo, en el año 10 después de Cristo, en la paradójica fe hebrea absurda medular estable profunda de entre la certidumbre y la incertidumbre, la esperanza y la desesperanza, la convicción y la duda, lo visible y lo invisible del apóstol primer teólogo del Evangelio, el evangelista San Pablo de Tarso. Estos han de ser, apenas, algunos tanques pensantes colgantes del que se ha colgado Maleo 2001, para asomar los casos correlativos límite límbico grembo fronterizo, en la perogrullada primera vez de Perogrullo, quien decía que en la historia siempre ha de haber una primera vez. Tanques pensantes colgantes del que se ha apoyado Maleo 2001 y la teórica tesis inédita innovadora novedosa avanzada cascaramarga cojedeña de Cojedes de Maleo 2001 y la Filosofía de las 4E del entendimiento y la estética ética espiritual de Maleo 2001. Agora ahora hogaño, apenas, algunos tanques pensantes colgantes. No hemos nombrado a Don Quijote, a Don Francisco, al Libertador Simón Bolívar, a Cirigliano y Villaverde, a Ferdinand Saussure, a Julio Cortázar, a Antonio Machado, Jorge Luis Borges, a Albert Einstein, Georges Lemaitre, a Werner Heisenberg, a Niels Bohr, a Hans Kelsen, a Luis Alberto Machado, y, a muchos otros brillantes pensadores tanques pensantes colgantes, que mi esmirriada raquítica memoria no los abarca. Y, como tiénese dicho y como deténtase mentado, fuera Walt Whitman, 1855 endespués de Cristo, quien se diera cuenta de la grisura que existe de entre el yin y el yang en el lienzo pictórico blanquinegro de Laozi, 530 años endenantes de Cristo. O sea y es decir, decir de Laozi y Walt Whitman, la gris sombría penumbra whitmaniana.
Con divagancia y sin divagancia, la gris sombría penumbra whitmaniana, ha de tener, a mas y a más, pero y empero, del yin y el yang de Laozi y Walt Whitman, su grafía grata gata graciosa gratificante en el cuadrángulo rectángulo pitagórico del Teorema de Pitágoras del tercer año de bachillerato y del canto de Los Hooligan, ha de tener, al gigante cartón cuadrángulo rectángulo que guindara del techo del botiquín de Miguelito de San Carlos de Cojedes, en que por una de las caras del cartón leíase, la proposición de la otra cara es verdadera y por el otro lado del cartón leíase la proposición de la otra cara es falsa, aquí en el botiquín de Miguelito, muriera el principio de incertidumbre de Werner Heisenberg, a según, si mides una cosa de manera rigurosa precisa exacta, no puedes hacer lo mismo con otras, la observada muestra descriptiva del yin y el yang lo dice todo , lo muestra todo y lo demuestra todo, pues, una contradicción lo implica todo. Ha de tener, al cóncavo convexo sexo contradictorio caliginoso concupiscente cascaramarga 69 cojedeño de Cojedes. A de tener a la bacinilla de Rosa María, de San Carlos de Cojedes, la mitad llena de miao y la mitad vacía, tanto como el yin y el yang, en que muriera el principio de incertidumbre de Werner Heisenberg en que el yin se hace igual al yang, o sea y es decir, decir que la velocidad es una magnitud física igual a la posición y viceversa, simultáneas y concomitantes han de ser magnitudes físicas de la misma sombría penumbra vaina gris, o sea y es decir, decir que, ambas magnitudes físicas, han de ser caimanes del mismo pozo ¡Que vaina con Perogrullo, 1605 años antes de Don Quijote! ¡Lo que le faltara a Albert Einstein para completar su teoría del campo unificado, que Maleo 2001 reivindicara! La gris sombría penumbra whitmaniana, ha de tener, a mas y a más, pero y empero, del yin y el yang de Laozi y Walt Whitman, su grafía grata gata graciosa gratificante en la línea curva lemniscata de Bernoulli. En la línea curva paradójica parábola cúbica de Picasso. Y, como tiénese dicho y deténtase mentado, fuera Walt Whitman, 1855 endespués de Cristo, quien se diera cuenta de la grisura que existe de entre el yin y el yang en el lienzo pictórico blanquinegro de Laozi, 530 años endenantes de Cristo. O sea y es decir, decir de Laozi y Walt Whitman, la gris sombría penumbra whitmaniana.
Si la gris sombría penumbra whitmaniana, ha de estar en el lienzo pictórico blanquinegro del yin y el yang de Laozi y Walt Whitman. Si la observada muestra descriptiva contradictoria caliginosa del yin y el yang lo dice todo, lo muestra todo y lo demuestra todo. Si una forma colorida blanquinegra dimensional contradictoria caliginosa borrosa como la del yin y el yang, lo implica todo. Si en la máxima grisura del yin y yang, ha de estar el equilibrio dinámico dialéctico difuso dialógico diplomático diabético de Maleo 2001. Si en la perogrullada primera vez de Perogrullo, el yin y el yang se hacen iguales en la máxima grisura del lienzo pictórico blanquinegro de Laozi y de Walt Whitman. Entonces sea dicho que el yin y el yang limitan en el límite límbico grembo fronterizo de Maleo 2001. Ergo vergo sea dicho que decir la perogrullada primera vez de Perogrullo, es tanto que no tonto decir que en el lienzo pictórico blanquinegro de entre el yin y el yang, ha de estar la gris sombría penumbra whitmaniana.