En un primer momento, Maduro reparte el gasto social a los empresarios. No los enfrenta sino que los llena de dólares para que no conspiren. El gasto social es Educación, salud, alimentación, trabajo digno. Intensifica la desigualdad haciendo imposible que aquel que menos tiene pueda estudiar y cuente con atención médica adecuada de forma gratuita (primaria, especializada, odontológica). Luego congela los sueldos para hacer atractivas las inversiones en el sector privado capitalista. Acaba con las prestaciones sociales y las contrataciones colectivas. Desmantela PDVSA, el motor necesario para mover la inversión social y la economía socialista. Convierte a los bancos privados en agentes cambiarios que acaban con el bolívar. La economía se dolariza de forma anárquica. Toda la producción pasa a manos privadas. La política de seguridad alimentaria ahora depende de los privados, finaliza la soberanía alimentaria y petrolera.
Los jóvenes migran buscando oportunidades. Primero, un país de pobres no es un negocio para la delincuencia, por eso los delincuentes migran hacia otros países con más dinero, no obstante el gobierno se jacta de haber reducido los índices delictivos (parece un chiste). Un país sin oportunidades para sus profesionales estimula la migración, en especial de médicos, enfermeras y maestros, los cuales deberían ser protegidos, por encima de todo y de todos, por el Estado, más si éste se dice socialista, pero para el madurismo es mejor comerse las lentejas que sembrar para el futuro, y el futuro es la gente… Y luego el resto de migrantes que se van de su país por razones fútiles, una extensa clase media que migra para "superarse" o lavarse de sus orígenes huyendo del olor de la pobreza, con el sueño de ser ricos y tal vez famosos.
Sin embargo, Maduro y el madurismo insisten en que esa migración la provocó el bloqueo y las sanciones de EEUU y Europa (y aquí volvemos al principio), lo cual los obligó a ENTREGARLES NUESTROS RECURSOS, AHORROS, PETRÓLEO, TIERRAS, PAISAJE, A LA EMPRESA PRIVADA… en nombre de la paz.
Detrás de todo este desastre está el chantaje de la paz. Una paz a costa del sacrificio del trabajador, de los ancianos, de las familias más necesitadas, de los enfermos, y del resto de la población que tiene que convivir dentro de la basura y la miseria humana todos los días. Los empresarios no se tocan, ni con el pétalo de un 0,3 por ciento de sus ganancias. Tampoco el sueldo de los ministros, concejales, diputados, asesores, clientes del gobierno, y una buena parte de la burocracia gubernamental. El sacrificio debe ser para los más pobres, sin derecho a protestar porque serán acusados de traición, de incitar al odio, sin derecho a juicio y a la defensa, ¡sin derechos y ya!
La pregunta es: ¿No existe otra manera de gobernar, que no sea des-gobernando el país? Vivimos en un país a la deriva, navegamos en un barco sin timón y sin timonel, llevado por la corriente del capitalismo a un abismo. Si algunos cercanos al gobierno se "venden" como socialistas ¿por qué no actúan como socialistas y luchan, critican, protestan por las "metidas de pata", como fue haber destruido a PDVSA, y pacificado al país al precio de entregar todo lo conquistado por Chávez?
Pero, ellos NO SON socialistas, ni son más capaces ni más inteligentes que aquellos que excluyeron y persiguieron luego de la muerte de Chávez. La osadía y la astucia de sus discursos demagógicos no los convierten en servidores sociales o gobernantes, solo alcanzan a sostenerse en el poder dejando que otros que se ocupen; empresarios parásitos y empresarios mercachifles, especuladores y oportunistas arribistas.
Podemos convocar a un equipo que restituya el proyecto socialista, las instituciones y la constitución, el sentido de independencia. Tenemos un plan, un programa de gobierno, y podemos actuar sobre metas concretas. Podemos convocar a los mejores y más comprometidos con la patria socialista, porque la patria de los ricos no es patria para todos.
CHÁVEZ
