La historia se repite, esta vez también es una farsa

Tenemos a un nuevo Hitler, menos dramático, menos teatral que el original, igual de manipulador pero cínico y astuto como el jefe de cualquier corporación exitosa , el "director necesario", en esta etapa crucial de la guerra de los mercados capitalistas. Trump negocia con naciones, con pueblos, migrantes, petróleo, tierras raras, con todo, hace política como un pirata fenicio y amenaza al mundo como Anibal, con sus elefantes y mercenarios.

El problema es quién lo detiene, ¿quién le pone el cascabel al gato?. El mundo capitalista no está para eso. El vencedor del Trump de la segunda guerra mundial fue el capitalismo, que engendró al Trump de la antesala de la tercera.

Este engendro del capitalismo es solo una gota de la infección del mundo moderno en el siglo XXI. El sentido pragmático del capitalismo se adueña de la diplomacia del imperio norteamericano, promete aniquilar todo un pueblo para construir un centro comercial, apropiarse de Groenlandia por las buenas o por las malas, de tierras, mares, de nuestro petróleo, sobre amenazas y con la autoridad que otorga la supremacía económica y militar, sin disimulos, sin subterfugios, sin cuentos sobre la libertad y la democracia, inclusive despreciando a sus propios "tanques pensantes", como la USAID, por indeficientes, para Trump son gastos innecesarios en burócratas oportunistas incapaces de producir resultados para gloria del imperio; mejor la fuerza. Su filosofía se resume en asegurar todo para ellos, restaurar la gloria pasada. Trump va por el control del "gran oligopolio total", como si fuera una herencia de casta, de su linaje; al final, todos esos locos terminan en el mismo punto de megalomanía.

En la región no hay quien lo detenga, nuestros presidentes más "progresistas" sólo alcanzan servir al capitalismo, y en consecuencia están a disposición de Trump y locos similares. Nadie puede decir o hacer algo nuevo, para contender a Netanyahu y el sionismo, las políticas perturbadoras de Trump o la guerra de Ucrania, o sobre Hamas y los Hutíes yemeníes. No toman partido por los pueblos y la gente, eso quedó en tercer plano. Regurgitan la misma mierda que consumen, no son capaces de ir más allá y enfrentar al monstruo en defensa de la humanidad. La solución todos la saben, cambiar el sistema, el modelo de desarrollo capitalista, demoler la lógica del capital, como lo dijo el Comandante.

El caso de Venezuela es insólito. Maduro y sus cinco fantásticos se siguen dando contra el muro del capitalismo con furia, ni siquiera se dan cuenta del gran peo en el que estamos metidos todos con el jueguito que tienen con Trump, que no los quiere ver, ¡que no nos quiere ver!, ¡a todos!, que solo le interesa un país vacío para llevarse el petróleo, agua, minerales y nuestros paisajes para hacer negocios. No hay manera que Maduro venza al jefe del capitalismo con capitalismo, Conindustria, por ejemplo, ya tiene sus ojos puestos en el negocio, aprovechando la regalía de maduro de su apertura petrolera.

El capitalismo, los capitalistas se acomodan al capitalismo, y afuera queda el resto de los mortales. Si Maduro sale por efecto de las presiones de Trump, todos sus aliados, incluyendo Alex Saad, se acomodarán al capitalismo que venga, ninguno de ellos se acordará de los presos en El Salvador ni de las infinitas maluquesas de Trump. Al resto solo nos quedará la pobreza y el desengaño.

Defender lo nuestro es defender la patria, pero para tener patria debe haber igualdad; ¡patria socialista o nada! Es insólito defender el petróleo como fuente de riqueza nacional cediendo ésta riqueza a los privados, o defender nuestro territorio y lo que hay en él, privatizando lo que es común a todos, ¡madurismo puro! Y todavía así, viendo lo que es capaz de hacer Trump en la guerra de los aranceles, maduro cree que Venezuela podrá ser una potencia económica CAPITALISTA. ¡Tenemos un gobierno de chalados! La Venezuela potencia de Chávez es, así está escrito, una Venezuela Potencia Moral, nada que ver con estos paisitos de la región llevados de las narices por el capitalismo, incapaces de hacer un verdadera revolución política, social y económica a favor de toda la sociedad, de los pueblos del mundo, abrevando a la corriente del capitalismo.

Lo malo es que si Maduro no se vá, lo van, y cuando eso suceda, si no estamos preparados políticamente, ¡claros políticamente!, se instalará con toda comodidad el fascismo de Trump en Venezuela, a través de sus cónsules, María Corina, López, etc. que sí son malvados de verdad. Lo mismo pasará en la región, sin una revolución socialista, nadie podrá frenar a Trump y el Trumpismo, sembrando cárceles como campos de concentración y Centros Comerciales en lo más sagrado de nuestro mundo.

El madurismo tiene que pensar bien lo que está haciendo, desde ya tiene que tomar partido, o vuelve a Chávez, lucha por el socialismo y defiende los intereses colectivos, o se entrega al capitalismo definitivamente para intentar salvar su propio pellejo.

VOLVAMOS A CHÁVEZ, EL SOCIALISMO ES EL ANTÍDOTO



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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