Mi artículo anterior lo terminé de manera críptica: suficiente razón para... mejor no lo digo. Sin embargo, he cambiado de opinión pues me enteré, por un lado, que Trump, según el Wall Street Journal, estaría dispuesto a revertir la prohibición a Chevron de seguir operando en Venezuela. Y por otro lado, el New York Time explicó que el gobierno de USA, bajo la "Ley de Enemigos Extranjeros", no necesita órdenes judiciales para allanar allí, en el imperio, los hogares de venezolanos.
Es decir, formamos parte de sus enemigos y como tal nos tratan y lo seguirán haciendo. Guantánamo o El Salvador, será el destino de cualquier venezolano que se les antoje, sin importar quién dirija a esos matones. Basta con recordar a Obama. Tampoco olvidemos la requisitoria emitida por ellos pidiendo las cabezas de Maduro, Diosdado y no sé cuántos más. Esos tipos, como los antiguos sheriffs de Texas, Arizona o Wyoming, cargan su revólver en las caderas y el "Wanted Dead or Alive" en sus alforjas.
Pues bien, lo que iba a decir en el artículo mencionado al principio de este escrito, era lo siguiente: cuando un gobierno nos declara enemigos y actúa como tal, nuestro gobierno debe actuar en consecuencia. No me refiero a discursos sino a hechos duros y concretos, por ejemplo: dejar de mantener, con ese gobierno gringo, cualquier tipo de relación diplomática, política, económica o cultural. Y en paralelo, sabiendo que los BRICS han ampliado los esfuerzos de cooperación hacia áreas más allá de lo económico, entre ellas, la seguridad nacional; solicitar a rusos y chinos -saltándonos al triste Lula- nuestra urgente incorporación a ese poderoso bloque.
Luego de escribir esto leí en "La iguana" el saludo del Fiscal Saab al inicio de cooperación penal internacional con El Salvador... La mayor parte de las veces el protagonismo es una enfermedad.
